Capítulo 4

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Taehyung

Se que me estoy comportando como un idiota pero no lo lamento, aparte de todas las cosas que me hizo a mi, también me molesta pensar wn las cosas que vi que ella y sus amigos hicieron a los demás. Fueron pocas las veces que ella participó directamente en algo, obviamente conmigo siempre fue personal, ni siquiera las chicas que la seguían a todos lados sabían de sus bromas hacia mi, y si lo hacían nunca se noto.

Con las otras personas, siempre eran sus amigos los que se burlaban o molestaban a alguien, pero ella jama hizo nada por detenerlos, incluso la vi reírse mientras ellos decían algo "gracioso". Creo que eso me molestaba un poco más que si ella los hubiera molestado.

Es lunes y juego empieza, pensé que esto sería una maldita zona de guerra, en donde las Princesas se revolcarse y se arrastrarian a los Príncipes cada que nos vieran pasar. Sorpresivamente no lo fue, se comportaron a la altura de la situación, no nos han abordado y hasta ahora han respetado las reglas. No han ido a nuestras habitaciones, ni nos han acorralado o forzado a mantener una conversación. Apenas son dos días y medio de su estancia aquí, pero si esto hubiera sido una apuestas, habría apostado que el primer día alguna sacaría su verdadero yo. Porque sería tonto creer que todas son decentes como aparentan, incluso nosotros no somos tan bien portados como aparentas en público.

El desayuno fue como querer arrancarme las uñas de los pies. No fue la comida, ni por las Princesas en general. Fue ella. Su sonrisa me hacía querer salir de ahí. ¿Cómo podía sonreír después de ser una cretina? Lo único que me hacía pensar era que no se arrepentia en absoluto. Comparado con mi arrepentimiento por la única cosa que he hecho cuando decidí llenar su silla de pintura. Al otro día cuando me reclamo pensé que era verdad, yo me había desquitado ese mismo momento, después me sentí mal por haberlo hecho, pero su simple presencia ya me molestaba, ver esas linda sonrisa como si ella fuera la persona más feliz e inocente del maldito mundo. Lo que le dije ayer fue verdad... Se arrepentirá de haber venido.

La tarde la pasé en mi habitación, tenia bastante trabajo y acababa de tomar una llamada sobre una demanda que no era complicada, pero no quería cometer ningún error porque necesitaba hundir a ese hijo de puta.

-El cabron quiere llegar a un acuerdo- dijo uno de mis asistentes.

Mi trabajo oficial es en el Palacio y obviamente una vez que me case y todo esto sea formal, tendré que dejar de hacer cosas como estas. Fuera de mis labores como Príncipe, ejerzo mi profesión de manera gratuita y solo para personas que se que son inocentes o que merecen justicia, personas necesitadas que no pueden costearse un buen abogado. No suelo presumir, pero soy bastante bueno en lo que hago, me he ganado un nombre entre los colegas y jueces. Ninguno de ellos sabia que soy un Príncipe, hasta que se dio a conocer nuestras caras. Así que estoy son mis últimos trabajos como abogado.

-¿Qué ofrecio?- rei sin ninguna gracias en mi tono.

Este era una caso contra un maestro que abuso psicológicamente de uno de sus alumnos, un niño de seis años. El imbecil aparte de molestarlo él, hacía que los demás niños se burlaran. El niño se deprimió tanto que le dijo a sus papás que ya no quería vivir. Ellos investigaron, llevaron al niño con una psicóloga y les contó todo lo que el maestro le hacía en clase. Ellos tomaron la sabía decisión de demandar aunque no tenían los medio suficientes para un abogado. Por suerte, tengo varios contactos que saben que especialmente estos son mis casos preferidos, me avisaron y me puse en contacto con la familia para hacerles saber que yo haría que el maestro pagara por todo.

-Ofreció declarar a cambio de que se le deje salir bajo fianza, alega que no hay pruebas ni testigos y que las condenas en estos casos no son tan grandes.- mi asistente se río -Prácticamente él piensa que nos está haciendo un favor- me rei
-No tiene ni idea. Dile que no acepto ningún trato y que si esta seguro que no tendrá una condena fuerte, no tiene nada que temer.
-Así lo haré señor. Otra cosa, tengo la información que me pidió.
-Enviamela por correo y avísame cuando den fecha del juicio.
-Si señor.- colgué y dejé en celular en mi escritorio, no podía creer que este imbecil creyera que yo iba a ceder. Sonrei.

El Diario Real: Princesa Estephany Donde viven las historias. Descúbrelo ahora