Nuestro esplendor (#1)

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1.

Nuestro esplendor. 

Estaba en el parque con Jayden, ¿Qué hacíamos ahí? Nada, solo quisimos salir juntos, pero no sabíamos a donde ir, ni que hacer, así que estábamos, en un banquito que tenía el parque, mirando a las personas.

Estábamos en silencio, estaba concentrada en los sonidos a mi alrededor, hasta que Jayden rompió el silencio.

— ¿Nosotros somos así?

No sabia por que la pregunta, seguí su vista hasta que llegué a ver a una pareja que estaba en una especie de picnic, hablándose muy... ¿tierna? Era un poco estresante escuchar hablar así a las personas, era molesto.

Hice una mueca escuchando lo que decían.

— Qué asco, esas palabras tan... empalagosas.

— Da mucha cringe.

— Ah ¿sí? — se me ocurrió una idea al ver su cara de desagrado hacia la pareja

Me acerque más a él, poniendo cara, como el gato con botas, cuando quiere algo. Quería molestarlo un rato y se me dio la oportunidad.

— ¿No te guta, que te hablen achi, Jay, Jay? — intente hacer la mejor voz de niña pequeña

— ¿Qué haces?

— Hoy etas, muy dindo.

Me acerqué más a él, poniendo una mano, en su entrepierna sin querer, pero no le di importancia.

— ¿Por qué hablas así?

— Pol que quero compacer ¡a mi nodio! — hable como niña emocionada por tener un premio.

— Me puedes complacer haciendo otra cosa.

Y... su amiguito se puso duro ante mi tacto, me aleje y rodee los ojos.

— Arruinas que te moleste la vida.

— Lo siento, copito, pero en estos momentos quiero hacer otras cosas, en vez, de estar viendo a parejas hablándose muy cursimente. Quiero estar en una cama contigo y hablarte suciamente.

Me sonroje, por como lo dijo, a decir verdad, yo también quería hacerlo, así que me pare y camine, por el camino que dirigía a la casa de Jayden, él, me siguió muy feliz mente y caminando con mucha prisa. 

Apenas cerro la puerta de su casa, no me dio tiempo de hacer nada, me estampo contra la pared besándome desesperadamente.

Nos separamos un momento para respirar y nos miramos a los ojos, estaban oscuros, con deseo, su dureza chocaba contra mi vientre queriendo salir, sus besos empezaron a bajar, por mi mandíbula, cuello, hasta llegar al escote de mis pechos, dando un beso húmedo y caliente.

Me rodeó con sus brazos, yo rodeando mis piernas a su cadera y me subió hasta su habitación alzada.

— Tengo una idea — dijo con voz ronca.

Salimos por la ventana, estando en el techo que tenia el porche de su casa, era el patio trasero, así que estaba solitario, solo nos rodeaba las casas de los lados y la de al frente.

Empezó a quitarme la camiseta que tenía, hasta que mi torso solo quedo con el sostén.

— Nos pueden oír y van a ver— dije con un largo suspiro.

— Pues los invitamos.

Me dedico una sonrisa de malicia, se sentó poniéndome sobre sus piernas, quedando frente a su ventana, para que quedáramos mirando al espejo que tenia en su habitación.