Capítulo 16- Ser normales.

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Aquélla mañana me sentía particularmente inquieta aunque no sabía realmente la razón.
Casi había pasado un mes desde lo sucedido con Leo, los primeros días ni nos dirigimos la palabra, luego se nos escapaban un par de sonrisas discretas y en esos días habíamos pasado a saludarnos. Todo eso era una prueba de que no importaba que, Leo y yo ya no éramos capaces de estar peleados el uno con él otros, no sin distancia de mares y países de por medio.

Aún así mantuve mi promesa a Klaus con quién estaba mejor que nunca en nuestra relación de pareja exceptuando ciertas cosas que me estaban comenzando a intrigar, como el hecho de que se saliera de casa para según él hablar con Yuri de cosas de trabajo y así no molestarnos a Andrew.

Con este último había creado un lazo muy cercano tanto que cada que pasaba unos días en casa Andrew y él estaban juntos todo el tiempo, eso me gustaba pero me daba celos porque a veces me sentía ignorada por los dos.

—¿Podemos ir a surfear el fin de semana mamá? Será divertido. Klaus dice que nunca ha surfeado— comentó el pequeño mientras lo llevamos de regreso a casa de Leo.

—Claro. Si tu papá no tiene planes contigo…— decía.

La puerta de entrada se abrió. Alison me miró de muy mala manera al igual que a Klaus. No había tenido la oportunidad de disculparme con ella por el fiasco de la gala, sin embargo supe que se recaudó mucho dinero y con eso arregló parte de sus problemas.

—Hey— saludé, Andrew corrió dentro casi llevándose a Alison por delante.

—Con cuidado Drew— dijo Klaus.

—Leo está en una reunión con sus amigos, eligiera quien será nuestro padrino de bodas— dijo Alison aunque nadie se lo había preguntado. No sabía qué tanto de lo que pasó Leo le había contado.

—Oh. No nos ha llegado la invitación aún…— dijo Klaus.

—Ni lo hará. Es más que obvio que no estamos invitados Klaus — dije.

—Es correcto. No debería invitarlos… pero seremos familia pronto y no es bueno albergar rencor— dijo cambiando su expresión a una más cálida.

Entró a la casa saliendo pocos segundos después. Nos extendió el sobre blanco con la invitación a su boda. "Alison y Leo" se plasmaba en color dorado y sentí tantos celos porque ella estaba a semanas de hacer lo que por tantos años soñé que era ser realmente la señora Stewart pero lo manejé de la manera que pude ya que no quería ser tan obvia ante Klaus principalmente.

—No faltaremos. Hasta luego. Vamos Sam — dijo Klaus.

Caminamos hasta el auto.

—Esa mujer es muy buena o muy estúpida — comentó Klaus.

—Estupida. Definitivamente estúpida — masculle.

De camino decidimos ir al centro comercial a distraernos un rato, ambos estábamos estresados por tanto trabajo. Manejar dos puñados de negocios a través de tres computadoras y un montón de video llamadas no era tarea sencilla y aunque la idea de relajación de Klaus era sexo hasta morir exhausto, acepto mi propuesta de ir al cine como dos humanos normales y comer una amburguesa de queso al terminar la función.
Mientras manejaba noté que Klaus le prestaba particular atención al espejo retrovisor. No le pregunté nada, solo hice lo mismo y enseguida lo noté.

—¿El rojo?— pregunté.

—Y un azul— respondió refiriéndose a dos autos que nos venían franqueado desde algunas calles atrás.

— Puede ser solo coincidencia. Es domingo, muchos van al centro comercial— dije, Klaus inclinó la cabeza a un lado, gesto que realizaba cuando estaba dudoso de algo.

Marcada: Jacobs, Stewart, Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora