XVIII

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Enjolras no ha dejado de ir cada día a los jardines centrales con la esperanza de reencontrarse con Bernardette como esta le dijo la última vez que se vieron.
La rutina siempre es la misma, una caminata al rededor de la gente, intentar encontrar su rostro entre las jovencitas bien peinadas y de vestidos llamativos y terminar sentado por más de una hora en el tronco escondido entre los árboles, esperando en una cita no pactada.

Está comenzando a desesperarse y darse por vencido, tal vez el plan que tenía en su cabeza no es tan fácil después de todo, derrotado por un día más desperdiciado, emprende el camino de regreso por los senderos llenos aún de personas.
Sumido en sus pensamientos no se da cuenta que está por tropezar con una mujer de vestido verde esmeralda.

- ¡Ouch!- se queja Sylvie al recibir un empujón por la espalda.

-Una disculpa señorita- se apresura a decir Enjolras totalmente apenado, mientras el grupo de mujeres lo observan curiosas.

Sylvie gira para poder ver quién se está disculpando, no lo reconoce de ningún lugar y solo da una sonrisa cortés para devolver su mirada a las jovencitas del grupo y continuar charlando.
Enjolras se queda atónito por la falta de atención y después de unos segundos comienza de nuevo su camino aún poniendo atención al grupito de chicas, para al fondo ya casi imperceptible, escuchar a Sylvie nombrarla.

-Lo sé, le he dicho a Bernardette que debe venir a pasar tiempo con nosotras pero...- Enjolras sin ninguna clase de cautela da la media vuelta y regresa apresurado interrumpiendo a Sylvie.

-¿Disculpe puedo hacerle una pregunta? - se dirije a la pelirroja, tajante.

Todas las chicas miran pícaras al joven, están cuchicheando entre ellas y sonriendo al pensar que intentará cortejar a Sylvie.

- mmmm Supongo que ¿Si?- contesta tímida sin saber que esperar.

No está tan seguro de hacerla frente a todas las miradas que lo observan, así que toma a Sylvie del brazo y la separa un poco del grupo.

Hablando en un tono bajo y más cerca para que nadie pueda oirlo pregunta -¿Conoce a Bernardette Montparnasse?

-No lo sé¿Quién lo pregunta? - dice Sylvie cautelosa.

- Un amigo cercano...- hace una pausa y al ver qué no está dispuesta a dar información de su amiga continúa - Mi nombre es Enjolras, ella me conoce- de inmediato la cara de la chica cambia a sorpresa y emoción

-¡Si claro que la conozco!- sube la voz y algunas personas voltean a verlos - Este...quiero decir, -intenta disimular su exaltación - si, puede que sepa de quién habla - está completamente emocionada por al fin conocer al hombre que ha entrado en el corazón de su amiga, por más imposible que le pudiera parecer.

Está observando su aspecto de pies a cabeza, es corpulento, alto, su cabello es ligeramente largo y rizado, tiene unos enormes ojos cafés y unos labios gruesos y rosados, su piel es clara y puede ver algunas pecas en su rostro. Su ropa parece ser de buena calidad, a pesar de que está un poco sucia -¿Dónde se meterá este hombre? - pensó Sylvie.

- Entonces ¿puede ayudarme a entregarle un mensaje? Es de suma importancia - Esta es la única esperanza de Enjolras por reencontrarse pronto con Bernardette

- Está bien - continúa fingiendo serenidad - pero no puedo asegurar cuándo me encuentre con ella para hacerlo llegar.

-No tengo ningún problema, solo necesito que le haga saber que voy a esperarla en el mismo lugar todas las tardes hasta que decida venir.

Sylvie se está derritiendo por dentro, no puede creer que está siendo la mensajera de amor entre esos dos.
Con una sonrisa asiente al mensaje y dice - Entendido, tenga por seguro que yo le haré llegar su mensaje. Me temo que debo retirarme. - le da una sonrisa y vuelve al grupo de chicas que están expectantes a saber lo que acaba de suceder.

Hasta la muerte- Enjolras (Joseph Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora