Niño rico // popkeda

7.

Kedamono debía de admitir que realmente había estado practicando la forma de como decirle a Poppe su cita.

Realmente quiera que fuera perfecta y que al rubio le gustará su idea.

¡Dios estaba muy nervioso!

—¿En qué piensas? — dijo una voz de la nada, asustando a kedamono con un salto y un grito fuerte.

—¡P-papá! — dijo avergonzado el menor, mientras su padre se reía de el en el camino hacia la escuela.

Pues toda la noche ambos habían hablado sobre la cita de especial.

Y realmente querían que fuera perfecta.

En especial para el lobo.

—Ponte tu cinturón de seguridad — dijo el más viejo, mientras conducía hacia su destino.

—Si, papá — dijo medio pensativo.

Realmente estaba muy entusiasmado por la cita que a planeado y esperaba que Poppe la aceptará.

¡Dios su cita sin duda será romántica!

Se dijo a el mismos con venguenza y emoción.

Mientras que por otro lado Poppe caminaba hacia el instituto tranquilo.

Está vez solo, ya que su hermana de había ido a un ensayo en otro lugar.

Y aún seguía dudoso de la posible cita que tendría con ese kedamono.

Pues realmente no quería tener nada que ver con  ese chico.

Y estaba pensado en formas de como poder quitarle dinero poco a poco para su beneficio.

Tenía que ser más cuidadoso al hablar, realmente no quería cagarla y hacer que kedamono se enterará que lo está utilizando.

—¡P-poppe! — dijo una voz nervioso

Llamando la atención del rubio y haciendo una mueca sabiendo quién era.

Voltio a ver de dónde lo llamaba, observando a kedamono en un carro.

Un buen carro a decir verdad.

—Hola Kedamono — dijo el rubio con una voz suave, mientras se acercaba al gran carro.

Haciendo que esté se pusiera de cierta forma nervioso.

—Ahm, ¿Cómo estás? Estaba llendo al instituto — kedamono se dio un golpe mental por la estupidez que dijo.

¿Llendo al instituto? Por Dios el rubio sabía a dónde iba ambos van al mismo instituto.

Se sentía realmente tonto justo ahora.

—Estoy bien y yo también, pero tengo que caminar — dijo Poppe intentando verse cansado por caminar.

Pues obviamente quería entrar a ese carro.

—O-oh, yo puedo llevarte, s-solo si quieres — dijo avergonzado el lobo.

Bingo, justo donde quería.

—¿Oh, enserio? Muchas gracias keda — dijo el rubio, haciendo sonrojar a kedamono por el apodo.

Keda, keda, keda ¡Lo llamo keda!

Era lo único que sonaba en la mente y corazón del Omega.

Estaba más feliz ahora gracias al rubio.

Mientras que Poppe subía al carro justo alado del Omega que sentía como su corazón latía cada vez más fuerte por la cercanía.

—Cariño, ¿Quien es el? — dijo el mayor, llamando la atención de ambos adolescentes.

Más de Poppe que no se había dado cuenta de la presencia del adulto en el carro.

Y pensó que era solo su conductor, por no ser del parecido que tenía con kedamono.

Tal vez sea un familiar.

—Mucho gusto, señor — saludo de formalmente el rubio.

El mayor lo miro de cabeza hsra los pies y lo miro confundido.

—¿Eres amigo de mí hijo o su novio? — pregunto de forma directa.

Oh, realmente Poppe no esperaba esa pregunta.

Seguramente kedamono ya le había comentado de su relación.

—¡P-papá! — le llamo la atención el lobo, mientras tenía un sonrojo en sus mejillas gorditas.

Sacándole una sonrisa a su padre que volvió la vista alfrente para seguir conduciendo.