+ NUEVOS ALIADOS +

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—¿Por qué quieren saber de mí? —les dije en el momento en el que salí de mi escondite.

Ellos se quedaron callados.

—¿No piensan hablar? ¿Qué cosa son ustedes dos?

—Va a empezar —Aron gira los ojos, fastidiado.

—Sí, y nunca voy a parar hasta saber qué es lo que quieren de mí y por qué hicieron todo esto. ¿Por qué mataron a Ximena? Ella era un alma pura, ¡Ella era inocente! —me contengo y me hago fuerte para no dejar que el dolor me domine.

—Nosotros no la matamos. Pero tú sí.

Niego con la cabeza al escuchar a Araceli.

—Solo quieren hacerme creer que estoy loca, pero no lo estoy. No tengo esquizofrenia y sé muy bien que ustedes dos quieren hacerme daño, pero no sé por qué...

Los dos se dan una mirada cómplice y se sonríen.

—No te hagas la santa Abigaíl —dice Aron acercándose a mí—. ¿Tan rápido olvidaste lo que le hiciste a Manuel Olvera?

Mi mandíbula se tensa y mis manos se cierran en puño.

—Ese día perdiste el control. ¿Qué te hace pensar que no lo has vuelto a perder y por eso asesinaste a Ximena? Tu mejor amiga.

Mi barbilla quiere comenzar a temblar; miedo, coraje... terror.

—¿Eres él? —pregunto sin pensarlo dos veces.

Él voltea a ver a Araceli y cuando regresa su vista a mí, me sonríe.

—¿Y qué si fuera así?

Mi pulso se acelera, mi respiración se descontrola y los recuerdos se reproducen en mi cabeza, una vez más...

«¡DÉJALA MALDITO!»

«Ayúdame»

«Estarás bien...»

—Tú... —susurro con tartamudeo y en defensa, me lanzo contra él.

Ataco a Aron haciendo que pierda el equilibrio y que los dos caigamos sobre el suelo. Rasguño su cara y golpeo su pecho, mientras él hace gestos y trata de esquivar mis golpes. Araceli me toma de la cintura y trata de separarme de su hermano, pero no tiene la fuerza suficiente para hacerlo.

—¡Basta Abigaíl! —grita Araceli.

Pero nada me detiene, hasta que Aron esquiva uno de mis puñetazos y me golpea el rostro haciendo que caiga hacia un lado. Ahí, él se pone sobre mí y me acorrala poniendo mis manos sobre mi cabeza. Me duele la nariz y siento que un líquido tibio sale de ella, ese maldito me ha sacado sangre.

—¡Estás loca! —me grita y al igual que yo, él está enojado y agitado.

La luz que ilumina el jardín comienza a parpadear.

—¡Tú eres un monstruo! Solo estás aquí para vengarte. Quieres matarme como yo lo hice contigo, quieres matar a mis amigos y...

Un grito me detiene. Todos nos quedamos en completo silencio y desviamos nuestras miradas hacia el edificio de los chicos, ahí observamos que todo el edificio se ha quedado en completa oscuridad, a excepción de una habitación cuyas luces parpadean descontroladamente.

La primera persona en salir corriendo hacia allá, es Araceli, después Aron quien se levanta y me ve con las cejas fruncidas, igual de desorientado que yo.

—Lo ves, yo no soy el monstruo —dice viéndome a los ojos y después, sale corriendo siguiendo a su hermana.

Yo me levanto e igual que ellos, corro hacia allá.

CUANDO LAS LUCES SE APAGAN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora