Attracted Magnents [+18] [Tonway]

Capítulo 28

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「𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 - 𝙁𝙧𝙚𝙙𝙙𝙮 𝙏𝙧𝙪𝙘𝙖𝙯𝙤」

El viento soplaba con suavidad, mientras el mar se movía y mojaba lo que yo creía, o más bien: quien yo creía que era.

Había estado en Brasil con lo familia, y gracias a Michelle y unos cuantos secretos más que Jack todavía no podía saber, tomé el vuelo más rápido y llegue hace 7 horas a esta ciudad que a simple vista parecía menos complicada que Los Santos.

— ¡Mierda! ¡Conway! — Corrí lo más rápido que pude, cayendo de lleno a la arena gracias a mis botas ahora un poco pesadas. Él estaba ahí, tirado, podía jurar que la mitad de su cara estaba quemada y así fue, vi su carne viva llena de arena — Vamos, despierta un poco aún que sea, tengo el coche a unos pocos minutos, sé que puedes neno — Le dije, no parecía estar completamente despierto, por suerte: si respiraba.

Le di la vuelta para que quedase boca arriba, observando como su cara no era la única que se había quemado.
Por los daños, podía deducir que había recibido una explosión, pero él no era idiota, no se acercaría tanto a una bomba o a un C4..

Sus ojos rojos me mostraban la tristeza que llevaba encima, se notaba que había llorado y eso me sorprendía, no muchas veces había visto llorar a Jack.

— Vamos, tenemos que irnos de aquí ¿entiendes? — Su cuerpo pesaba menos de lo que creía, lo tomé en brazos, casi cargandolo por completo y comencé a caminar lentamente hacia mi vehículo.

Sus manos cayeron a los lados de mis hombros mientras yo trataba de no tocar ninguna parte de su piel que estuviese abierta. Su ropa estaba más que desgastada y rota, me daba pena, mucha pena la situación en la que Conway había terminado ¿No se supone que estaba con su hijo? ...

— Tranquilo neno, saldrás de esta, encontraremos al hijo de puta que te haya hecho esto — Dije sintiendo como mi hombro izquierdo se mojaba levemente, él aún después de todo podía llorar.

Vi de reojo cómo sus lágrimas caían, probablemente ardiendo su piel abierta como si fuera fuego. Mantenía su ojo izquierdo cerrado mientras este sangraba al igual que la mayoría de su cuerpo.

Tan sólo quería llegar a mi coche lo más pronto posible.

— Ya estamos neno, voy a ponerte en el copiloto — Le dije aún sin saber si me podía escuchar o no, abrí la puerta del copiloto y seguidamente y con mucho cuidado lo coloqué en el asiento sin ponerle el cinturón.

— F-Fred-ddy.. -.. — Susurro mi nombre con dificultad, arrastrando las palabras con su áspera y entrecortada voz mientras trataba de cobrar consciencia.

Cerré la puerta y corriendo hacia el otro lado: me metí y me puse el cinturón, pude notar como su mirada perdida trataba de visualizar y hacerse a una idea de en donde estabamos, así que solo pude arrancar el motor e irme lo más rápido posible de esta playa.

— F-Fre-eddy.. N-No ve-eo.. — Su mano derecha agarraró la manija de la puerta con debilidad mientras sus ojos se abrían y se entrecerraban para tratar de ver con claridad.

— No te preocupes, en unos minutos llegaremos al hospital — Su mente parecía cada vez más obsoleta de la realidad. Soltó la manija de golpe mientras su peso cayó por completo en el asiento — ¡C-Conway despierta! Ya casi llegamos.. ¡Háblame, no pares de hablar! ¡Jack! — Moví su pierna izquierda con algo de rudeza para que se despertara, no quería hacerle más daño, pero estaba a punto de perderlo y para más que desmayarse: no quería arriesgarme.

— A-Ard-de... Ard-de m-ucho.. — Se quejó. Oh mierda, su ojo izquierdo estaba completamente inyectado en sangre. Me lamenté por haberle hecho más daño — L-Lo sien-nto.. — Se comenzó a disculpar mientras yo giraba el volante y le pitaba a todos los vehículos que se encontraban por delante de mi.

— Conway escuchame bien, no vas a palmarla ¿entendido? Sigue conmigo, tienes que seguir conmigo, neno — Mentiría si dijera que no me daba asco ver su piel abierta y quemada, su ojo inyectado en sangre y la tierra y la arena adornar cualquier herida que probablemente ya estuviese infectada.
No sé cómo rayos seguía vivo en las condiciones en las que se encontraba, siempre él se lleva la peor parte y parecía que él nunca podría llegar a ser feliz, ni siquiera con su hijo.

— Y-Yo-.. . Ex-xplos-on.. G-Gust-abo.. — Volví a girar el volante, esta vez con más prisa que antes, su voz taladraba mi mente y me hacía pensar que faltaban tan sólo unos minutos para perderlo por completo — !A-Ah-ha..¡ ¡A-Ard-de! — Pude ver el hospital con mis propios ojos a tan sólo unos metros, pise el acelerador como un completo hijo de puta y me metí al parking de urgencias.

Bajo todas las extrañas miradas: tanto de civiles como de doctores y enfermeros, bajé del coche con prisa, sin importar si dejaba las puertas abiertas y me dirigí hacia el copiloto, sacando a Conway del coche y sujetandolo entre mis brazos mientras mis piernas corrían sin cansancio alguno.

— ¡U-Un médico! ¡Un médico, JODER! —Grité con todas mis fuerzas mientras sentía su sangre caer por mis manos, mi ropa estaba manchada, él estaba a punto de desmayarse y a la vez que entraba por aquella puerta de cristal: por fin varios doctores llegaron con una camilla y aparatos para poder llevarse al pelinegro.

Puse a Conway en la camilla mientras los doctores se lo llevaban con rapidez y le ponían una mascarilla de oxígeno..
Esto no podía ir peor.

Sintiendo la adrenalina correr por mis venas: miré mis manos llenas de sangre, su sangre..

— Vale señor, señor escucheme, vamos a ir a box 3 ¿sabe lo que le ha pasado a ese hombre? — Una enfermera se acercó hacia mi y comenzó a guiarme hacia una sala para comprobar si yo estaba bien..
Pues mentalmente no.

— Sufrió una explosión.. — Dije cortante, ella limpió mis manos o al menos todo lo que pudo: para luego mirarme y sonreír, logrando calmarme un poco.

— Tranquilicese, su amigo estará bien — Eso espero. Tomó desinfectante y una tirita y limpio un corte en mi dedo pulgar que ni yo sabía que tenía, tal vez me lo había hecho al cargar a Jack o algo así.

La presión en mi pecho fue aumentando al pensar que Conway iba a morir, tenía tantas probabilidades de hacerlo y sobre todo: él quería morir, desde siempre él quiso palmarla.

Pero no podía, tenía que seguir viviendo aún que fuese injusto para él, Michelle me lo había dicho, mi jefe de la CIA también me lo había dicho, estaba completamente entre espada y pared.

Jack valía mucho, no sólo como superintendente sino también como blanco para el Gobierno, siempre había sido así y los dos lo sabíamos.

— Le noto muy preocupado ¿Qué es lo que le altera tanto? Su amigo va a estar bien, déjelo en manos del quirófano y de los doctores — ...

Si Conway la palma, mi esposa y mi hijo estarán muertos.

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