|Capitulo 43|

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Cuando todos se van los acompañamos a la salida, mamá y Rosita decidieron marcharse hoy mismo, yo me opuse pero ellas insistieron en que querían llegar por la mañana a New York, Ana se despidió de ellas amablemente y pude ver como sus ojos se volv...

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Cuando todos se van los acompañamos a la salida, mamá y Rosita decidieron marcharse hoy mismo, yo me opuse pero ellas insistieron en que querían llegar por la mañana a New York, Ana se despidió de ellas amablemente y pude ver como sus ojos se volvieron llorosos.

Todas las cosas de Ana se habían perdido con la explosión pero me contó que había comprado varias cosas hoy.

- Tenemos la casa solo para los dos- dice, inmediatamente a mi cabeza viaja una imagen de ella no precisamente con ese vestido.

Al parecer se da cuenta de que lo a dicho en doble sentido y en qué sentido lo tome yo.

- Iré a darme una ducha.

La dejo que entre a mi habitación y se meta al baño, decidimos que mi habitación sería en al que dormiríamos, hay dos más pero esas serán de invitados. entro en esta y veo la ropa tirada en el piso, el vestido, el sugetador y las bragas haciendo un camino hasta la puerta del baño que se encuentra no cerrada del todo. Por Dios,  ¿lo hizo a propósito?

Me quito los zapatos y el jersey porque de pronto siento que hace calor y la ropa de pronto me aprieta, llego hasta la puerta donde me desabotonó el pantalón dejándolo caer y quedando solo en un apretado bóxer. Abro la puerta para poder ver su cilueta a través de la puerta corrediza, el sonido del agua inunda mis oídos.

Me estoy volviendo loco.

Sin hacer ruido termino de abrir la puerta, cuando estoy dentro agarro el mango de la puerta corrediza y la abro lo suficiente para que ella se de cuenta de que estoy aquí.

- ¿Puedo entrar?- pregunto dándome cuenta de lo alterada que se encuentra mi voz.

Tarda unos segundo en responder.

- Si- dice por fin

Por Dios, está desnuda.

No, Zack, no ves que tiene puesto un tutu?

No es que no la haya visto antes pero no había tenido esta vista de su cuerpo, desnudo y mojado.

Cierro el grifo del agua y me adentro a la bañera, su cuerpo es como el de una guitarra, cintura pequeña, pechos pequeños, me mira con deseo al igual cómo yo la miro an ella.

Aparte de que está roja como un tomate y eso me encanta.

Camino dos pasos a ella tomándola de la cintura para pegarla a mi cuerpo, suelta un gemido al sentir mi dureza aunque aún está dentro de mi bóxer.

- ¿Tiraste la ropa en el suelo a propósito?- susurro en su oido, está asiente suspirando, sus pechos están pegados al mío, los puedo sentir- ¿Querías que me bañara contigo?- pregunto abriendo el grifo del agua.

- Si- murmura casi jadeando.

El agua nos empapa a los dos, siento como sus labios se entreabren y succionan mi lóbulo.

INMARCESIBLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora