"Leister & Asociados"
Farid Leister
Como siempre, las calles siguen oscurecidas. Miro mi reloj mientras me detengo en un semáforo en rojo: las seis con cuarenta.
Soy de los hombres que considera que, llegar tarde es una falta de respeto, no de tiempo. Soy un hombre puntual porque así me educaron, y también un muy buen líder. Al menos eso es lo que escucho de las voces en mis empleados.
Piso el acelerador. Aún es temprano, eso lo sé, pero estoy seguro que mi asistente Hannah ya se encuentra en su lugar, sentada esperando a que llegue. Con ella todos los días es como una competencia. Si llegas cinco minutos antes, estas a tiempo; si estas a tiempo, ya vas tarde; y si vas tarde, mejor ni llegues.
Ese es mi lema mental. Por lo tanto, siempre llego cinco minutos antes de los cinco minutos.
Estaciono el coche en el aparcamiento subterráneo del bufet. Tomo mis libros y el maletín de mano color negro. Camino hasta el elevador, y conforme lo hago, noto el coche de Hannah y el de Brandon.
—Malditos —susurro entre dientes.
Al adentrarme al elevador, tecleo el último piso del edificio. Tardo por lo menos cinco minutos en llegar, y al hacerlo, el aroma característico del perfume de la mujer me impregna en las fosas nasales.
Aspiro exasperado. Sí, me siento derrotado por ambos.
Camino con paso decidido, la mujer es alta, de piel perlada y cabello castaño claro. Siempre va bien vestida y con tacones altos. Ni pareciera que acaba de tener a su segundo hijo. Sí, es casada, pero de todas las casadas, sería la última opción de meterme con alguien tan controladora como ella. Tiene treinta y cinco. Cuatro más que yo. Le gusta el control, el orden y la puntualidad, por eso es que llega igual o antes que yo. Somos iguales, me he dado cuenta de ello, por eso nuestras personalidades chocan. Siempre está al pendiente de mi agenda, y nunca, pero casi nunca deja de teclear su ordenador.
—Hannah, querida Hannah —digo, esbozando una sonrisa al momento en el que me posiciono frente a su escritorio —. ¿Tienes los...?
—Aquí están —me interrumpe.
Solo ella lo tiene permitido.
Estrecha un folder con los documentos que le pedí ayer antes de salir. Los ojeo; limpios y ordenados.
—Me podrías preparar...
—¡Listo! En tu escritorio, hirviendo, con uno de azúcar y negro, como te gusta —prosigue, guiñándome un ojo y sin dejar de teclear el ordenador.
—Deberíamos casarnos, ¿no crees? —respondo, caminando a la puerta de mi oficina.
—Ya lo estamos, tenemos dos hijos y ocho años de casados.
—¡Que afortunado soy!
Abro la puerta de mi oficina. Aun no amanece, y lo noto por el enorme ventanal de la misma que yace tras la silla giratoria de mi escritorio. Camino hasta éste, tomo asiento y después le doy un trago al café hirviendo. Ya ni lo siento.
—Buenos días —saluda Brandon, entrando como si nada.
—Adelante, puedes entrar...
—Tengo dudas con éste caso, la mujer se quiere divorciar pero también quiere denunciar la golpiza que le dio el esposo y...
Pongo atención hasta lo último que me explica. Brandon es abogado y especialista en el Derecho Familiar. Yo, por otro lado, en el Derecho Mercantil y Penal. Me encanta mi trabajo, pelear lo que no debo y hablar hasta por los codos deshaciéndome de todo el sarcasmo que me guardo.
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PERVERSOS 2° Obsesión
Storie d'amore[ COMPLETA ✓] De los errores se aprende, y Charlotte deberá afrontarlos y vivir con ellos. Se ha dado cuenta que no todo matrimonio es perfecto. El de ella no lo fue. Ha dejado a su marido, y se encuentra mucho más que decidida a comenzar de nuevo...