La campanilla de la floristería vibró cuando abrió la puerta, emitiendo un chillido agudo que rechinaba en los tímpanos. Hyunjin se asustó ligeramente cuando sonó, pues estaba más ocupado mentalizándose de que no estaba haciendo nada incorrecto que prestando atención a su entorno. Incluso se llevó una mano al pecho y soltó un largo quejido que ojalá hubiera sido más bajo, pero que la muchacha en el mostrador seguro que escuchó. Se le colorearon las orejas de la vergüenza, pero actuó como si nada hubiese ocurrido.
Siendo objetivos, no estaba haciendo nada malo. Se lo decía a sí mismo como un mantra, como si repitiéndoselo se fuera convertir en realidad. Solo era un muchacho como otro cualquiera, yendo a comprar un ramo de flores después de salir de clases de la universidad y antes de su reunión del club de teatro. Cualquier persona que lo viera pensaría que tan solo le quería hacer un bonito detalle a su pareja. Quizás su aniversario estuviera cerca o simplemente deseaba demostrarle su amor con el lenguaje de las flores. Fuera cual fuese el motivo por el que lo llevaba a entrar en la floristería, nadie creería que sus intenciones no eran buenas.
—¿Ves? Tener una floristería de confianza siempre es útil. Seguro que Jeongin se pondrá muy contento cuando se las regales —Chan le guiñó un ojo y, después, le pasó un brazo por encima de los hombros con actitud burlona y sonrió—. Si quieres te acompaño cuando vayas a ir.
Hyunjin se negó de inmediato. Por una parte, no quería molestar más a su amigo. Ya lo había ayudado bastante recomendándole libros sobre botánica y seguro que tendría que cumplir con sus labores de presidente antes de que comenzara la reunión del día. Pero, por otra parte, también le daba vergüenza ir acompañado ya que, en realidad, las flores no eran para Jeongin. Estaban relacionadas con él, pero no tenía intenciones de regalárselas. La verdadera intención de Hyunjin para ir a comprar un ramo de flores era poder analizarlas más de cerca y, así, tener unas amapolas tangibles que poder comparar con la que apareció en sus sueños.
No estaba haciendo nada malo y, aun así, se sentía culpable. Era como si estuviera traicionando la confianza de Jeongin al actuar a sus espaldas, investigando algo que le había pedido que no indagara. Quería autoconvencerse de que lo estaba haciendo por los dos, por entender qué los había llevado a soñar juntos. Jeongin solo se estaba dejando llevar por el miedo a su pasado, pero le demostraría que estaría ahí para él para enfrentarlo.
El problema era que Jeongin le había dejado muy en claro que estaba en contra.
—Que nosotros... ¿Qué? —balbuceó cuando Hyunjin le explicó todo lo que había descubierto hasta ese momento.
Le costó mucho tomar la decisión. Estuvo días debatiendo consigo mismo, valorando los pros y los contras de revelarle toda la información que había recabado, pero su decisión final fue contárselo. No podía aguantar por más días la opresión en el pecho por estar ocultándole algo que lo emocionaba tanto, que lo llenaba de esperanza por saber, por mucho miedo que le causara el que no estuviera de acuerdo con él. Quería demostrarle que estaba más cerca que nunca y compartir su emoción de estar a punto de descubrir por lo que llevaba tanto tiempo luchando.
Pero la reacción de Jeongin fue peor de lo que se imaginó. Por mucho que hubiera tratado de hacerse a la idea de su rechazo, por mucho que quisiera confiar en que, cuando se lo explicara, entraría en razón. Por mucho que se trata de convencer a sí mismo que lo hacía por los dos. Daba igual lo mucho que pensara para planificar su conversación, Hyunjin jamás estaría preparado para lo que le pidió.
—Somos nosotros dos, Innie. De pequeños. Nos conocimos cuando éramos pequeños —le repitió con voz ahogada. Estaba muerto de nervios. Apenas podía dejar de mordisquearse el labio y tenía las palmas de las manos empapadas en sudor. Se lo trató de limpiar con la tela de los pantalones vaqueros, pero le duró muy poco tiempo.
ESTÁS LEYENDO
ONIROS ┃hyunin, minsung┃
Fanfiction➽ Desde hacía años en los sueños de Hyunjin aparecía un misterioso chico de piel pálida y mirada triste. No sabía su nombre y, aunque sabía que no eran más que fantasías producto de su imaginación, eso no le impidió que se acabara enamorando de él:...