Desengaño

26 3 2
                                    


En el jardín de mi patio están enterrados.

El cementerio de corazones rotos. Ojalá fueran ajenos.

Pero son todos míos.

Yo misma los puse cerca de asesinos, yo deje que los maltrararan así.

El corazón que tengo puesto ahora, está implorando que sea más precavida.

Llora en silencio cada noche rogando en sollozos que ya no me comparta así con quien no me merece. Señala al jardín, ahí están, ya no sirven.

Algunos explotaron porque no soportaron tanto sentir, otros fueron desinflados con el alfiler del desinterés. Otros, los más generosos, fueron rotos a martillazos.

Sus pequeñas letrinas me recuerdan cada insensatez.

Pero luego vuelvo a mirar el corazón que tengo puesto. Si no hubiera tenido que cambiarlo tantas veces, aún tendría el primero, aquel lejano.

Con cada corazón roto, nació un nuevo corazón, uno más fuerte, uno más sabio. Y con él, una nueva versión de mí. Y no quisiera regresar. Al final del día solo significan experiencia.

Pobre corazón, a este si quiero conservarlo.

Me siento cada vez más cerca del corazón definitivo, el que no necesita que lo rompan para crecer...

porque por fin aprendió a quererse

Poesía surrealista del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora