El reencuentro

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Tsunade levantó la mirada y se perdió en los ojos negros e intensos del hombre que tenía al frente. Era él, el que le quitaba el sueño, el que la podía controlar con tan solo una mirada, pero al que se rehusaba a dar a conocer sus sentimientos.

- No puedo creer que seas tú... dijo Tsunade con una voz dulce  y recogiendo un mechón de su cabello... - que seas tú el idiota que me bañó en vino - Cambió de repente su semblante y lo golpeó el brazo fuertemente.

-Auch! Qué hermosa bienvenida! - gritó el sannin

- Vaya, ya empezaron con sus estupideces.

Tsunade corrió y abrazó a Orochimaru, su gran amigo, alguien a quien no había visto en años. Él como siempre, un poco más frío y nada efusivo, solo dijo - Hola Tsunade, no has madurado mucho que digamos.

- Idiota, te extrañé mucho.

-Claro, para mí un buen golpe y para él un abrazo. - acotó Jiraiya aún sobándose el brazo.

- Acabas de mojarme, ¿qué esperabas? - dijo la rubia secándose el hombro

- Tú chocaste conmigo, linda. Fue un accidente. - acotó el peliblanco con un semblante triste.

Él esperaba que Tsunade hubiese estado mucho más contenta por verlo después de casi 15 años, pero no, no fue así. Al menos así lo percibió el ninja.

Tsunade se sentía muy contrariada, no sabía cómo debía reaccionar. ¿Debería dejar el pasado atrás? o ¿Debería seguir sintiéndose decepcionada por lo que hizo el peliblanco? pero ¿Por qué sentirse decepcionada si no había algo que los uniera? Tantas preguntas pasaban por su cabeza, pero eso no le impedía pensar en lo mucho que éste había cambiado.

Estaba tan guapo, tan musculoso y atractivamente alto. Tsunade trató de analizar con sutileza, cada una de las facciones del sannin, destacando su rostro varonil, su perfilada nariz y sus intensos ojos negros. -Sus labios son tan deseables - pensó...

-¿Todo bien preciosa? Creo que te emocionaste al verme, al fin y al cabo.

-Ya quisieras que suspirase por ti, idiota.

-Bueno lo digo porque te veo muy concentrada mientras me miras. Lo sé, he cambiado mucho. Ya no soy ese pequeño niño delgado. - dijo el sannin alzando uno de sus brazos para demostrar su fuerza.

-La última vez que te vi, no eras precisamente un pequeño niño delgado, claro que no estabas tan musculo.... ash! ya basta, ¿por qué hablamos de ti? - dijo la rubia evidentemente fastidiada.

 ash! ya basta, ¿por qué hablamos de ti? - dijo la rubia evidentemente fastidiada

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Después de conversar un rato, Tsunade emprendió la huída, quería descansar. No se sentía cómoda ni con el vestido mojado, ni con muchos de los invitados. Mei y ella no se llevaban para nada bien, pues cada que Tsunade había intentado iniciar una relación con alguien, ella había estado ahí para evitarlo. Asimismo, a pesar de que el Raikage era muy caballero, ella sentía que la miraba con lujuria y deseo, y que no tenía verdaderas intenciones de ayudar a la aldea. Se sentía tan sola, tan usada.

Ya había llegado a su casa, así que sacó las llaves y abrió la puerta, cuando de pronto escuchó una voz familiar.

​-Hime espera, por favor hablemos.

- ¿Me seguiste? ¿por qué?

- Traté de conversar contigo en la fiesta pero no me dirigías la palabra, me ignoras cada que tienes oportunidad. ¿está todo bien? Hace mucho que no sé nada de ti. Ahora que te encuentro, después de tantos años, no quiero irme sin ponerme al día.

- ¡ah! sí, hmm todo bien por aquí. Ya sabes, trabajando y haciendo cosas de Hokague.

- ¿Segura? no sé por qué percibo que algo no anda bien. - Se acercó a ella y la apoyó contra la puerta totalmente abierta.

-¡Aléjate idiota! ¿tratas de seducirme como lo haces con todas tus mujeres? Te recuerdo que yo no soy para nada, igual a ellas.

-Sé que eres completamente diferente a todas las personas que conozco, princesa, jajaja solo jugaba.

Tsunade solo sonrió con un poco de sonrojo en las mejillas y bajó la cabeza.

-¿Quieres pasar? Tengo sake y algunos bocadillos. Por lo que veo tampoco quieres estar en la fiesta.

-Hoy es el primer día de celebración Tsuna, lo mejor viene en el tercero, ¿no lo crees? Además, no estarás ahí.

-¿Entonces te quedarás? - preguntó la rubia sin mirarlo a los ojos.

-¿Cómo rechazar la invitación de la Hokage? y más aún si hay sake de por medio JAJAJA - se rió.

Ambos ingresaron a la hermosa casa de madera rústica. Era grande, con diversas habitaciones y espacios verdes.

- Siéntate, traeré los vasos - dijo Tsunade algo nerviosa, hace mucho que no estaba a solas con un hombre. Además quería darse un baño, se sentía melosa por el vino que le cayó encima, pero no quería decirle a Jiraiya que se fuera, pues ella lo acababa de invitar.

- Ten, en la refrigeradora está el sake, podrías servirlo mientras me doy un baño súper rápido. Un estúpido me mojó con el vino y me siento pegajosa.

- jajajaja Lo lamento mucho Hime, no fue mi intención. Aunque no era yo el que corría como si quisiera escapar. - sonrió el sannin. ¿Deseas que regrese luego para que puedas tomar tu baño con tranquilidad?

-Ah no, no hay problema, será algo rápido. - Dijo la sannin mientras subía las escaleras con gran rapidez.

Tsunade se metió al baño con tanta prisa, que olvidó llevar su bata de baño y su ropa. Como pudo, bajó el cierre del hermoso vestido rojo y mientras el agua caliente llenaba la bañera, comenzó a quitarse la coleta y el maquillaje. Con mucho cuidado se metió a la tina y se recostó cómodamente mientras jugaba con la espuma. Usando su esponja favorita, empezó a lavarse los brazos, subió a su cuello llenando de espuma sus pechos y hombros. Sin darse cuenta, había un espía mirándola por una rendija de la puerta. Sí, Jiraiya había subido muy despacio por las escaleras con la intención de "ver si todo estaba bien", pues aseguraba haber escuchado un ruido....

 Sí, Jiraiya había subido muy despacio por las escaleras con la intención de "ver si todo estaba bien", pues aseguraba haber escuchado un ruido

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