No importaban sus raíces.
Ambos eran 𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬, se complementaban y unían bajo fachadas y personalidades que la vida les había obligado a tener.
Toni quería un padre, o tal vez alguien que lo ame y se preocupe por él.
Jack quería ser feliz...
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「𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 - 𝙁𝙧𝙚𝙙𝙙𝙮 𝙏𝙧𝙪𝙘𝙖𝙯𝙤」
Jamás había sentido tanto miedo como lo sentía ahora. Mis manos sudaban cómo nunca y mis piernas temblaban levemente ante lo que estaba a punto de pasar.
Gordon tenía la misma reacción que yo: ni siquiera él podía mantenerse en pie y por ello se sentó inmediatamente al ver cómo aquel doctor ponia sus dedos sobre la venda que cubría la cara de Conway.
— Muy bien... Voy a proceder a quitarle la venda: si siente alguna molestia o dolor hagamelo saber de inmediato — Las palabras del doctor sólo me hacían sentir más nervioso de lo que ya estaba.
Habían pasado semanas, 2 semanas aproximadamente desde que Conway había iniciado con su tratamiento de movilidad y visibilidad para no quedarse estancado en aquella camilla.
Él aún no podía hablar bien, tampoco podía respirar cómo antes y tenía sumamente prohibido sentir alguna emoción intensa cómo el enfado. Gordon y yo sabíamos muy bien que teníamos que hacer si él llegase a sufrir algún ataque de ansiedad o pánico pero afortunadamente: no pasó.
Ninguno de los dos quisimos hablar del tema sobre la cara de Jack, ni siquiera con él al frente para contarle la verdad, era algo que hasta para mí: era demasiado grande.
Las vendas fueron girando en retorno a la cabeza de él, cada vez dejando más visible aquel líquido marrón mezclado con un color rojizo.
— mhg!.. — El doctor paró ante el quejido de Jack y con mucho cuidado situó sus dedos a cada lado de su mandíbula, sujetandola con cuidado e inspeccionandola.
— Si.. Va a poder quitarle las vendas ¿verdad? — La voz de Gordon hizo que mis emociones se intensificaran, sentía el pánico a la vuelta de la esquina con tan sólo el pasar de los minutos.
— Por supuesto, no es nada grave pero la venda se ha quedado un poco pegada a la mandíbula gracias a las heridas... — Vi cómo tomó un bote con un líquido transparente, mis cables se cruzaron pensando que tal vez era agua oxigenada.. Pero no podía ser ¿cómo rayos iba a ser agua oxigenada? Literalmente estaría condenando a Conway a un infierno sin bacterias ni virus. Era como echarle limón a una herida.
Lentamente, tanto Gordon cómo yo vimos que aquel líquido ayudaba a que las vendas se despegaran: dando vía libre a nuestro mayor temor en esos momentos.
— Ya casi está — Mientras todo aquello pasaba: Conway seguía tranquilo, no parecía estar nervioso pero su mirada estaba completamente fija sobre mí, causandome intriga y miedo ¿que estará pensando?
La última vuelta se hizo presente y con ello: el doctor dejó a un lado las vendas usadas y quitó las tiritas tan grandes que ocupaban su cara...
Miré al castaño y este cómo por obra de magia también me miró a mí. Aun no teníamos una relación tan confianzuda pero los dos rezabamos por el que el resultado fuese bueno o que a Conway no le diese un paro cardíaco ante todo esto.