¿Mi hogar?

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Jiraiya miró conmocionado a la rubia quien lo veía con curiosidad. A ese hombre lo había visto antes, en algún lado, pero no sabía dónde. Tal vez en alguno de sus sueños o en aquellos episodios en los que le dolía tanto la cabeza.

- No, no puede ser. Tú desapareciste, no volviste. Tú no estás aquí, no es real, Dios ¿qué es esto? no puede ser. - decía el peliblanco con la voz agitada y entrecortada.

- Discúlpeme, pero no sé a qué se refiere. Aquí estoy, busco a alguien que me ayude a recordar quién soy en realidad.

Shizune se había quedado congelada totalmente al ver a la rubia quitarse la capucha. Lo único que pudo hacer fue lanzarse contra ella y abrazarla como nunca antes.

-Estás aquí, estás con vida. Mi madre está aquí - decía mientras la abrazaba de la cintura y lloraba a mares.

- ¿Madre? eres mi hija? - la rubia miró a Harumi muy confundida.

- Bueno, soy como tu hija tú me crias...

- ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿crees que no nos preocupamos por ti? ¿que no sufrimos por ti? ¿que no lloramos por ti? y ahora te aparecer de pronto? ¿qué clase de broma pesada es esta? - decía el sanin gritando y llorando a la vez. Su respiración era muy agitada y su semblante cambió radicalmente a uno muy vulnerable.

- No tengo idea de lo que está sucediendo, pero si lo he lastimado, le pido me perdone. Tuve un accidente y no recuerdo absolutamente nada. - La rubia se acerca al hombre que reposaba sus brazos sobre la mesa. La sanin estira su brazo derecho y coge por el hombro al musculoso hombre. - Lo siento tanto - susurra bajando la cabeza.

- No no no, perdóname a mí por dejar de buscarte Tsunade, perdóname. El sanin la coge por la cintura y se pierden en un profundo abrazo que deja un tanto perpleja a la rubia, quien no sabía por qué sentía tan profunda emoción.

Ambos se miraron a los ojos en señal de complicidad y comunicación

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Ambos se miraron a los ojos en señal de complicidad y comunicación. Tsunade le dio una pequeña pero sincera sonrisa y este le respondió de igual manera, permaneciendo por bastantes minutos abrazados uno del otro. Shizune se acercó a ambos y se unió al abrazo, siendo Tsunade cobijada por ambos.

Harumi por su lado, sonreía con tranquilidad sabiendo que la rubia había llegado al lugar correcto y que al parecer era alguien muy apreciada.

- Entonces, es aquí donde pertenezco? - dijo la rubia con tranquilidad.

- Es aquí de donde nunca debiste salir, princesa. - le respondió el peliblanco

- princesa... jaja - sonrió.

- Los dejaré solos - dijo Harumi - iré a dar una vuelta por la aldea y luego vuelvo, linda.

- Señora, le agradezco de todo corazón haber traído a Tsunade de regreso, nunca podré pagarle todo lo que ha hecho por nosotros, nos ha vuelto el alma al cuerpo. - sonrió agradecido el peliblanco. - Por favor Shizune, que le brinden a la señora...

Dejemos el pasado atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora