Capítulo 21

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"Azul cielo"

Charlotte Harrison

Han pasado días, estamos a viernes por la noche y de Farid lo único que he recibido es un mensaje diciéndome que tuvo que salir en un viaje de improviso. Eso fue el martes.

Me levanto de la cama caminando hasta la sala, tomo asiento en uno de los sofás, enciendo el televisor sin siquiera ponerle la más mínima atención a los programas de los canales cuando le cambio uno por uno. Me encuentro ida, como si una parte de mí se hubiese ido cuando firmé aquel papel de divorcio.

Escucho la puerta, me levanto del sofá para abrirla y es Nay quien aparece en mi visión con un bote de helado y golosinas.

—Lo necesitamos —dice mostrándome el contenido.

Ella pasa caminando hasta uno de los sofás tomando asiento.

—Ya, quita esa cara de sufrimiento —dice, colocando las cosas en la mesita de en medio.

—Estoy... no sé ni siquiera como es que me siento.

Nay suelta un bufido. Vuelvo a sentarme, recargando la espalda en el respaldo del sofá mirando hacia el ventanal de mi apartamento.

—Para empezar, debes aclarar tus sentimientos ¿Vale? —agrega.

Vuelvo la mirada hacia ella.

—Descartemos a Oliver, ¿vale? —asiento, cruzando las piernas en el sofá —. Bien, dices estar enamorada de Marcus, pero, para serte sincera lo que yo pienso es que todo pasó muy rápido ¿no crees? Digo, si, el maldito tiene lo suyo, pero el opera chichis también y para ser sincera Leister no se queda atrás.

Estiro la mano tomando el bote de helado.

—Ahora dime, ¿Qué sientes por Marcus? ¿O que sentiste cuando follaste por primera vez con él?

Mis recuerdos viajan a ese día, las miles de sensaciones y emociones del momento me inundan la cabeza y...

—Joder, ese hombre me pone mal —le hago saber, mientras tomo la cuchara embutiéndola de helado —. Pasión, Marcus es dulce y salvaje al mismo tiempo, le gusta la adrenalina del momento y no le importa ponerse en riesgo. Siempre estuvo dispuesto a decir la verdad y...

—Ahora espera un hijo de Mersy.

Asiento, mirando hacia abajo.

—Es un maldito, quedamos en algo y no lo cumplió —respondo tajante.

—Es su esposa Charlotte, él sigue casado y tú ya no. Así sean días, ya no estas casada. No le debes nada a nadie, ni explicaciones. Mereces ser feliz. Ahora, ¿Qué sientes por Leister?

Sonrío con la sola mención de su nombre.

—¡Cariño, se te iluminó el rostro! —se burla.

Me tapo la cara con ambas manos.

—Cállate, me sonrojé.

—Lo he notado. Ahora responde —prosigue, quitándome las manos del rostro.

Doy un suspiro recordando el primer baile sensual en el club. Después, mi mente viaja a Cuba y al hotel en el que me folló. El pecho se me remueve, y siento una sensación extraña en el vientre. Sonrío, y salto del sofá corriendo hasta mi habitación. Para cuando llego a ésta tomo el móvil en mis manos y marco su número. Escucho los gritos de Nay preguntándome que es lo que haré, pero me encierro en la habitación.

Espero, y espero hasta que Leister levanta la bocina del móvil respondiendo a mi llamada.

—¿Diga? —responde una voz desconocida.

PERVERSOS 2° ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora