Attracted Magnents [+18] [Tonway]

Capítulo 30

—————— ➴( 🌹 )➶ ——————

「𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 - 𝙏𝙤𝙣𝙞 𝙂𝙖𝙢𝙗𝙞𝙣𝙤」

No sabía cuanto tiempo había pasado encerrado en esas 4 paredes como si fuese un preso, tal vez días, meses.. Los minutos eran horas y las horas eran días, no podía apartar mi mirada del frío suelo y a veces de mi propio cuerpo. Mi tan dañado cuerpo.

Ígor, Hai y José, ellos venían a hablarme, a que yo cobrase consciencia contandome anécdotas y preguntándome cosas, pero era inútil, yo me negaba a emitir un sonido y aún que quisiese, no podía.

Ahora, sabía que eran casi las 6 a.m
No había dormido nada en toda la noche, tampoco podía. Tenía entre mis manos un tazón con sopa, sopa que me habían dejado el día anterior con tal de que comiese algo.
Suspiré silenciosamente, metiendo la cuchara en el bol y por fin: probando una cucharada de aquella sopa que lamentablemente ya estaba fría, pero era mejor eso que nada.

No paraba de pensar ¿Me estaré muriendo? ¿Habré pasado el límite de mi cuerpo sin yo quererlo?
Mi subconsciente repetía una y otra vez las mismas imágenes, privandome de a simplemente cobrar consciencia ante la realidad, obligándome a quedarme parado sin hacer absolutamente nada durante horas.

Jack, Jack Conway

Él era la causa de esto, él era mi mayor prioridad y eso me daba escalofríos, sentía que estaba traicionando a los que una vez fueron mis amigos y sobre todo: sentía que estaba traicionando a mi familia, a mi mamma y a Carlo.

— Vaya, no pensé que usted estaría despierto a estas horas ¿Como se siente? — Ni siquiera me di cuenta de que una enfermera había entrado a mi habitación, tampoco me importaba.
Sentía su mirada pero no podía hacer nada, no podía despegar mi mirada del suelo, no podía contestarle.

Volví a meter la cuchara en el bol y con mi temblorosa mano tomé algo de sopa y la llevé de nuevo hacia mi boca, ingiriendo esa fría comida por segunda vez en el día.

— Veo que puede comer por sí solo, eso es un gran avance.. Pero no creo que usted me esté escuchando — Su voz me pasaba de un oído a otro tantas veces que ya sus palabras perdían el significado para mí. Podía escuchar pero no podía estar presente directamente.

Ahogué una arcada, las ganas de vomitar de hicieron presentes al oler extrañamente algo podrido, como si de un cuerpo humano se tratase.
Un sabor metálico inundó mi boca, pensé que había sido por que todo lo que había comido había vuelto a mi boca, pero no había sido así.

Es ahí cuando me di cuenta de que nadie había entrado a mi habitación y de que todo había sido creado por mi mente para sacarme del trance en el que me encontraba. Dejé muy lentamente el bol junto con la cuchara en una de las mesitas de plástico que había cerca de mi camilla y me levanté de esta, sintiendo mis pies desnudos temblar ante el frío del suelo y mi propio peso.