PERVERSOS 2° Obsesión

Capítulo 37

"Ebullición Parte III"

Charlotte Harrison

Mis dedos tamborilean en la encimera frente a la cocina. No dejo de mover los pies, de pararme del taburete y caminar de un lado a otro demostrando el nerviosismo que tengo en estos momentos. ¡Qué estúpida! Me grita mi subconsciente, porque para ser sincera si lo he sido, he sido una estúpida y ahora mismo ya dije como mil plegarías al derecho y al revés pidiéndole hasta al mismísimo diablo que no esté embarazada. He dejado las tres pruebas sobre la cama, han pasado diez minutos y no he querido levantarme a revisar.

—Iré yo —dice Nay caminando al pasillo que dirije a la estancia, pero la detengo.

—¡Joder, no! Yo iré ¿vale?

—Llevas diciendo eso hace más de veinte minutos Charlotte. — Espeta.

—¿Que no eran diez? Yo conté diez.

—No me jodas, si tu no vas a ver los resultados iré yo —declara.

Tomo una bocanada profunda de aire. Trago el oxigeno llenando mis pulmones, y camino con paso decidido hasta la habitación. Las manos me sudan, y lo sé porque no dejo de enlazar una con la otra. Escucho a Nay siguiéndome hasta que llego a la puerta de mi habitación. Trago duro, me quedo pensando y cierro los ojos. Le mentí a Leister diciendole que Oliver no se corrió dentro de mí, cuando sí lo hizo y ahora me siento una completa zorra al estar haciéndome test de embarazo sin saber quien podría ser el padre en dado caso de que salga positivo.

—Esto es karma, le mentí a Leister diciendole que Olive no se corrió adentro y mira, que estúpida... —susurro eso último.

—A llorar con tu mamá, ¡anda! Ya basta de darle vueltas y acepta tu destino con responsabilidad, joder.

Está molesta, claramente yo también lo estaría si fuera ella.

Nay me empuja haciendo que trastabille la punta de mis pies cuando paso al otro lado de la habitación.

¡Joder, Dios! Si no estoy embarazada juro que no vuelvo a mentir, ni una mentira, lo juro.

Trago duro, el corazón me palpita con fuerza y ahora que repaso lo que he dicho en mi mente me doy cuenta que suena estupido. Todos mentimos y mentiremos en algún momento, lo malo es cuando nos llega el karma cobrándonos las mentiras que hemos dicho incluyendo todo lo que hemos hecho.

Me acerco con cautela a la orilla de la cama. He dejado boca abajo el hueco donde reluce el resultado tan solo para agregarle más emocion al momento de querer ver lo que saldrá en el test. Ya no escucho los pasos de Nay, y eso hace que vuelva la mirada hacia ella. Ésta se encuentra recargada en el umbral de la puerta con los brazos cruzados.

—Joder, Lot, no tengo todo el puto día —espeta.

—No quiero ver, no quiero...

Se acerca apresuradamente hasta la cama, toma los test levantandolos al mismo tiempo sin importarle que, aunque esten secos, hace unos minutos había orina en ellos.

Retrocedo unos pasos con el corazón palpitando queriéndose salir del tórax. Nay niega, trago duro y por un momento se me cruza por la mente el aventarme de la azotea. Comienzo a respirar con dificultad, y cuando gira sobre su eje para encararme la cara de pena que pone, me avasalla el cuerpo entero una corriente de sangre que viaja hasta mis pies.

—Felicidades... —susurra —¡No estás embarazada!

Suelto el aire contenido en mis pulmones, me sostengo colocando las manos en las rodillas y trato de respirar profundo hasta que la sangre vuelva a su lugar.