Greta es una joven de 19 años que vive con su hermana y su hermanito. La suerte no parece estar de su lado ya que no encuentra un empleo.
Sin embargo, conocerá la mansión la mansión Heelshire, la cuál será una gran sorpresa que no se esperará. ¿Qué...
Ya han pasado dos días. El muñeco sigue comiendo de las comidas que Greta prepara (claro que desapercibidamente) Malcolm y Greta se llevan cada vez más bien, van forjando una amistad. Todo parece ir de lo más normal, hasta que...
Al caer la noche Greta le pegó una llamada a Sophia.
_ ¿Hola? - dice la voz de una señora, no es la de Sophia.
_ Hola, Con quién hablo, ¿con la señora Alicia? - se refiere a su vecina
_ Sí, soy yo.
_ Disculpeme por molestarla, ¿Sophia está ocupada?
_ Umm... Ella ahora se siente un poco mal, por eso respondí el teléfono yo.
_ Oh, ¿Qué le sucede? ¿Dolor de cabeza...?
_ No quiero asustarte pero tuvo un pequeño accidente...
_ ¿Cómo?
_ Ella y yo íbamos de compras para el supermercado, pero al volver un auto se le cruzó de repente. No la golpeó del todo, casi que la rozó. Pero eso provocó también que cayera de cabeza al suelo. Pero no te preocupes ya se mejorará. Ahora está descansando.
_ Ok, cuando despierte dele saludos de mi parte por favor, gracias por la noticia.
_ De nada querida, cuídate.
La llamada termina. Greta se queda sentada unos segundos en su cama. Está realmente preocupada. Lucas tuvo el mismo accidente, Greta no quiere que su hermana pase de estar herida... a otra cosa.
Sale de su habitación y entra a la de Brahms. Le cuenta la historia y le da el beso de buenas noches. Pero en vez de irse se queda allí, mira a Brahms.
_ Brahms... Hace un rato recibí una mala noticia, no puedo dormir sóla hoy - corre a su habitación y luego vuelve con su celular - Si no te molesta... - se acerca a la cama y mueve a Brahms a un lado para poder recostarse ella. Apaga la lámparita y se recuesta de frente mirando a Brahms. Trata de no pensar en su hermana, pero lo hace. En su mente sólo aparecen pensamientos negativos y lágrimas comienzan a caerle.
Mientras trata de tranquilizarse mentalmente, no tarda en quedarse dormida.
En la madrugada se despierta, pero no abre los ojos, ni tampoco se mueve de su lugar. Tiene mucho sueño para hacerlo. Sus ojos arden debido a las lágrimas.
De pronto siente sobre su mano izquierda algo cálido. Alguien... ¿está tocando su mano? Abre los ojos. Por desgracia la habitación está más oscura que el carbón. Ni la ventana emite luz.
Aquella mano apreta más la suya, entrelazando sus dedos en los de ella. ¿Se trata de un sueño? Ella espera que sí.
De pronto siente como un dedo acaricia su mejilla empapada por las lágrimas.
_ ¡Ok, esto ya es serio! - piensa. Se reincorpora como puede, con los ojos entreabiertos, y prende la lamparita. Ignora el daño que le hace la luz a los ojos. Se voltea y... Nada. Nadie está allí más que el muñeco.
No tiene sentido pensar que fue el muñeco. Esa mano era cálida, humana, en cambio la mano de Brahms es de porcelana fría.
Se levanta de la cama y examina el lugar. Nadie está allí. Se fija abajo de la cama, tampoco hay nadie allí. ¿Entonces lo que vio fue un fantasma?
Abre lentamente la puerta de la habitación. Mira para todos lados al exterior. No hay moros en la costa. Cierra la puerta, ni modos irá a examinar la casa, menos a estas horas de la noche. Toma la silla de la habitación y la apoya sobre la puerta de modo que la refuerze.
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Se acerca nuevamente a la cama y se sienta en ella. Mira para todos lados antes de acostarse. A pesar de tener los ojos cansadísimos no quiere cerrarlos, pero después de algunos minutos se duerme repentinamente.
De pronto el despertador del celular suena, ya es de día. Greta no tuvo ganas de levantarse, por lo que se quedó un rato más en la cama. Por suerte llegó Malcolm a la casa y Greta le contó lo de aquella mano misteriosa.
_ Tranquila, debió ser tu imaginación - le dice Malcolm.
_ ¡No! Es que se sintió tan real - le afirma ella.
_ Escucha, yo leí en un libro que estas cosas raras suelen pasar después de que has pasado por un momento triste...
_ ¿En serio? Nunca escuché algo como eso - mira desconcertada.
_ Créeme porque yo ya lo viví, pero no son más que productos de tu imaginación, por más real que se sientan.
