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Son las 7:25 PM y Enjorlas está entrando al terreno de la mansión Montparnasse, es un lugar bastante grande, tiene un jardín enorme al frente de la propiedad que está formado por varios árboles gigantes, flores de varios tipos e incluso un pequeño laberinto de arbustos.
La construcción es enorme, casi a la par de un castillo, tiene bastantes metros de frente y varias ventanas adornadas de un color dorado.
Con el simple hecho de ver por fuera la propiedad ya puede imaginar el tipo de personas que son.
Siente un poco de repulsión en el estómago conforme va llegando. Hay carruajes delante del suyo, el baile no es dentro de la casa principal, si no al costado en una más pequeña que tiene el tamaño de la casa actual donde vive con sus padres.
El camino está iluminado con lámparas de fuego, al fondo se ven las luces del salón y la entrada adornada. Los carruajes se detienen al pie de una alfombra color rojo y dos hombres con uniforme ayudan a bajar a las damas invitadas.
Después de esperar por los 3 carruajes delante de él, por fin está al pie de la alfombra, prepara su invitación, acomoda bien el antifaz y suspira para sus adentros, el momento llegó, nada puede salir mal está noche.
Abre la puerta de su carruaje para encontrarse la elegante alfombra, el camino guiado por algunos adornos de flores y un par de hombres uniformados vigilando a cada persona que está por entrar al salón.
Enjorlas camina por la alfombra un poco nervioso, se encuentra con los hombres y les extiende la invitación, ambos lo escanean con la mirada y sin decir una palabra lo dejan entrar al lugar.
Primer paso completado, siente alivio al haber entrado por fin sin ningún contratiempo; se encuentra con un salón enorme decorado de piso a techo, está lleno de flores de Jazmín y el lugar huele muy bien. Ya hay bastantes invitados aún que no todos, principalmente la familia anfitriona.
A un costado hay una gran mesa llena de manjares de todos los tipos, al frente lo suficientemente alto para poder resaltar del resto de personas hay un grupo de músicos tocando melodías para ambientar la noche.
Varios meseros se pasean de un lado a otro con bebidas en sus charolas, no pasa mucho tiempo para que uno de ellos le ofrezca una copa a Enjorlas quién la toma decidido —¿Que es esto?— piensa mientras huele el contenido, él no conoce mucho de bebidas, en realidad el único tipo de alcohol que ha tomado ha sido la cerveza de la taberna del centro.
Mientras prueba el contenido está observando a su alrededor para ubicar a las personas y empezar su encomienda.
Es difícil saber quién está debajo de la variedad de antifaces que se ofrece está noche, puede ver a un grupo de jovencitas mirarlo y secretear entre risas, sabe que están tratando de llamar su atención, buena suerte con eso.

Después de unos minutos de observación parece que ha encontrado al grupo de hombres indicado, va caminando cauteloso en su dirección cuando uno de los guardias de la entrada llama la atención de los presentes —¡Atención a todos! Los anfitriones de esta noche la familia Montparnasse ha llegado— todos ponen su atención a la gran entrada del salón donde están situados ambos padres y dos hijas esperando recibir la atención requerida.
Todos aplauden y dan la bienvenida, los músicos continúan tocando y Enjorlas observa atónito el espectáculo, hasta donde llega el narcisismo de estás personas que desean ser alabados por un montón de desconocidos, se asquea un poco más todavía.
Regresa su atención a los 4 hombres que platican en una mesa, parece que son los miembros del parlamento, todos son hombres viejos tomando de sus copas y fumando puros, uno que otro no disimula las miradas a las jovencitas que pasan frente a su mesa, parece que no piensan en otra cosa que no sea lo que hay debajo de esos vestidos.

Se acerca lo suficiente como para poder escuchar de lo que están hablando, han mencionado algo de llenar las calles con soldados para vigilar a los habitantes y estar preparados para frenar cualquier levantamiento que pudiera surgir. A veces hay tanto ruido que se le dificulta entender lo que está escuchando, en un momento su concentración se ve interrumpida por una chica que corre a través del salón con un llamativo vestido rojo, parece que viene en su dirección y eso lo pone nervioso, a pesar de la seguridad que brinda el anonimato de las máscaras no deja de estar preocupado por la posibilidad de ser descubierto.
La chica no le presta la mínima atención, en realidad se ha acercado a otra pelirroja que no se había percatado que estaba parada a su costado.
Se saludan eufóricas y comienzan a hablar del baile —Típicas jovencitas queriendo llamar la atención— piensa Enjorlas mientras regresa su atención a la plática de la mesa, la conversación ha cambiado a los nuevos impuestos que tiene previsto publicar el rey en unos días, no se conforma con toda la riqueza que tiene que quiere quitar todavía más al pueblo, Enjorlas está bastante molesto y hace un sonido de desaprobación tan alto que los miembros del parlamento se percatan de su presencia, le dan una mirada acusadora por saberse vigilados. Al darse cuenta que ha cometido un error entra en pánico, en la pista está por comenzar un nuevo baile, todos están escogiendo a su pareja y no hay nada más que hacer que fingir que está ahí para bailar con una de las jovencitas de hace un momento. Con un movimiento rápido coge de la mano a la chica de vestido rojo y la jala hacia la pista para pretender bailar con ella. No hay tiempo de decir una sola palabra, las parejas están listas y la música comienza a sonar.
Enjorlas es consciente ahora de lo que está pasando, siente en su mano la piel suave y calida de la chica que lo ve con desagrado, pone su mano izquierda sobre su cintura y un escalofrío recorre su cuerpo, nunca había bailado con un mujer, al menos no a partir de su adolescencia.
Bernardette está indignada, ¿Cómo se atreve este tipo a tomarla como si de una muñeca se tratara? Está a punto de desprenderse de su agarre cuando sus ojos se encuentran con los de su madre que está muy molesta y con un movimiento le advierte que tiene que bailar si o si, resignada se queda junto al hombre que la toma delicadamente como si tuviera miedo de estar a su lado —Perfecto es raro además de todo— piensa para si misma al mismo tiempo que comienza a moverse al ritmo de la canción.
—Perdón— dice Enjorlas para romper el hielo, Bernardette lo mira confundida —Por tomarla así nada más, me puse nervioso— No la está mirando, prefiere observar a su alrededor para que el tiempo termine lo más rápido posible —Me da igual, como quiera no quiero estar aquí— es la respuesta más inesperada que podría recibir, no se resiste y su mirada se dirige a la chica frente a él —¿Qué? ¿Esperaba que lo disculpara, le diera una sonrisa y coqueteara con usted?— lo está viendo directo a los ojos, como si pudiera atravesar por el antifaz hasta su córnea y pudiera ver a través de sus pensamientos, los ojos de Bernardette son grandes, de un color gris hipnotizante, sus pestañas son tan largas que pueden distinguirse aún con el antifaz negro decorado con piedras de rubíes ¿Por qué su corazón está latiendo tan fuerte? —Como sea yo ni siquiera quería bailar con usted— dice para safarse de la situación y para dejar claro que no está interesado en ella.
El resto de la canción no se dirigen la palabra otra vez y evitan el contacto visual aún que no con tanto éxito, se han descubierto ambos observándose de repente.
La música termina y todos aplauden felices, las damas se despiden de sus parejas de baile y Bernardette se va del salón inmediatamente dejando a Enjorlas parado en medio de la pista completamente solo, lo único que puede ver es como la amiga corre detrás de ella y desaparecen por los jardines bajo la noche oscura.

Está agitado más por lo que acaba de suceder que por el baile mismo, nunca había sentido esa clase de malestar en el estómago y ¿Escalofríos por tocar a una mujer? —Eres ridículo Enjorlas— piensa mientras se dirige a la mesa de postres.
No puede sacarse de la mente la imagen de los ojos grises viéndolo directamente. Un joven bastante apuesto lo interrumpe —Eres suertudo ¿Lo sabías?— le habla acercándose a él —¿Qué?— Enjorlas no está seguro si le habla a él y porque lo hace —Nadie ha podido bailar una canción entera con Bernardette— así que su nombre es Bernardette, ni siquiera había pensado en preguntar cómo se llamaba.
—Si, pues no me pareció algo extraordinario, es bastante antipática la verdad— no está mintiendo es lo que piensa de ella —Precisamente por su nulo interés en los hombres es que nunca se le había visto bailar con alguno— dice el joven —¿Y cómo sabes tanto de ella? Y lo más importante¿Por qué me lo estás diciendo?— Enjorlas puede ser algo grosero a veces cuando no tiene interés en algo en particular.
—Soy Bastian mucho gusto— le extiende la mano, duda un poco en responder al saludo pero al final termina por extender su mano también —Estoy por casarme con Elise la hermana de Bernardette— la señala al fondo del salón donde está conversando con otras chicas.
¡Bernardette es hija de los Montparnasse! piensa sorprendido Enjorlas, una razón más para despreciarla —además de antipática y grosera seguramente debe ser superficial y egoísta como su familia— Te lo estoy diciendo porque nunca habíamos visto a Bernardette ser amable con un hombre, no se que pasa por su cabeza pero siempre prefiere estar sola. Tal vez puedas cortejarla— los ojos de Enjorlas están perdidos en la comida escuchando lo que dice Bastian —No fue amable para nada y no me interesa cortejarla, tengo cosas más importantes que hacer que ir detrás de una chica— recuerda la razón por la que está en ese baile y se da cuenta que ha perdido mucho tiempo con todo este asunto —Debo irme— da unos pasos y vuelve con Bastian —¿De casualidad viste a dónde se fueron los hombres que estaban allá?— señala la mesa donde conversaban hace unos minutos los ministros —¡Ah si los ministros, salieron a los jardines, siempre hacen eso cuando tienen cosas importantes que hablar y no quieren que nadie interrumpa ¿Eres parte de su grupo?— pregunta pero Enjorlas ya ha caminado hacia la salida sin decir nada.

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Hasta la muerte- Enjolras (Joseph Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora