𝚁 𝚄 𝙼 𝙾 𝚁 𝚂 | Felinette Au

34|El último encuentro [Epílogo]

5 AÑOS DESPUÉS

Tal vez era karma, tal vez era el destino o una cruel casualidad pero, siempre que veía a Marinette en las noticias o en las redes sociales sólo era para romperme el corazón. Como cuando me enteré de su matrimonio con Nathaniel Kurtzberg hace tres años o cada vez que la veía sonriente junto a él sólo me dolía.

Su felicidad era el precio que pagaba por haberla perdido. Ninguna mujer después de ella me hizo sentir tan bien, tan escuchado o amado. Las pocas relaciones que tuve durante estos años nunca fueron suficientes; el mundo seguía mientras yo me había quedado en el pasado, enterrado por el arrepentimiento. Había aprendido  a vivir con aquello, sin embargo aunque tenía días de felicidad que me daba mi hijo, nunca dejaba de sentirme vacío.

🥀

—Gracias por cuidar a Colt este verano, Felix—habló Lila, mientras me pasaba la maleta de mi hijo.

Lila estaba a unos días de dar a luz y, cuidar a un recién nacido y a un niño de ocho años tan especial como Colt, seguro le resultaría una travesía; así que él pasaría el siguiente verano en mi departamento.

—No es nada, sabes que es nuestro hijo y somos un equipo, Li.

—Te quiero.— Sonrió—. Colt, cariño, tu padre ya está aquí.

—¡Ya bajo!

Después de unos minutos mi hijo bajó acompañado del esposo de Lila; Kim, mi antiguo chofer.

Lo saludé y el correspondió con una sonrisa. Nos llevábamos bien, era un buen hombre y Colt lo quería mucho. Y si mi hijo y Lila eran felices yo lo era también.

—¡Papá!—Mi pequeño se lanzó a mis brazos.—Me llevarás al Louvre mañana, ¿cierto? Tengo entradas para una exposición de arte.

—Sí...—musitó Lila—se me olvidó comentarte que tiene esas entradas desde navidad, mi padre se las regalo y le prometí que iríamos pero...

—Entiendo, Li. Tranquila, me di el mes libre para estar con mi hijo y eso haremos.

—Genial—celebró Colt dando saltos por nuestro alrededor. Era algo...hiperactivo—¿Luego podemos ir a comer helado, pa?

—Claro.—Sonreí.

—Cuídate, cielo.—Lila se acercó a nuestro hijo y plantó un tierno beso en su mejilla—. Pórtate bien.

—Vamos a venir a visitarte pronto, mami. Vendremos muy seguido.

—Eso tenlo por seguro—hablé.

Nos despedimos y nos dirigimos a mi auto. Una vez dentro puse el auto en marcha y noté como a los pocos minutos mi hijo se puso serio, algo triste.

—Papá...—musitó—¿tú crees que cuando nazca mi hermana mamá va a dejar de quererme? Unos niños en la escuela me dijeron que mi pa...Kim...ya no me querrá porque tendrá un hijo de verdad.

Detuve el auto a un lado del camino y lo miré fijamente con una leve sonrisa.

—Tú madre y yo jamás podríamos dejar de amarte, ¿entiendes? A tu madre le duele dejarte conmigo tanto tiempo pero ella debe cuidar al bebé un poco más; la cuidará cómo te cuidó a ti. Y Kim, pues él te adora y sé que eso no cambiará nunca pero, si lo hiciera, dímelo a mí y lo solucionaremos. Siempre voy a estar para ti, Colt.

Mi niño sonrió y se me encogió el corazón ver sus ojitos con lágrimas; era increíble que los niños en su escuela fueran tan crueles. Sin duda cuando inicien las clases iría a hablar con el director.

Él se acercó a darme un abrazo con mucha fuerza el cual correspondí de igual manera.

—Te quiero, papá.