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— Te amo, te amo — digo para mí misma mientras leo — ¿Por qué no existes? Ahhhh, voy a llorar de la emoción.

Estaba en mi habitación leyendo como siempre, amando al protagonista del libro, cuando minutos antes lo estaba insultando.

Quien diría que hace un año, conocí a Jayden. Me gustaba recordar esta fecha, aunque bueno, mi memoria era como la de Dori, pero ¡Oye! Sorprendentemente, me acorde.

Que tranquilo era estar, enamorándome de personas ficticias, mientras escuchaba música, pero lamentablemente, unos toques a mi ventana me quitaron la tranquilidad.

Primero pensé que era llovía, pero era un sonido más fuerte, así que me levante a ver de que trataba, mire que eran piedritas que las estaban tirando desde abajo, abrí la ventana y me quede sorprendida de quién se trataba.

— ¿Qué carajo...?

— Oh, Julieta, ¿Dónde estás que no te veo? — dice Jayden moviendo sus manos — No, espera, ¿eso lo decía Romeo o Julieta?

— Julieta, idiota.

— ¡Oye! No arruines mi momento de ser romántico.

— No te queda.

Rueda los ojos en forma de molestia y a penas noto que hay una escalera, cuando empieza a subir en ella.

— ¿Cómo carajos entraste con una escalera y nadie se dio cuanta?

— Oh, claro que si se dieron cuanta.

Ahogue un grito cuando puso mal el pie y casi se cae, escuche una maldición por su parte.

— Te vas a matar un día de estos haciendo tus locuras.

— Pues las locuras habrán valido la pena si son por ti.

Llego rápido a mi ventana y paso por el umbral de ella, entrado a mi habitación.

— ¿En serio subiste una escalera, hasta mi cuarto?

— No, copito, todo esto es un sueño. Donde sueñas, que tu novio, muy atractivo y sexy, vine a visitarte.

— Que modesto.

— Siempre. Mira lo que traje — me extiende una pequeña bolsa, la abro y me emociono por lo primero que veo.

— ¡Heladoooo! 

— Pareces una niña pequeña.

— Déjame en paz.

Me abalanzo hacia él, mis brazos rodando su cuello, plantándole un pequeño beso en los labios.

— Gracias, pero mis papas están y...

— No se darán cuenta, solo...solo quiero pasar tiempo contigo, en dos meses me voy y no se sabe si tus papás van a dejarte ir al instituto, en ese tiempo.

— Dos meses, te vas de gira, el tiempo se pasa volando.

— Se...

— ¿Vas a estar para el baile de graduación?

— No, copito, pero ¡Oye! Nos veremos después, no te preocupes.

Me dio un abrazo y beso mi cabeza, viendo que sus palabras me invadieron de tristeza.

— ¿Te vas a quedar? — dije en un susurro.

— ¿Ya no te importa tus papas? — pregunto divertido.

— Me vale mierda, solo quiero pasar tiempo contigo, antes de que te vallas.

— Bueno, pues, me quedo, ahora comamos helado.

— Ah, no, el helado es mío, tú te jodes.  

Me encantaba escuchar su risa y ver su hermosa sonrisa, que me hacía sentir mil cosas.

— Eso es injusto — me encojo de hombros — al menos agradéceme mejor.

Le doy un beso en la mejilla, a lo que el frunce sus labios y ceño.

Se sienta en mi cama acostándose en ella y como si fuera lo más normal del mundo, me le acuesto a su lado y lo rodeo con mis piernas, lo tomo desprevenido, pero al instante me rodea con su brazo atrayéndome a él.

Nos la pasamos viendo películas, mis papas en ningún momento vinieron, estaban muy ocupados en sus cosas como para venir, era mejor no saber que hacían.

Jayden de un momento a otro paro la película, se levantó alzándome con él, tenía mis piernas rodeando su cadera mientras me cargaba.

— ¿Qué haces?

— Mira — señaló a su derecha con la cabeza.

Mire a donde señalo y era mi ventana, que mostraba un hermoso atardecer, de color naranja, amarillo y rosa clarito.

— Wow...Q-Que hermoso.

Él sonrió viendo como yo admiraba el paisaje, alcance mi celular aun en brazos de Jayden, le tome una foto a la vista antes de que se fuera, rápidamente puse la cámara interior y bese a Jayden tomando la foto en ese momento, nuestros labios juntos y de fondo el hermoso atardecer.

No podía separarme de sus labios, nos besamos lentamente, con pequeños mordiscos y leves sonidos.

Nos separamos y nos vimos a los ojos, admirándonos uno al otro.

— Te amo, Eira Dulce — dice sonriendo.

— También te amo, Jayden del cacho.

Nuestro esplendor (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora