*Basada en la saga cinematográfica de El Hobbit*
Elentari es la hermana menor de Thraundil, donde su vida se resumía en arbitrar las constantes discusiones entre el rey y su hijo, pues el menor yacía prendado de una arquera, los planes del padre era...
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—¿Qué ha pasado? ¿Por qué la trajiste?
—Tranquilo, joven príncipe.
—¿Señora?
—¿Dónde está tu padre? Debemos hablar con él.
—Elentari— llamó con un poco más de fuerza.
—Dime, Hoja Verde, ¿a qué se debe tu tono? — se giró a encararlo y su mirada platinada hizo temblar a ambos elfos.
—¿Ahora por qué pelean? — se anunció el rey. Pronto su hermana reverenció, al igual que el príncipe, la elfa silvana y, por inercia, el noldor.
—Necesito una audiencia con su majestad.
—Hablemos en privado.
—Ven aquí, hija— abrió los brazos para recibirla, primero la reverenció y aceptó el abrazo—. ¿Qué tal su cita?
—No lo consideraría cita.
—Al menos no lo has rechazado sin haberlo conocido antes. Me alegro.
—No necesitaba que hicieras eso por mí.
—Puedes salir, como siempre, conocer. Mientras vuelvas o mandes algún mensaje, debo hablar con el rey, pero tenemos una charla pendiente.
—Sí, mi señora— volvió a reverenciar antes de ir a sus aposentos.
—Elentari— Glorfindel extendió la mano para llevarla a un ala apartada donde ya los esperaba el rey.
—Imagino que su estancia no fue tan placentera porque volviste pronto— Thraundil incitó a su hermana a sentarse a su lado, pero ella puso la silla a la misma distancia de ambos elfos, cada uno tomó asiento en un extremo de la mesa.
—¿Recuerdas a Thorin Escudo de Roble? Pasaron por Imladris, no sé si vayan a pasar por aquí, pero hubo Consejo, hablamos del Nigromante.
—¿Vendrán?
—No, Señor, deberíamos ir y revisar.
—Curunir es el jefe del Concilio, ¿qué dice al respecto?
—Que el mal ha sido erradicado, pero es mentira, Gandalf no nos puede ayudar porque está con los enanos.
—¿Lord Elrond?
—Por eso estoy aquí, él lo cree prudente.
—Bien, ya es un inicio, ¿la Dama de Lorien?
—Ambos están de acuerdo, aún no nos confirman quién de los dos nos acompañará.
—¿Nos? ¿Quién quedará al mando si tú, la silvana y yo vamos?
—¿Tu hijo?
—Quiero que él venga con nosotros, la silvana no quedará enfrente.
