Yo te amo

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La princesa Senju emprendió la caminata a casa de su compañero de equipo. Iba entusiasmada, pues se había atrevido a darle un beso. Y a pesar de que creyó que Jiraiya le pediría ser novios, esto no pasó, dejándola algo sorprendida, pero no preocupada. Al fin y al cabo, las cosas iban a fluir mejor, ahora que él también sabía de sus sentimientos, indirectamente.

-¿Será que Tsuna siente algo por mí? - se preguntó el sannin mientras caminaba a paso ligero. - No creo que Tsunade me haya besado porque placer, creo que eso buscaría con cualquier otro que no sea yo. Aunque ella no es de demostrar afecto así por así. - se rasca la cien- ¿Será que por fin me dará la oportunidad de demostrarle que soy realmente digno de ella?  - Se decía el peliblanco así mismo, tratando de asimilar lo que había sucedido entre él y la reina de las babosas, mientras acariciaba sus labios. - Saber que me dejó robarle más y más besos durante el día, me da muchas esperanzas. Le compraré flores y le pediré que sea mi novia...

Jiraiya estaba a solo unas calles de su casa cuando se detuvo para comprar unos pinceles nuevos para escribir el siguiente volúmen del Icha Icha, hasta que de pronto - Hola Jira, ¿cómo has estado? - se escuchó una seductora voz femenina que comenzó a tocarle la espalda baja hasta llegar a su cadera.

​Se miraron a los ojos y él dijo - Hey mi futura mitzukage, cómo estás? - mirándola muy coquetamente como siempre suele mirar a toda mujer.

- No tan bien como tú, guapo. Te veo diferente, más atractivo, más fuerte, más ardiente tal vez.- Jiraiya se puso muy rojo, pero se sintió más solicitado que antes y solo atinó a agradecer por los cumplidos y halagarla.

-Qué puedo decir de ti, preciosa. Cada día estás más y más bella. - cogió su mano lentamente y le dio un beso.

Luego de coquetear un rato, Mei se despidió de él. - Estaré un par de días más por aquí, guapo. Me encantaría que pidiésemos vernos una de estas noches, ya sabes dónde me estoy alojando. - le guiña un ojo.

-Me encantaría ser su esclavo señorita, pero lamentablemente tengo tareas por cumplir. - hace un puchero para expresar su tristeza.

-Bien, supongo que si te convenzo, puede que hagas una excepción. - La ojiverde se pegó mucho al peliblanco, colocando su rodilla en la intimidad de él, haciendo que este se caliente. Suavemente pasó su delicada mano sobre el bien formado pecho del sannin y la arrastró hasta su cuello, jalándolo un poco hacia abajo, para así darle un apasionado beso en los labios.

Jiraiya colocó su gran mano en la pequeña cintura de la castaña, tocando parte de sus nalgas para apretarlas mientras correspondía a aquel beso.

Para su mala suerte, una decepcionada rubia lloraba detrás de la chimenea de una casa, mirando toda la acalorada escena entre una coqueta Mei y el sabio pervertido.

-Realmente eres un idiota - susurró Tsunade derramando una lágrima, por lo que decidió dejar el pergamino en el camino, muy cerca a casa de sapo sabio, quien se sorprendió mucho al verlo ahí.

-Realmente eres un idiota - susurró Tsunade derramando una lágrima, por lo que decidió dejar el pergamino en el camino, muy cerca a casa de sapo sabio, quien se sorprendió mucho al verlo ahí

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