Niño rico // popkeda

5.

—¿Porque me miras así? — le pregunto el rubio a su hermana, ya dentro de casa.

Haciendo que marifa lo mirada de mala gana, después de lo que vio afuera de su hogar.

—¿Me puedes explicar que hacías besando la mejilla de ese ratito afuera de una moto? — pregunto seriamente la menor, mientras se acercaba a su hermano.

Ganandose un suspiro pesado de parte del rubio.

Pues no la forma en la que exactamente quería que si hermana se enterada.

—Se llamá kedamono en primer lugar...— dijo Poppe de manera nerviosa.

—Eso no contesta a mí pregunta — respondió ella de manera desafiante, ya que la expresión del otro se veía extraña.

Pues Poppe no era un buen mentiroso que digamos.

—Es mí novio — le contestó en voz baja, haciendo abrir la boca a marifa.

No sé esperaba escuchar eso, además no tenía sentido lo que decía.

—¿Que mierda? Pero dijiste que era feo, no tiene sentido lo que me dices— respondió está.

—Si, lose, pero cambié de opinión — contestó, mientras se ponía más nervios.

Haciéndole rodar los ojos a la chica, para luego irse a su cuarto, mientras le hablaba.

—Se que estás mintiendo, pero ya no haré más preguntas por ahora — mientras le daba una mirada desconfiada.

Sacándole una sonrisa satisfactorio a su hermano, pues no había notado lo que realmente pasaba.

Y bueno tampoco es como si reaemte quisiera ver la cara de desesperación de su hermana cuando se entere.

Ya ni sabía si decirle o no realmente.

Pero era mejor pensar en eso más tarde, además tenía de dormir para ir temprano a clases y no llegar tarde como la última vez.

Decir que no sentía la mirada asesina de su hermana, era una completa mentirá.

Se estaba cagando de miedo.

Pues al día siguiente desde que llegó al instituto, ese tal kedamono lo acompañaba siempre como si fuera un perro viendo a su dueño.

Y eso claro llamaría la atención de muchos, en este caso su hermana menor y muchas personas más que nos miraban de manera extraña.

Aún que claro le gusta ser el centro de atención, pero no de esta manera tan fastidiosa.

—¿Estás enojado? — pregunto una voz baja, llamado la atención del rubio.

Viendo a kedamono con una cara muy preocupada, haciendo suspirar a Poppe.

Tierno. Pensó por un momento, al ver su preocupación del menor.

—¿Eh? No, solo no dormí bien — respondio, mientras posicionamiento su mano en la cabellera del lobo.

Haciendo que esté se sonroje fuertemente al sentir esa clase de cariño.

—Ahm, claro — le contesto, mientras jugaba con sus deditos.

Haciendo que Poppe voltiara su mirada alfrente y siguiera rondando por el instituto.

Pues realmente no tenía ni idea de que hacer, ya que estaba a punto de ponerse aburrido.

Tal vez iniciar una conversación con el lobo ayudaría a evitar eso.

—Oye kedamono — le hablo el rubio, llamando toda la atención del más bajo.

—Dime — le respondió en voz baja, mientras movía su cabeza confundido.

—¿Quieres ir algún lugar en específico? — le pregunto, obviamente refieirdose a zonas del instituto.

Ya saben la cafetería, el patio, esas cosas.

Pero lamentablemente el pobre lobo sobreentendio otra cosa.

—¿T-t refires a una cita algún día? — le prestó kedamono emocionado.

Gandose una cara poco amistosa por parte del rubio.

Pues eso no era lo que quería decir.

¿Y ahora que demonios le dirá?

¡Dios, piensa estúpida cabeza!

—Ah-hm, ¿Sí? — le respondió fingiendo seguridad.

Para luego golpearse internamente.

Por seguirle el juego al lobo, en vez de negarse.

Mientras que kedamono por otro lado estaba muy feliz de escuchar eso, que movía su cola de un lado a otro inconcientemente.

Ojito.