Inefable

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Ojalá alcances a leer esto antes de arraigarte.

Su cantidad de palabras eleva huracanes al rededor de tu sonrisa, son tantas que vuelan techos y despeinan tu cabello.

Las vuelve ladrillos que se teletransportan a tu alma para reparar cualquier grieta.

Los huracanes te mueven tanto el piso que la única opción es pedirle un lugarcito en su interior, junto a su cerebro, para poder besarle.

Tiene gliter por todas partes y huele a ese carisma que invade cualquier lugar al que concede el privilegio de pisar.

Las tertulias de madrugada comprimen horas en segundos y vuelven majestuosa la mediocridad, mientras el continuo presente perfecto va drogando nuestras sinapsis.

Hasta disentir con él se ha vuelto un privilegio. Beber del café de sus opiniones y desvelarme soñando con sus huracanes, que coinciden tan perfectamente con los míos.

Quiero que mis palabras se casen con las suyas, porque un ratito en el suyo, un ratito en el mío, todo se siente como estar dentro del mismo cerebro.

Devolverle el favor besando su cáscara mientras se pintan estrellas en el cuarto es demostración palpable del baile inagotable de nuestras almas.

El humo de nuestra pasión dulce y tiernamente salvaje tiñe cada palabra de un rojo carmín ardido.

Somos y seremos siempre conexión y virtud, vibrando en la misma frecuencia y volviendo dos existencias plenas en una sola existencia inefable.

Y ojalá que al terminar de leer esto tus ojos estén inundados de compromiso y privilegio porque tu actualidad se identifica completamente con tu estándar.

Poesía surrealista del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora