La cueva estaba completamente a obscuras. Prácticamente nada se podía ver allí adentro.
Caminaron durante unos minutos que al Hatake le parecieron horas. Ese lugar era realmente inmenso y lleno de recovecos, parecía un maldito laberinto sin salida.
Con cada paso que daban, el peli-plata se ponía más nervioso. Quería encontrar al Uchiha rápido y poder salir de ahí. Solo rogaba internamente que estuviera vivo.
Después de avanzar demasiado en la obscuridad, llegaron a lo que parecía ser una habitación al final de la cueva.
El cuarto estaba cerrado por una enorme puerta con candado. El peli-rosa se alejó un momento del Hatake, dejándole solo con el pelirrojo. Pues según él, sabía dónde estaba la llave.
Kakashi estaba nervioso. No solo porque no sabía en qué estado estaba su pareja, sino porque aún no podía confiar del todo en el Tanaka aunque quisiera.
El menor regresó deprisa con una llave en la mano.
— Él siempre tiene una copia — dijo, refiriéndose Deimos.
Colocó la llave en la cerradura y la hizo girar. Despacio y con cuidado empujó la puerta, abriéndola de una forma verdaderamente lenta.
La habitación estaba prácticamente a obscuras, siendo solo iluminada por la poca luz de luna que se colaba por la ventana.
El Hatake miró hacia los lados, buscando al Uchiha. Finalmente dirigió su vista hacia el frente, entrecerrando los ojos para ver mejor.
En el fondo de la habitación logró distinguir lo que parecía ser la silueta de una persona sentada.
— ¿Obito...? — preguntó en tono bajo. Mas él contorno no se movió — ¿Obito...? — volvió a llamarle ahora un poco más alto. Y esa vez pudo verle moverse levemente, cabeceando, como si estuviera despertando.
— ¿Kakashi? — susurró, y el peli-plata pudo distinguir la voz cansada de su novio.
Sin pensarlo mucho corrió hacia él. Se cuclillo delante del joven, y le tomó del rostro, levantándoselo. Pero no podía verle.
— ¡Obito! — exclamó angustiado — ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?
— Sí, Kakashi, estoy bien...
— Vo-voy... ¡Voy a sacarte de aquí! ¿Sí? Espera un momento — habló, caminando hasta la espalda del peli-negro para poder quitarle las cadenas de las manos — Mierda...
— ¿Qué pasa? — preguntó Sasori.
— Más candados — respondió.
— Y esto está muy obscuro — susurró el Tanaka, intentando ver a su al rededor — Déjeme revisar si hay alguna llave.
El menor se alejó, mientras el peli-plata y el pelirrojo se quedaron a un lado del azabache, esperando a que el chico regresara.
— Está tardando mucho — murmuró luego de unos cinco minutos — Cuida a Obito. Yo iré a ver que está haciendo.
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𝙱𝚒𝚛𝚝𝚑𝚍𝚊𝚢 𝚆𝚒𝚜𝚑. •𝙾𝚋𝚒𝙺𝚊𝚔𝚊•
Random𝙳𝚒𝚌𝚎𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚒 𝚙𝚒𝚍𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚍𝚎𝚜𝚎𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚝ú 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚎 𝚜𝚎 𝚌𝚞𝚖𝚙𝚕𝚎. 𝚈 𝚎𝚜𝚘 𝚏𝚞𝚎 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 é𝚕 𝚑𝚒𝚣𝚘. ¿𝚀𝚞𝚎 𝚝𝚊𝚕 𝚜𝚒 𝚎𝚜𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚎𝚘 𝚕𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚖𝚒𝚝𝚒𝚎𝚌𝚎 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚛 𝚞𝚗𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚖...