Epílogo

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El hedor del alcohol le disgusta, por eso es que prefiere el vino tinto. Su semblante frío, y esa sonrisa que tiene es lo que envuelve a las mujeres, lo que la envolvió a ella decidiendo engañar al amor de su vida sin que nadie más se diera cuenta. Piensa que, recordar su cuerpo es como sentirse en las estrellas, siendo consciente que ella es una más de ellas.

—Mírate ahí, tan feliz y tan pleno, un par de infelices que solo saben hacer daño. A mi me lo hicieron —dice la voz del hombre recargado en el árbol, mirando a la pareja que se encuentra a metros de distancia. Ella; una mujer hermosa de curvas; él; un adonis para las mujeres, para su mujer.

Su obsesión por ella le ha matado los sentidos, recordarla pareciera ser pecado, uno que lo consume poco a poco cada que la mira. ¿Me estoy obsesionando?, se pregunta, y la respuesta es sí, lo está logrando, y el amor prohibido es para ambos.

—La venganza se sirve en plato frío —comenta el hombre para sí mismo —, y yo quiero servirlo.

PERVERSOS 2° ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora