Capítulo 2-Feliz año nuevo.

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Un nuevo año, una nueva vida, un nuevo comienzo. Cuántas veces nos hemos propuesto alguna meta el día primero de Enero? Bajar de peso, aprender a cocinar, un nuevo idioma, ganarme el perdón de un ser querido. Esa fue mi meta, mi deseo, pero sabía que no me sería fácil de lograr.

Tal y como Alison me propuso, invité a Leo a ir con nosotros en busca de un nuevo hogar para mi pero este se inventó una excusa para no hacerlo.

—Puedes solo decirme que no. Se cuando mientes, te rascas la barbilla— le dije antes de salir ese día con Andrew.

El pequeño y yo fuimos juntos a un montón de lugares, almorzamos en un restaurante frente a la costa y nos encontramos con el representante de una agencia de bienes raíces con quien fuimos a ver algunos departamentos.

—¿Tiene algo más al este?— pregunté. Buscaba estar lo más cerca posible de la casa de Leo y Alison, así podría estar con Andrew más seguido. Fuimos entonces hasta un edificio ya algo antiguo pero ubicado a veinte minutos del vecindario de Leo. Me mostró varios departamentos pero ninguno me gustaba.

—Qué hay de este?— pregunté al ver uno con la puerta abierta. Entré y me enamoré enseguida del lugar. Era amplio, de dos habitaciones, una pequeña terraza con vista al pequeño parque que estaba cruzando la calle.

—¿Es perfecto, no Drew?— le pregunté.

—Si! ¡Aquella puede ser mi habitación!— exclamó.

—¿Cuánto?— pregunté al vendedor.

—Es que no está en venta por eso no se lo había mostrado. Sólo para alquiler—

—Llamé al dueño y pregúntele cuánto quiere por él— dije.

—No está en venta, señorita...?— preguntó un joven alto quien entró al departamento. Extendió su mano para saludar.

—Jacobs, Samantha— le contesté estrechando su mano.

—Miller, Alden. Americana?— preguntó.

—Un poco de eso y un poco de otro poco. Y tú?—

—Canadiense. Pero igual con un poco de eso y un poco de otro poco— dijo y ambos sonreímos. Andrew se aclaró la garganta y se colocó frente a mi viendo a Alden.

—¿Y este jovencito es tu hermano?— preguntó Alden.

—Soy su hijo genio— contestó Drew.

—Andrew!— le llamé la atención.

—Sólo trataba de ser gracioso— dijo Alden.

—No lo eres— respondió Drew llendose a la terraza.

—Quédate lejos del barandal— le dije.

—Disculpa, está en esa fase— dije a Alden.

—Descuida, tengo uno de trece, se pondrá peor. Y el señor Jacobs?— preguntó y pensé en decir que había muerto porque esa era la verdad.

—Solo somos Drew y yo. Me interesa mucho el lugar. Ponle precio— dije.

—Una mujer decidida. Eso me agrada pero aun así no puedo vender. Es parte de una herencia y no puedo vender hasta dentro de cinco años— explicó.

—Que lastima, enserio me gustó mucho el lugar, no se parece a los demás departamentos. Se nota la remodelación— dije.

—Alquilalo. Podemos firmar el contrato y te puedes mudar cuando quieras—

Alquiler no era lo que tenía en mente pero no había un mejor lugar que aquel así que al atardecer de ese mismo dia Alden y yo firmamos los papeles de alquiler.

Marcada: Jacobs, Stewart, Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora