Capítulo 9

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Estephany

Se que todo lo que hice en el pasado, me llevó a tener los problemas que hoy tengo. Jamás me había arrepentido de algo, como de las decisiones que tomé aquella vez en quinto grado de primaria.

Después de salir de la primaria, supe que jamás volvería a ver a ninguno de mis compañeros, ni a los que me molestaban, ni a los que yo moleste. Podría empezar de cero y eso era increíble, porque a pesar de todo, odia ser como era. Lamentablemente se trataba de sobrevivir,  y después de haber echado pipí en la cabeza de Nelly, me convertí en la nueva líder de los mocosos de once años.

Durante las vacaciones de verano de ese año, mis padres me enviaron a un campamento de verano. Era en unas cabañas sobre unas montañas llenas de árboles. Las actividades eran divertidas; canchas de deporte, un gran lago y fogatas por las noches. Había clases de canto, de natación y algunos deportes. Necesitaba ser yo nuevamente y que mejor que un lugar en donde no me conocían.

La primer semana todo fue increíble, no había grupos de gente buena y mala, todos éramos amigos, nos empezábamos a conocer y nos encantaba convivir entre todos. La segunda semana todo seguía aparentemente igual, a excepción de que ya hania algunos grupos más definidos, no era grupos buenos o malos, simplemente gente con la que te agradaba pasar el tiempo. Entre esos grupos, estaban los chicos que solo querían jugar fútbol, se llevaban bien con todos pero su actividad favorita era esa. Gian era uno de ellos, tenía catorce años, dos años más grande que yo, y me gustaba. Mucho.

Gian no parecía ser indiferente a mi, me buscaba en las horas del almuerzo y en actividades grupales. Mis amigas Cyntia, Alba y Josselin, me hacían burla, pero buscaban la manera de siempre dejarnos solos. Era un romance de verano, éramos muy chicos y nuestros pensamientos no iban más allá de nuestro primer beso.

Una semana después se organizo una fiesta nocturna, consistía en hacer una fogata, los chicos que estudiaban canto harían una presentación y contáramos historias de miedo. Todo era perfecto, Gian había estado conmigo toda la noche, incluso cuando empezaron las historias de miedo. No es que yo fuera miedosa, pero esto había hecho que que se acercara un poco más a mi, colocó una mano sobre la mía y así se mantuvo durante casi una hora. Cuando lo volteaba a ver pensando en que los demás se darían cuenta, él simplemente me sonreía y apretaba un poco mi mano. No le interesaba que nos vieran.

La noche continuó y los maestro empezaban a enviarnos a nuestras habitaciones. Se había corrido la voz de que todos irían al bosque más tarde. Gian me dijo que me veía al final de las cabañas y acepte. Una vez que los cuidadores y maestros se habían dormido, salimos a buscar en donde era la fiesta. Mis amigas y yo llegamos al final de las cabañas y no vimos a Gian por ningún lado, escuchamos risas de entre los árboles y caminamos hacia allá. Encontramos a varios de nuestros compañeros y al rededor de una lampara, estaba sentados en el suelo y sonrieron al vernos. Nos dijeron que nos estaban esperando. Logre ver a Gian sentado y sonriéndome, tome asiento a su lado y una de las chicas empezó a girar una botella.

El juego era verdad o reto, habían girado cinco veces esa botella y el la sexta tocó un reto para Gian. "Tu y Estephany, deben perderse cinco minutos en el bosque, ustedes sabrán que hacer", todos rieron y aplaudieron. Gian me tomó de la mano y me guío hasta varios árboles más adentro. Recuerdo que íbamos platicando de nada en particular, me pregunto de donde era y si tenía alguna marca de nacimiento, me contó de una herida que se hizo una vez jugando fútbol. Le conté sobre una cicatriz que twnia en las costillas. Me la hice un día cuando jugaba en el parque, no vi una rama que estaba baja y cuando caí, me enterré un vidrio.

Gian me recargo en uno de los árboles y se acercó a mi, me dijo que le gustaba y me dio un beso. Era mi primer beso, fue torpe y extraño, pero era el primero. La mariposa en mi estómago no dejaban de revolotear, mi corazón latía muy rápido y sabía que mis mejillas estaba totalmente teñidas de rojo pues mi rostro se sentía muy caliente. No pasó nada más, solo un beso que duró casi diez segundos, volvimos a platicar y regresamos con los demás.

El Diario Real: Princesa Estephany Donde viven las historias. Descúbrelo ahora