¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de que la Nohara le entregara el ramo de rosas a Kushina, y de que nos quedáramos un rato a platicar con ella, Rin y yo nos despedimos de la pelirroja y salimos de su casa.
Por alguna extraña razón estaba cansado, y tenía pensado regresarme a mí casa, pero mi compañera me propuso ir al parque para pasar el rato, y como no tenía nada mejor que hacer aparte de dormir, acepté.
Íbamos conversando tranquilamente, sacando temas de conversación de cualquier cosa que se nos viniese a la mente. Algo que me sorprendía. Yo no solo tener ese tipo de relación con con la castaña. Pero debí admite, que realimenten me gustaba. Me gustaba pasar tiempo con ella de forma tranquila.
Pero no todo dura para siempre. De pronto, nuestra agradable tranquilidad se vió interrumpida por unos fuertes gritos que se podían oír a lo lejos. Mi compañera y yo nos miramos con confusión. ¿Y ahora qué estaba pasando?
A medida que avanzábamos hacia el parque, los gritos se podían escuchar con más claridad, y una vez llegamos a dicho lugar, pudimos comprobar que efectivamente venían de ahí.
Y quién los provocaba era nada más y nada menos que nuestro querido compañero. Quién yacía tirado en el suelo, con un perro bastante grande encima mordisqueándole la manga de su chaqueta.
El azabache movía su brazo rápidamente de un lado al otro, sin parar de gritarle al animal que le soltara, y obviamente este hacía caso omiso. Pero al pelinegro esto no le importaba, es más, ni siquiera notaba que esas sacudidas que él hacía con su brazo, al perro parecían gustarle. Y con menos razones le soltaría.
Al ver tal escena, Rin, sumamente preocupada, salió corriendo hacia el Uchiha para intentar ayudarle. Pero era inútil, el perro parecía haberse pegado a él, pues no mostraba intenciones de querer soltarle. Sin importar cuanto lo intentará, la castaña no lograba quitárselo de encima.
Apreté mis labios bajo mi máscara. Esa escena era increíblemente divertida. Un por un momento pude ver a mis ex's alumnos. Sin dudas esos podrían ser Naruto y Sakura, tranquilamente.
Se veía como algo que a ellos les pasaría. No tenía pruebas, pero tampoco dudas.
— ¡SHION!
Escuché a alguien gritar tras de mí. Al voltearme pude ver a un chico más o menos de nuestra edad, que se acercaba al lugar corriendo, y en su rostro tenía un gesto de evidente preocupación.
El muchacho me pasó de largo, ignorando mí presencia y se dirigió hacia dónde se encontraban mis compañeros.
De seguro era el dueño del perro.
— ¡Shion! ¡Suéltalo ahora! — le exigió el chico a su mascota.
— ¿Le has enseñado a comer carne humana o qué?— preguntó el Uchiha, sacudiéndose cual gusano en el césped.