Desidia

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Papeles en blanco. Bolígrafos que explotan de tinta.
No es como si no tuviera nada que decir, pero las hojas están todas con hambre de letras, de referencias.
Piden a gritos párrafos, bien o mal escritos, eso da igual.
Imploran por oraciones tácitas y palabras cursis.
Y siguen en blanco sin recibir nada
Porque el tráfico está demasiado pesado.
Hay demasiado, demasiado que emerge, que aparece, que lucha.
Demasiado de todo. Las palabras se siguen amontonando una encima de otra.
Hay montañas y montañas de cuentos, de poesía.
Hay basurales llenos de frases.
Hay humo de referencias en todas partes.
Los semáforos parpadean con las tres luces al mismo tiempo.
Todo el tiempo aparecen nuevas historias que no llegan nunca a destino.
Son tantas que ya no sé manejarlas y ya simplemente las dejo ser.
Las dejo ser ahí dentro. Que se encuentren y reencuentren.
Que cuenten chistes. Que tomen el té.
Que cumplan su ciclo y se vuelvan olvido.
Y yo acepto mi mediocridad.
Acepto que dentro de mi cabeza a veces hay un festival que incluso yo misma voy a olvidar.
Que en ocasiones ahí ocurren cosas fantásticas, místicas.
Y que las voy a perder. Y está bien.
Porque la vida va muy velozmente
Y es mentira que para todos los sueños existe lugar.
Y las hojas siguen en blanco, bailando en mi consciencia cada noche antes de dormir.
Y cuando tengo insomnio me pongo a contarlas una por una,
y me quedo dormida porque sé que el total es un número muy cercano a infinito.

Poesía surrealista del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora