Capítulo 13. Campana.

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El lunes siguiente, Hermione se presentó en la oficina de Gregory Goyle en el Callejón Diagon a primera hora. Había quedado con Draco en ese lugar para su primera adquisición como pareja. Al final, a regañadientes, él había aceptado que fuera registrado a nombre de los dos. Le seguía pareciendo tan irreal la situación pero estampando su firma junto a la de Draco Malfoy en ese documento legal se había sentido tan tangible como ese apartamento que ahora le pertenecía.

Habían planeado ir a desayunar a Londres muggle luego de finalizar el papeleo. Sería la cuarta cita. No es que las estuviera contabilizando, sino que de repente había caído en cuenta de que en el lapso de diez días había cruzado con él más palabras que en los seis años que estuvieron en Hogwarts. Las vueltas de la vida... No, se corrigió. Los hilos del ministerio más bien.

Mientras hablaba, Hermione analizó lo que él había pedido para comer. Era el típico desayuno inglés: frijoles blancos, dos huevos fritos, salchichas, hongos a la mantequilla, tomate asado y té Earl Grey. En esto último coincidían; ambos lo tomaban con leche. Ella se concentró en sus tostadas, mantequilla, mermelada de naranja con trocitos de piel y queso tipo Edam.

—¿Cómo se lo están tomando tus amigos? —quiso saber solo por hacer conversación.

—Supongo que todos hemos caído en la resignación, aunque Blaise y la pelirroja de Hufflepuff, Bones, han salido en varias ocasiones y pareciera que se han complementado muy bien. Casualmente ella está también en la industria licorera, aunque recién empezando y el capital de Blaise le dará el impulso necesario para crecer; casi podría pensar que fue una estrategia del ministerio. No van a esperar hasta el final de los tres meses; están planeando casarse en dos semanas. Están congeniando muy bien y Blaise está encantado con ella; casi podría apostar que es el único acierto real que tuvo el sombrero. Me invitaron como padrino y estaba pensando que tal vez podríamos aprovechar e ir juntos. —Ella se quedó pensativa—. Puedes darme una respuesta después, no te preocupes. Theo y Lisa también irán.

Draco hizo una pequeña pausa para tomar un poco de té.

—Daphne dice que Finnigan no ha podido dejar Irlanda para reunirse con ella; solo se vieron el día de la selección, pero se han escrito dos veces. Parece que a Daphne le ha llamado la atención que él no se la pasa alabando su belleza. Por otro lado, Pansy piensa que casándose con Justin Finch-Fletchley se asegura que al menos sus hijos serán lindos, aunque la tiene preocupada que puedan terminar siendo sorteados en Hufflepuff y no en Slytherin. El mundo definitivamente está loco. Y bueno, ya viste que Greg tiene la esperanza de que Marietta sea encantadora a pesar de sus cicatrices faciales.

Hermione carraspeó recordando su papel en ese asunto. Marietta Edgecombe los había traicionado cuando habían formado el Ejército de Dumbledore (ED) y como consecuencia, una maldición se había activado, grabando con unas horribles pústulas la palabra SNEAK (delatora) en su rostro. Probablemente había sonreído porque Draco se había quedado callado de repente y sonreía de lado; por supuesto que él también lo recordaba aunque estaba de parte de la Brigada Inquisitorial.

—Actualmente es una bruja algo retraída y desconfiada, pero al parecer se llevarán bien.

—Creo que Harry aún la odia. Por más que intentara justificar su traición, nunca podrían perdonarla —sonrió.

—¿Y qué tal lo llevan los tuyos?

—Ron no entiende cómo es que lo emparejaron con una ex Ravenclaw, pero resulta que ama comprar bromas en Sortilegios Weasley y al parecer también es fanática de los Chudley Cannons. Alicia Spinet está trabajando con George desde hace pocos días y parece que ambos siempre se han llevado bien desde el colegio, lo que lo ha animado ya que después de lo de Fred, no levantaba cabeza. Percy y Katie Bell —casi murmuró ese nombre al recordar que Malfoy la había hechizado con el collar de ópalos— no se lo han tomado muy bien, al parecer son muy diferentes de carácter, aunque bueno, todos sabemos que Percy es alguien difícil... Luna y Terry Boot ya se conocían por estar en la misma casa, incluso solían practicar juntos cuando estaban en el ED. La madre de Terry era muggle y también murió cuando era niño así que ambos se apoyan en ese aspecto. No sé mucho de los demás; eso es lo que Ginny me ha contado. El pequeño Dennis fue emparejado con Astoria Greengrass, ¿cierto?

—Ah sí. Creevey y ella únicamente se han visto una vez y eso tiene a Astoria algo inquieta. Él estaba como tú, fuera del mundo mágico pues atiende a su madre. El padre murió el año pasado. Según sé, Daphne le ha dicho que debería ser ella quién se acerque; además, con el dinero que tienen los Greengrass pueden ofrecerle algo más estable. La señora al parecer nunca se repuso de la muerte de su hijo mayor y después la de su esposo... Quieren ayudarle con un tratamiento. Al parecer han pasado muchas dificultades económicas.

—Algo bueno salió de todo esto entonces —le dijo Hermione recordando a Colin con nostalgia.

Colin Creevey, el valiente niño que había acudido al llamado del ED y había muerto en la batalla final. Cuándo se percató del lugar donde estaba y que Draco le extendía un pañuelo, se dio cuenta que estaba llorando. Dudó en si tomarlo o no. Él, con rostro agraviado, iba a guardarlo cuando ella dejó el orgullo a un lado y lo tomó, limpio su cara y los ojos, hizo el amago de devolverlo, pero sintió que él probablemente no lo tomaría por estar contaminado por sus lágrimas.

—Lo siento, es complicado aún recordar ciertos eventos, amigos muy queridos que ya no están.

Aprovechando lo poco concurrido del lugar, el mago conjuró con rapidez un vaso y lo llenó con agua y se lo dio.

—Gracias —le dijo y tomó el agua a sorbitos.

A su memoria llegó la frase que ella misma le había dicho a Harry días atrás: Malfoy intentando ser simpático era complicado de aceptar. Pero a como ella lo veía, en ese momento él no estaba actuando; era sincero, un hombre con perfectos modales de caballero procurando ser útil en ese momento en que ella estaba vulnerable.

El sonido inconfundible de la campana del Big Ben a lo lejos, anunciando el cambio de hora la sacó de sus pensamientos. Verificó la hora y al percatarse que eran las once de la mañana y que había quedado con Ginny para ir a comprar cosas para el bebé se levantó sobresaltada. Draco se puso inmediatamente de pie para ayudarle con la silla e insistió en pagar lo de ella, a lo que ella respondió cordialmente alegando que la siguiente vez pagaría ella, se despidió diciéndole que esperaría su búho real para la siguiente cita y salió corriendo para el baño donde se aparecería.

Al llegar a la tienda, en donde ya la esperaba su amiga con Luna, un ligero aroma a sándalo llegó hasta sus fosas nasales. No se había percatado que aún llevaba en su mano el pañuelo de Draco. Se lo llevó a la nariz y el dulce olor se intensificó. Le había gustado, pero rápidamente desechó esa tontería, mandando el pedazo de tela hasta lo más profundo de su bolso. No pudiendo permitir que algo de ese mago pudiera gustarle, mucho menos su colonia, sus exquisitos modales o lo que fuera. Eso no le podía pasar a ella.

 Eso no le podía pasar a ella

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