Si había un evento que fuera la tradición más importante en la familia de Hyunjin, esa era la cena que organizaba Haneul cada fin de año. La costumbre de reunirse cada último día de diciembre se remontaba a la época en la que sus bisabuelos todavía vivían y Haneul no era más que una niña pequeña. Los antepasados de Hyunjin eran de Ansan, una ciudad al sur de Seúl, pero cuando sus abuelos, los padres de Haneul, decidieron que era hora de buscar oportunidades mejores para vivir se mudaron a Incheon. Por esa razón, Haneul no solía ver mucho al resto de su familia, mucho menos a los primos de su misma edad. Sus padres solían estar ocupados con sus trabajos, por lo que no solían ir a menudo de visita a su ciudad natal. Tan solo tenía a su hermana pequeña, Eunji, y aunque la quería muchísimo deseaba poder hacer como sus amigos del colegio e ir a la casa de sus tíos para jugar con el resto de su familia.
Sin embargo, cuando llegaba diciembre y toda la familia se reunía para recibir el nuevo año todos juntos, Haneul era la persona más feliz del mundo. Era la ocasión en la que se reencontraba con el resto de sus tíos y primos y en la que se pasaba todo el día jugando con ellos para recuperar el tiempo perdido por culpa de vivir demasiado lejos. Haneul amaba con todo su corazón esos días y, por eso, cuando creció y formó su propia familia, decidió que ella haría lo mismo con sus hijos. Así, el primer recuerdo que conservaba Hyunjin en su memoria era el de su madre sujetándolo en brazos, rodeado por el resto de sus familiares alrededor del árbol, cantando canciones y escuchando de fondo las campanadas del Bosingak a través del televisor que anunciaba la llegada del año nuevo.
Su madre se tomaba muy en serio la cena y la organizaba por todo lo alto. Preparaba tanta comida que las sobras les duraban por lo menos una semana y llenaba la habitación de luces hasta el punto que el salón parecía más una discoteca que una sala de estar. Alguna vez eso provocó alguna que otra discusión con su marido, quien se preocupaba del incremento de gastos repentinos que tenían cada año en diciembre. Sin embargo, por regla general, Yongmin dejaba que hiciera lo que deseara. Los dos tenían un buen sueldo y podían permitirse derrochar algo de dinero por las fiestas. Además, sabía lo significativo y especial que era para Haneul aquellas fechas y no tenía el corazón de arrebatarle la ilusión de vivir las festividades como siempre había hecho, rodeada de su familia.
—No estoy muy convencido de esto... ¿Estás seguro de que me queda bien? —le preguntó inseguro Jeongin.
Tumbado sobre la cama mirando su teléfono, Hyunjin levantó la mirada para observar a Jeongin en el marco de la puerta y sonrió. Hacía ya un rato que él terminó de prepararse, por lo que se acostó a esperar a que Jeongin volviera del cuarto del baño tras haberse duchado y vestido con la ropa que le había prestado para la ocasión. No era más que una camisa blanca de botones que le quedaba larga por las mangas y unos pantalones oscuros y lisos adornados por un simple cinturón del mismo color. Tenía el pelo húmedo a causa de la ducha y se removía incómodo en el sitio, tratando de acomodarse las mangas de la camisa para que no le cubrieran las manos.
Se levantó de la cama para acercarse a él y le tomó de las manos para ayudarlo personalmente con las mangas de la camisa. Cuando terminó, le echó un último vistazo y asintió con la cabeza. En el momento en el que eligió la ropa que iba a prestarle no se lo imaginó, pero ver a Jeongin sin sus habituales sudaderas y pantalones vaqueros era bastante atractivo. Nada más verlo aparecer por la puerta el corazón de Hyunjin se aceleró por culpa de su belleza y, ahora que lo analizaba más de cerca, ni siquiera podía pensar en calmar sus latidos.
—Estás hermoso. Tan hermoso como siempre o incluso más —le pellizcó una mejilla y Jeongin emitió un ruidito molesto quejándose. Sin embargo, las acciones de su cuerpo lo traicionaron, pues su cabeza se inclinó inconscientemente hacia el toque de sus dedos.
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ONIROS ┃hyunin, minsung┃
Fanfiction➽ Desde hacía años en los sueños de Hyunjin aparecía un misterioso chico de piel pálida y mirada triste. No sabía su nombre y, aunque sabía que no eran más que fantasías producto de su imaginación, eso no le impidió que se acabara enamorando de él:...