29| Un nuevo inicio no cura un corazón roto

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Cuando llegué a Nueva York me sentí aún más ansiosa y vacía. Había dejado absolutamente lo poco que me quedaba, y aquí no tenía absolutamente nada que me hiciera sentir como en casa. Me sentía perdida.

Tomé un taxi y le di la dirección a mi nuevo departamento, no el que Amelie me había dado, ese lo había logrado vender con ayuda de Adrien. Una parte de mí se alegraba que mi plan haya resultado, había desaparecido para todos ellos y ya nunca más iba a tener que lidiar con esas personas.

Vacié las cuentas que Amelie me había creado, y con ayuda de Adrien, había puesto el dinero en otra; también me había comprado otro departamento al otro lado de la ciudad.

Cuando ingresé a mi nuevo hogar, suspiré. Estaba agotada pero sobretodo triste. Lo tenía todo, así se podría decir, pero me sentía como la nada misma. Todavía dudaba sobre qué hacer con mi trabajo y mi vida después de decidir que no iría a tomar el puesto que Amelie me ofreció en la mejor marca de Estados Unidos.

Al final, sí lo dejé todo por él.

«Félix.»

Su nombre vino a mi mente como un rayo que es inevitable escuchar. ¿Fue sincero? ¿Por qué tuvo que serlo tan tarde? ¿Por qué tomó riesgos cuando yo estaba completamente fuera de combate?

No dejaban de abrumarme las preguntas y los recuerdos. Y lo peor de todo es que, viéndolos ahora, hubo muchas señales de este final desde el inicio de la historia.

Mi corazón latía y con cada latido dolía. Dolía respirar y dolía llorar. Dolía el nudo en mi garganta que no me dejaba gritar para desahogar mi miseria.

Me deslicé hasta quedar sentada en el suelo y sólo lloré en silencio. Lloré cada noche a partir de ese día; lloraba hasta quedarme dormida y cuando despertaba, sólo podía mirar la ciudad desde mi ventana deseando poder olvidarlo todo. Deseando olvidarlo a él.

🥀

Félix era bueno para muchas cosas pero desde el inicio fue malo para mí.

Nuestra historia comenzó de lo peor, nuestra relación se dió por sus mentiras y porque deseaba ganarme como un trofeo para presumir. La ingenua Marinette, que tuvo el honor de ser follada por él por primera vez.

Era demasiado bueno para fingir interés, para hacerme creer que me amaba, para hacerme creer que siempre se quedaría a mi lado; y fui tan tonta para no darme cuenta de sus intenciones y cómo cambió su actitud pedante conmigo de la noche a la mañana. Debí darme cuenta que sólo buscaba una cosa y que cuando la obtuvo, me tuvo a su disposición hasta que me volví desechable.

¿Cómo pude dejar que su indecisión me mantuviera en vela por días? ¿Cómo pude dejar que jugara conmigo de esa manera? Aún ahora seguía haciéndolo. Estaba al otro lado del océano y todavía me hacía sentir miserable. Había pasado una semana encerrada, llorando en cada rincón.

Había aprendido de él que podía alejarme también pero, ¿por qué no podía hacerlo por completo?

Apoyé mi frente al vidrio frío de la ventana mientras admiraba el paisaje. Había tenido una semana para lamentarme en soledad, para recordar todo lo que viví en los últimos seis meses y para convencerme de que podía llegar a odiarlo para soltarlo.

Tomé mi celular para revisar las noticias locales y buscar alguna actividad que me mantenga con la mente ocupada; ya era hora de empezar a salir.

𝚁 𝚄 𝙼 𝙾 𝚁 𝚂 | Felinette AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora