A Deal With The Devil

Cap 1: Almas perdidas

El suelo tiembla con cada paso.

Parecen ángeles de venganza que se precipitan hacia Marley, y todo lo que Armin puede hacer es observarlos desde esa azotea en Shiganshina con Mikasa justo a su lado. Él grita algo pero ella no puede oírlo, a ninguno de los dos les importa, porque ambos están demasiado ocupados viendo alejarse al titán fundador de Eren, marchar mientras deja atrás a Armin y Mikasa. Va a aplastar el mundo bajo sus pies, el mismo mundo que se suponía que Eren y Armin debían ver juntos.

Por una fracción de segundo, Armin ve al niño Eren huyendo de ellos en lugar del titán fundador. Armin cierra los ojos y trata de olvidar de inmediato.

El retumbar es un error.

Necesitan detener a Eren antes de que se salga de control. Armin nunca ha estado más seguro de nada en su vida.

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Annie patea a Reiner para despertarlo.

Afuera hay un caos y una fiesta para aquellos que se sacrificaron para que ocurriera el estruendo; para que comience esta masacre. Pero para Armin, sus amigos y los guerreros sólo hay un objetivo claro.

Detener a Eren.

Evitar que cometa un error.

Evitar que destruya las casas de los guerreros.

Armin sostiene su puño sobre su corazón mientras se pregunta dónde desapareció el Eren que conocía.

Reiner se despierta lentamente, los mira fijamente y la tenue luz amarilla del atardecer mientras Gabi le dice que ya no son sus enemigos.

Armin mira a Annie y se pregunta si es su corazón el que se acelera al verla o es el de Berthold. Después de todo esto, las palabras de Eren están pegadas a su cerebro y sacuden los cimientos de su mente.

Armin no muestra ninguno de estos en voz alta. Él no dice nada.

Connie pone sus manos en sus caderas y se ríe; —Levántate— dice.

Reiner masajea los costados de su dolorida cabeza —¿A dónde?

Connie chasquea la lengua. —Para salvar al mundo.

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Y es un desastre.

Armin piensa mientras escucha el único sonido en su celda oscura, el sonido de las gotas de agua cayendo del techo mojado.

Calabozo. Está en un calabozo porque ni Historia ni Eren pueden arriesgarse a dejarlo en libertad. Por dos razones totalmente diferentes.

(La razón de Historia se puede resumir en una palabra maldita: política).

(A Armin no le gusta pensar en las razones de Eren).

Armin presiona la parte posterior de su cabeza contra el frío metal de los barrotes, sus ojos miran por la estrecha ventana para ver la uña de la luna. Golpea la parte posterior de su cabeza contra las barras una vez más sólo por el impacto frío que proporciona.

Maldita sea.

Maldita sea.

Maldita sea.

Está solo, sabe que no hay nadie más encerrado en esta mazmorra de alta seguridad justo debajo del palacio. La mazmorra está construida en algún lugar donde la luz no puede pasar más que desde una pequeña ventana con el ancho de tal vez el puño de Armin.

En lo profundo de la noche, Armin apenas puede ver las paredes de piedra si no fuera por la luz que viene del otro lado de los barrotes y de las antorchas en el pasillo.