Jisung siempre fue un chico extravagante y llamativo. Le gustaba ser el centro de atención y, al final, siempre se acababa convirtiendo en el alma de la fiesta. Aunque a veces estuviera en el límite de lo soportable, era el tipo de persona que te acababa sacando una sonrisa por sus locas ideas. Irradiaba una luz especial allá por donde pasara y que cegaba a todos a su paso. Y, sobre todo, Jisung tenía un buen corazón, aun cuando no todo el mundo fuera capaz de apreciarlo.
Sin embargo, detrás de esa sonrisa que mantenía constantemente en el rostro Hyunjin sabía que se encontraba una persona insegura a la que le habían lanzado cientos de piedras a la espalda. No todo el mundo es capaz de aceptar la alegría de los demás. No todo el mundo es capaz de entender lo de que es diferente a uno y la única respuesta que saben dar es el rechazo. Un rechazo en forma de burlas, en comentarios susurrados que son afilados como una navaja y que arañan como las espinas de una rosa.
Detrás de esa energía infinita pero superficial solo quedaba el verdadero Jisung: un chaval al que le habían hecho tanto daño que había tenido que aprender a llevar una máscara con la que detener los golpes.
Siempre fue un chico de lágrima fácil. No tenía miedo en expresar sus emociones y las dejaba fluir cuando sentía que era necesario. Lloró a moco tendido cuando le concedieron la beca a Felix por la que tanto se había esforzado y también cuando Hyunjin les confesó lo mal que lo estaba pasando durante sus primeros meses en la universidad. No obstante, hacía ya tiempo que Hyunjin no lo veía llorar por sus propios problemas. Cuando el dilema lo concernía a él mismo era como si no fuera para tanto. Como si todo fuera a estar bien con solo poner una sonrisa falsa e ignorar las burlas. Como si solo con una sonrisa los problemas fueran a desaparecer.
Hacía ya demasiado tiempo desde la última vez que lo vio llorar por algo que lo afectara a él. Todavía ni siquiera habían terminado el instituto en su ciudad natal y hacía muy poco que a Hyunjin se le había ocurrido estudiar Psicología en la universidad. A Jisung siempre lo criticaron por su forma de vestir excéntrica, su personalidad desbordante y, sobre todo, por su orientación sexual. Desde muy pequeño supo que no solo le atraían las niñas de su clase, pero mucha gente solo lo vio como un chico poco varonil, perfecto para convertirse en su saco de boxeo.
Hyunjin nunca lo entendió. Nunca fue capaz de entender por qué se metían con Jisung, quien lo único de lo que era culpable era de ser él mismo y de tratar de ser feliz así, pero en cambio nunca se atrevieron a meterse con el propio Hyunjin. Aun cuando él también supo a temprana edad que solo le interesaban los chicos y tenía muy claro sus propios sentimientos. Quizás porque él sí encajaba en lo que ellos consideraban normal y Jisung se escapaba de su vacía forma de entender lo que era aceptable. Si tan solo se hubieran dignado a rasgar la superficie, a ir más allá del aura excéntrica que rodeaba a Jisung, se hubieran dado cuenta de que su amigo era mucho más que un cliché adolescente. Pero nunca sucedió, ni nadie mostró nunca interés en hacerlo.
Jisung tuvo muchas parejas fugaces que apenas duraban unas semanas. Novias que se interesaban por su ingenio y que se cansaban de lo que creían demasiado femenino en un hombre y novios que solo lo veían como una chica un poco diferente con quien probar algo distinto. Y Jisung era un enamoradizo. En realidad, aún lo seguía siendo. Entregó su corazón a cada uno de sus parejas y todas las veces se lo devolvieron maltratado y lleno de heridas sangrantes. Pero, a pesar de que sus amigos siempre estuvieron ahí para que llorara sobre sus hombros, no había nada ni nadie que pudiera evitar que se repitiera la misma historia una y otra vez.
El primer y único rayo de esperanza que vivió en su adolescencia llegó cuando estaban en segundo año de instituto. Lo conoció a través de su hermana mayor, quien estaba en último año y compartía algunas clases con él. Se encontraron en la fiesta que organizó para celebrar su cumpleaños. Unos tragos de a saber qué era, un par de juegos de adolescentes hormonales y una puerta cerrada con pestillo más tarde, Jisung ya tenía un nombre nuevo que apuntar en su lista de encuentros pasionales.
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ONIROS ┃hyunin, minsung┃
Fiksi Penggemar➽ Desde hacía años en los sueños de Hyunjin aparecía un misterioso chico de piel pálida y mirada triste. No sabía su nombre y, aunque sabía que no eran más que fantasías producto de su imaginación, eso no le impidió que se acabara enamorando de él:...