¡Hazme tuya!

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*Capítulo con lemon*

Tsunade sujetó el cuello del sannin y con un pequeño brinco, colocó sus piernas alrededor de su cintura, sintiendo su erección.

Ambos se besaron tan intensamente que las manos de la rubia jalaban de a pocos la melena blanca del sabio sapo, mientras que las grandes manos de él, acariciaban y apretaban con mucha necesidad, las nalgas de la Senju.

Jiraiya recostó a la rubia sobre la cama y comenzó a besar su cuello, dejando pequeñas marcas en su piel, producto de la pasión del momento.

La senju no dejaba de soltar pequeños gemidos cada que el sannin mordía su cuello, sin embargo lo hacía tan despacio que casi ni se le escuchaba, pues sentía mucha vergüenza de que su amigo de la infancia, la escuchara excitada a causa suya.

- No te contengas, hime, que yo no lo haré. Te prometo que será especial. - la miró a los ojos.

Jiraiya siguió besando a la rubia hasta que ella agarró una de sus manos y la colocó cobre su seno izquierdo, haciendo que el sannin lo masajeara mientras la besaba.

El peliblanco bajó lentamente a los pechos de la rubia y comenzó a besarlos por encima de la ropa. - ahh! - gemía la rubia sutilmente, agarrando la cabellera blanca de su pareja.

Con los dientes, bajó con cuidado una de las copas del brasier que cubrían muy poco del seno de la sannin y con ayuda de su mano, bajó la tira de este, por su hombro.

-Jiraiyaaa por Dios! - comenzó a gritar con más fuerza cuando sintió la lengua tibia del musculoso hombre, sobre su pezón. - ahhh sí cariño! - soltaba por ratos la rubia.

-¿Te gusta mi amor? - decía el peliblanco con voz ronca.

- ¡sÍ, Sí! muérdeme Jira!.

Jiraiya se sorprendió mucho por el pedido de la rubia, pues el pensaba tener a su lado a una mujer difícil en el día a día, pero sumisa en la cama. Pues no, se equivocó completamente.

Se levantó un poco para quitar completamente el brasier de la sannin y cogiendo ambos senos, comenzó a succionarlos con prisa. - Podría mamarlas toda mi vida - exclamó el excitado peliblanco sin dejar de pasear su lengua por los rosados pezones de la hokage.

El peliblanco fue bajando poco a poco por el vientre de Tsunade, sin dejar de besar y tocar cada centímetro de su piel blanca y suave. Bajó con delicadeza, las bragas de la rubia e inhaló el excitante aroma proveniente de su intimidad. - Qué delicia, mi amor. Te deseo toda. - El sannin empezó a lamer lentamente el clítoris de la hokage, quien estaba completamente roja y excitada por los movimientos circulares que el sannin realizaba en su intimidad. De pronto bajó hacia su entrada, hundiendo de a pocos su lengua, mientras acompañaba la acción con el movimiento de su dedo pulgar sobre el punto de placer de su mujer.

-Jiraiyaaaaa,  ahhhh síiiiii! - gemía la rubia - ¡Sí princesa, gime mi nombre! - respondía el sanninn sin dejar de lamer la intimidad de la rubia hasta que se corrió.

El peliblanco no dejaba de saborear la intimidad de la rubia, hasta que se levantó. Se paró frente a la Senju y la admiró con dulzura.

- Eres hermosa, mi vida -  Se sacó el chaleco rojo y el camisón verde, quedando solo en mallas azules.

Tsunade se levantó y mientras el sannin intentaba sacarse las mallas, ella aprovechó y le bajó los pantalones, mordiendo su miembro por encima de los boxers.

-ah!- exclamó el peliblanco.

La rubia hokage estaba un poco asustada y sorprendida a la vez, pues el sabio sapo tenía una gran erección. Había escuchado decir que tenía un gran miembro, pero tenerlo en frente, era muy diferente.

Sacó con cuidado el pene del peliblanco y comenzó a chuparlo de arriba hacia abajo con una facilidad que sorprendió al mismo Jiraiya.

Acariciaba el escroto del hombre y se los metía a la boca con pasión y ganas de más.

-Tsunade, sigue así mi amor, qué rico!- gemía el hombre tirando su cabeza hacia atrás para disfrutar del momento.

-Te gusta cómo te lo hago? - dijo la rubia pícaramente

-Me encanta mi reina -  respondió Jiraiya mientras cogía el cabello rubio de la hokage.

Tsunade agarró la erección de Jiraiya y pasó su lengua alrededor del glande, generando en él, la explosión de su semen, el cual cayó en la boca de la rubia y en sus senos.

Sin embargo, el sannin aún tenía muchas ganas de continuar con la acción. Tomó a Tsunade de la cintura y la cargó de regreso a la cama, colocándola en cuatro. Movió su erección en círculos fuera de la intimidad de la rubia, haciendo que esta se estresara - ¡Jiraiya carajo, métela ya! - se levantó hacia atrás para mirarlo a los ojos. - Te necesito dentro. Quiero que seas parte de mí ahora mismo. - dijo con seguridad y firmeza acariciando el cuello del sannin hacia atrás. Él solo le respondió con un beso y la empujó hacia abajo.

Introdujo su grueso miembro dentro de la intimidad húmeda de la rubia, haciendo que esta gritara de dolor y placer. - ahhhh sí, sí Jiraiya, dame más. No pares por favor! ahhh!

-¿Sigo mi amor? - Preguntaba el peliblanco coquetamente mientras sus caderas se movían en un vaivén tan rítmico que toda la habitación se llenó de los sonidos de sus cuerpos chocando y de sus gemidos llenos de pasión.

​Jiraiya sacó su miembro de pronto, haciendo que Tsunade gritara de dolor y de fastidio - ¿Por qué carajos hiciste eso, idiota?! - dijo evidentemente enojada. - No reniegues, hime. - le dio la vuelta y la colocó debajo de él, subiendo sus piernas hasta sus hombros para penetrarla una vez más.

Una, dos, tres veces entró con fuerza y profundidad, haciendo que la hokage gimiera de placer. - Jiraiyaaaa, qué bien te mueves, ahhh, no te detengas, dame más por favor, más!

 - Jiraiyaaaa, qué bien te mueves, ahhh, no te detengas, dame más por favor, más!

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