Attracted Magnents [+18] [Tonway]

Capitulo 9

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「𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 / 𝙏𝙤𝙣𝙞 𝙂𝙖𝙢𝙗𝙞𝙣𝙤」

El simple hecho de quedarse allí tirado en la cama junto a las sabanas cubriendo parte de su cuerpo le hacía quebrarse cada vez mas, sumergiéndose en un vacío de sentimientos inexplicable, un mar lleno de tiburones.
Llevaba viendo aquel techo blanco desde hace más de 1 hora, sintiéndose pesado, sintiéndose estúpido. El sudor bajaba por su frente, a veces llegando a sus mejillas, tenía calor, mucho calor, junto a los mareos constantes gracias a lo enfermo que se encontraba.

Tosió, escupiendo lo que claramente era tos acumulada en su garganta adolorida, sentándose mientras abrazaba una botella de agua helada, viéndose atentamente en el espejo del armario.

Sonrió soltando una pequeña carcajada áspera antes de que todas sus buenas emociones se fuesen por completo gracias a aquel sujeto que seguía atormentando sus pensamientos.

Aquella cruz de plata se hacía resaltar en su cuello, aun no estaba seguro de si debía de haberla aceptado, pues después de todo, esa cruz no iba dirigida a el, si no a Gustabo..
Pero no podía hacer nada, el trajeado se había mostrado demasiado esperanzado y no quería arruinarle lo que pensó que sería el mejor momento para él. Ahora no sabía nada del contrario, ni siquiera le llegó ningún mensaje de nadie que no sean gente random de twitter comentando mierda.

*¿El niño pensó que se iban a preocupar por él..? *
Negó con la cabeza, estaba más que claro que nadie quería preocuparse por él, nadie quería tener una carga más en su vida.

Nadie excepto Conway..

Un latido de dolor le aturdido mientras su teléfono comenzaba a sonar insistentemente con mensajes, se apretó la cabeza con ambas manos, sintiendo lo que parecía ser el infierno.

*Das puta pena TONI.. *
La sangre comenzo manchar sus manos, si eso era un sueño quería que todo terminase de una vez.

Todo se volvía nublado hasta el punto de  no llegar a ver nada más que negro mientras sonidos completamente indescifrables sonaban en lejanía. Quería que todo terminase de una vez, vivo o muerto, en la cárcel o en el manicomio, solo quería que aquellas voces se callasen, desaparecieran o simplemente pudiese ponerlas en mute.

— ¡B-Basta porfavor! ¡Basta!.. ¡Para! — Gritó, no lo podía soportar más, esto se estaba yendo de control y no podía soportarlo.

Se levantó como pudo, entre visiones borrosas, sintiendo el liquido bajar por sus dedos, resbalar por su cuerpo. Sus pasos pesados resonaban en la habitación mientras chocaba con cualquier pared para poder apoyarse, sintió que el cuarto de baño cada vez estaba más lejos, mareandolo cada vez mas. El suelo se movía hacia delante, haciéndolo caer entre la sangre que estaba en este, un dolor en su pecho comenzó a aparecer, creciendo cada vez más con el paso de los segundos.

*JAJAJAJAJAJA ¡LEVANTATE TONI! VAMOS, YO TE AYUDO..*
¿Q-Que?.. Sus piernas comenzaron a moverse por sí solas; viendo esto con horror, no podía controlar sus propias piernas que gracias a ellas llegó al baño, estaba en peligro y lo sabía.

— ¡D-DEJAME! ¡BAST-..hmamh! — Su propia mano tapó su boca para que no gritase, las lágrimas comenzaron a salir mientras veía su reflejo en el espejo ¿Quien era ese? ..

No era Gustabo, tampoco era él mismo. La cara de ese sujeto comenzó a deformarse hasta que de pronto sintió un golpe en su nuca, haciendo que choque su frente contra la encimera del lavabo, dejándolo inconsciente en el suelo.

.

El sonido constante de su teléfono logró despertarlo ¿Que hora era?..
Su cabeza daba vueltas, logró sentarse en el suelo mientras con rapidez miro sus manos, no había sangre.

El silencio era lo que rondaba en aquel cuarto de hotel, todo estaba tranquilo, demasiado tranquilo..

Puso su mano en la encimera del lavabo, quitandola con algo de extrañez al sentir algo mojado, se levantó tambaleándose para luego mirarse al espejo, tenía una pequeña herida abierta en la frente de la cual salía un fino camino de sangre el cual comenzó a bajar hasta su nariz.

— Mierda.. — Maldijo, abriendo el grifo y dejando salir la fría agua, tomó algo de papel higiénico y lo mojó en el agua para luego limpiar aquella herida la cual comenzaba a escozerle.

Frustrado, cerró el grifo y camino hacia la mesita de noche, manteniendo aquel papel mojado sobre su frente. Tomó su teléfono mientras un pequeño mareo lo aturdia, con lentitud se sentó en la cama, viendo los respectivos mensajes.

18 mensajes.

41 llamadas pérdidas.

¿Quien coño era? Había que ser un completo psicopata para mandar tantos mensajes y tantas llamadas.

Desbloqueo su teléfono, los mensajes eran de un número desconocido el cual a primera vista no supo reconocer, tenía demasiados problemas como para pensar en: de quien era aquel número.

Otra vez su teléfono volvió a sonar, esta vez respondió a aquella llamada, quedándose completamente en silencio hasta que sus ojos se abrieron de par en par, sin creer lo que estaba pasando.

˙— ‹Jodier› a buenas ‹horras› contestas. Estábamos preocupados por ti — ...˙

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