Capítulo 5- Mi monstruo.

229 26 5
                                    


Quería creer que estaba soñando, imaginando una vez más como tantas otras veces que él estaba cerca de mi.

—No es real. Ya lo he vivido antes. ¡Diablos! en serio los estoy enloqueciendo— me decía.

Avance firme hasta posicionarse frente al auto apuntando con mi arma al parabrisas. Él se percató de mi presencia. Alzó lentamente la vista al tiempo que la luz que le iluminaba el rostro tenuemente, se pagaba dejando ver solo el brillo oscuro de sus extraños ojos que me traspasaron el alma como el filo de mil espadas, pero apesar de eso, aún tenía duda de que en verdad fuese él.

—¡Sal del auto!— le grité pero él no se movió.

—¿No me escuchas?! Sal ya!— grité compitiendo con el ruido que producía el temporal que se plantó esa noche.

Entonces con muy poca paciencia dispare una bala la cual traspasó el vidrio y se incrustó en el asiento del conductor. No noté que moviese ni un músculo.

—¡La siguiente va directo a tu cabeza Schmidt!—grité.

Klaus abrió entonces la puerta del auto y salió. El agua lo empapó mientras nos mirábamos a los ojos y la tormenta se ponía aún más violenta, un rayo cayó en medio del parque cercano a nosotros pero ninguno se movió un centímetro, ni parpadeó un instante. Bajé entonces mi arma y comencé a caminar de regreso a mi edificio. No miré atrás porque sabía que él me seguía. Pedí el ascensor y ambos entramos. Justo cuando se iba a cerrar, un par de chicos que sabía vivían en mi piso pararon el cierre de la puerta.

—Si y yo le dije...—

Se quedaron estáticos viendo me.

—Madre de Dios— dijo el que se notaba era el más joven de los dos, no creo que tuviesen más de dieciséis años.

—¿Se les perdió algo jóvenes?— pregunté.

—Ahh... Bueno....—balbuceó el mayor.

La bata que llevaba puesta se había transparentado con el agua dejando expuestos mis cenos a través de la tela, eso además de que no me molesté en ocultar el arma que cargaba en la mano.

—Tomen el siguiente—dije en tono molesto.

—O..ooo...okey—dijeron y desbloqueando la puerta, Klaus y yo subimos en silencio hasta mi departamento.

Abrí la puerta de entrada , Klaus ingresó detrás mío, cerrando la y quedándose de pie allí. Coloqué el arma sobre una mesa en la sala. Di la vuelta y él aún estaba allí sin decir una palabra. Me acerqué y le abofetee con fuerza el rostro. Él no se quejó así que lo hice de nuevo aún más fuerte.

—Sam...- —dijo finalmente con su profunda voz.

—Cállate!—le grité explotando en un frenesí violento contra su cuerpo. Le pegué en el rostro, los brazos, el pecho. Klaus entonces me tomó por ambas muñecas con fuerza para detenerme. Pero logré zafarme y me alejé de él dejándome caer frustrada en el suelo de la sala.

—Hijo de puta!— le grité con todas mis fuerzas, quería llorar pero ya no me quedaban lágrimas con su nombre.

Se arrodilló frente a mi;

—No debí hacer lo que hice...— dijo. Le di otra bofetada.

—¡Me alejaste de mi hijo por tu maldito egoísmo Klaus!—le grité. Él se quedó nuevamente en silencio.

—No dirás nada más? Eh? ¡Maldito infeliz!—pregunté.

—No tengo cómo justificarme Samantha...—

—¡Cínico de mierda! Hijo de puta!—le grité volviendo a agredir le.

Esta vez mi cuerpo no soportó tenerlo tan cerca, le tomé con violencia el pelo de su nuca y estampe de golpe mis labios sobre los suyos. Sentado en el suelo me acomode sobre su regazo mientras sus brazos me contenían fuertes contra su cuerpo. Su boca dulce, embriagadora, su lengua hábil... Intentó con desespero quitarme la bata pero al estar mojada la tela se pegaba de mi piel por lo que terminó colocando mi cuerpo sobre el piso y con ambas manos abrió la tela hasta destruirla cortando un poco la palma de su mano en el proceso pero esto no lo detuvo y de la misma forma me rompió la ropa interior como si fuera tan sencillo. Besó y lamió mi cuello lamiendo juguetonamente la piel.

Marcada: Jacobs, Stewart, Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora