Droga

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Estoy en rehabilitación. Mis venas van a explotar si sigo consumiendo ese veneno.

Pienso que ya no lo necesito, pero sigo involucrándome, porque estar lejos me arranca el alma.

Y vuelvo, y lo consumo y me sumerjo en las alucinaciones. Y quizás ellas sean la única razón por la que sigo volviendo.

Soy adicta. Lo niego. Pero lo soy.

Y sé que es perjudicial, pero la sensación de estar volando en el espacio vale el subsiguiente golpe qué sé que me daré inevitablemente contra el suelo.

Todo está en mi cabeza, pero no puedo dejar de volver ahí.

Intento salir, pero logro inhalar el poco polvo que ha quedado lleno de vidrio roto en el suelo.

Estoy atada a la nada. Y aún así se siente como 20 sogas tirando de mi cuello en diferentes direcciones.

Cada sensación me tiene agarrada de la nariz, haciéndome creer que vale la pena seguir a tu lado solo para poder sentir esas cosas que ni siquiera existen.

Poesía surrealista del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora