Alma

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Tomo una de las flores de su cabello y le pregunto si puedo hacer té con ella. Me contesta que sí y se sienta conmigo a contemplar la vista.

Obtengo una infusión dorada, y sabe a calorcito de atardecer.

Se acerca a mí respiración y comienza a dibujar en el aire con ella y el vapor del té.

Sus garabatos son etéreos y pintorescos, y me recuerdan a mis fantasías. Lleva oro en todo el cuerpo y rayos de sol en las pupilas.

Hay ruido a calma de fondo y aroma a frenesí de decoración. Es su casa y hay amor en cada estante, del que da y del que recibe.

Puedo verme ahí, traslapada en su locura y tocando música en su tejado.

Es tan inmensa y relevante. Tan brillante y rítmica.

Y yo solo puedo admirarla y agradecerte que me dejes vivir tan cerca de ella.

Tan cerca de tu alma bonita.

Poesía surrealista del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora