+ SOMBRA +

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—Tú lo hiciste... —le susurro con los ojos abiertos más de lo normal—. Tú la mataste.

Aron me ve con las cejas fruncidas para después sonreír sádicamente.

—¡SUÉLTAME! —lo empujo, pero no logro hacer que él retroceda.

—Estás delirando, esquizofrénica.

Abro la boca, sorprendida por sus palabras.

—¿Cómo...? ¿Quién eres? —la desesperación vuelve a atacarme.

¡Quiero que me suelte!

¡Quiero gritar!

¡Quiero llorar!

¡Quiero que todo esto sea solo un mal sueño y ya!

—Soy tu pesadilla, Abi —susurra cerca de mi rostro.

Comienzo a hiperventilar y a alterarme más. Lo empujo del pecho para que me deje en paz, lloro y grito por ayuda, pero él no me suelta.

—¡Cálmate!

—¡SUÉLTAME! ¡AYUDA! ¡AYUDA!

Aron cubre mi boca con su mano, pero yo no dejo de defenderme; lo empujo, lo pateo, trato de morderlo y no me detengo hasta que siento que algo frío entra a mi cuello.

Mi cuerpo no me responde, caigo al suelo, pero sigo consciente. Observo que el psicólogo Roger me saca del cuello una jeringa. Él me ha anestesiado.

Cierro los ojos lentamente mientras observo como Aron eleva la comisura de sus labios.

—Maldito... —logro susurrar.

+++

Abro los ojos con dificultad, sintiendo un dolor agudo en la cabeza.

¿Qué pasó?

Estoy acostada sobre la camilla de la enfermería, nadie está en la habitación. Cuidadosamente, me levanto y me pongo los zapatos para salir de aquí.

Mientras camino confundida por el pasillo, los recuerdos llegan y ahora sé por qué estaba en la enfermería. El psicólogo me sedo. Seguramente vio que estaba siendo agresiva con Aron y decidió inyectarme.

Vuelvo al segundo piso y veo que la que era mi habitación, ahora se encuentra cerrada bajo candado.

—¿Qué haces aquí? Deberías de estar en la enfermería —la doctora Nancy dice a mis espaldas.

—¿Qué paso con Ximena?

Necesito saber qué fue lo que pasó con ella. Yo era lo único que Ximena tenía, su padre la abandonó cuando era tan solo una bebé, su madre murió cuando ella tenía tres años y sus abuelos la dejaron en este lugar cuando se enteraron de que su nieta tenía "gustos diferentes"

A Ximena, al igual que a mí, nunca nos visitaron.

Ximena no tenía a nadie, solo a mí...

—Por favor, dígame la verdad. ¿Dónde está mi amiga? —suplico.

—Será mejor que descanses Abi —la veo con fijeza a los ojos y eso la hace confesar— Los forenses se han llevado su cuerpo para examinarlo, al parecer lo que ocurrió con ella, no fue un suicidio.

—Lo sé —susurro y la doctora me ve con las cejas fruncidas—. Ella no pudo haberse suicidado.

Nancy asiente con la cabeza y me lleva a la que será mi nueva habitación. Esta es más pequeña que la anterior, tiene un gran ventanal que ocupa todo un muro completo.

CUANDO LAS LUCES SE APAGAN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora