XI

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No le dirigió la palabra a Seungmin durante días. Estaba tan molesto con él que solo de escuchar su nombre hacía que se le pusieran los pelos de punta. Se consideraba una persona comprensiva, pero lo que sus ojos presenciaron ese día fue una actitud tóxica que no podía perdonar fácilmente. Por si fuera poco, se trató de justificarse sacando el tema que sabía que era más delicado para Hyunjin. Jugó sucio y lo hizo a sabiendas de que lo hacía delante del propio Jeongin y, por ello, no podía perdonarle como si nada.

Los rumores no tardaron mucho tiempo en circular por toda la residencia y en seguida el resto de sus amigos se enteraron de su fuerte discusión. Sin embargo, por más que quisieron interceder entre los dos para que arreglaran sus diferencias, Hyunjin se negó en rotundo. No estaba dispuesto a escuchar. Incluso Felix fue a buscarlo a su habitación para arrastrarlo hasta la habitación de Seungmin para que se disculparan, pero no hubo forma de convencerlo. No quería escuchar explicaciones que sonarían a excusas vacías y sin verdadero arrepentimiento, por lo que fue firme con su respuesta:

—No es a mí a quien debe pedir perdón. Sabe muy bien quién tiene que oír sus disculpas —y le cerró la puerta en las narices.

No obstante, lo que más le reconcomía a Hyunjin era la culpabilidad. Se sentía responsable de no haberse percatado de las señales que rodeaban a Seungmin y de no haber sabido anticipar el daño que le estaba causando a su compañero de cuarto. Decir que era su amigo no era una excusa válida. Precisamente porque era su amigo debería haberle recriminado que no estaba siendo justo con él y no haber dejado que llegara hasta ese punto. Fingió estar ciego y pensar que no era para tanto, que Seungmin no llegaría a tanto, no era justificación alguna. La realidad le demostró que al pensar así solo estaba siendo ingenuo.

De pronto, el examen que tenía de Psicofarmacología se volvió lo último de su lista de prioridades y, cuando tuvo el papel delante, fue como si se le hubiera olvidado todo lo que había estado estudiando durante semanas. No tuvo la mente para sentarse a repasar y eso le pasó factura cuando llegó el momento: las preguntas eran confusas y los temas se le mezclaban en la cabeza, difuminados en su memoria. Salió del examen con ganas de llorar y una frustración terrible en el pecho, convencido de que iba a suspender. Yeji trató de animarle y le aseguró que la prueba de por sí había sido compleja, pero Hyunjin solo podía pensar en que era él quien no había estado a la altura.

Quizás estaba haciendo una montaña de un grano de arena. Quizás se estaba ahogando en su propia desesperación y eso lo iba a arrastrar a un remolino de frustraciones en el que al parecer no había aprendido todavía a flotar. No era la primera vez que le sucedía y le asustó que el fracaso volviera a hacerse tan grande hasta que no pudiera liberarse de él. No quería que la situación a su alrededor le afectara hasta el punto de suspender sus asignaturas de nuevo.

Sin embargo, más allá de la posible atracción que pudiera haber desarrollado por Jeongin, cuando pensaba en él solo podía acordarse de su Jeongin y creía que era él quien estaba en lo cierto. Que tenía motivos suficientes para que el enfado lo cegara y no querer dar el primer paso para arreglar las cosas con Seungmin. Porque pensar en Jeongin significa pensar en el chico de los sueños que lloraba movido por el dolor, al que quería proteger por todos los medios de todo aquel que quisiera hacerle daño, pero que nunca pudo proteger.

Aunque Felix le hubiera dicho que no lo hiciera, estaba claro que no los podía ver como personas distintas. Jeongin era el chico de sus sueños, aun cuando no se acordara de él, y pensar en sus lágrimas lo hacía arder en llamas. Pensar que el que consideraba uno de sus mejores amigos le pudiera herir le provocaba una tempestad de emociones negativas en su interior y no podía hacer nada para cambiarlo.

Cuando llegó el viernes fue a la reunión del club solo. Entró a la sala del club con el tiempo justo, así que la mayor parte de los miembros ya estaban sentados cuando apareció. No podía evitar ver a Seungmin allí, pero procuró sentarse lejos de él y ni siquiera le miró a la cara cuando sus amigos lo llamaron para que se acercara al entrar a la habitación. Hizo oídos sordos y saludó a sus otros dos amigos, quienes se notaban claramente incómodos ante la tensión que se palpaba entre ellos, pero no se acercó.

ONIROS ┃hyunin, minsung┃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora