Clémence estuvo toda la semana confeccionando el antifaz de Enjolras, utilizó tela satinada en color plateado para resaltar sus ojos cafés y puso aplicaciones en color rojo por todo el contorno, bordó unas cuantas flores y añadió un par de piedras de rubí que se permitió comprar en la joyería del centro. Su objetivo era que su hijo llamara la atención de las chicas que asistieran a la celebración. No importaba lo que dijera, cualquier momento era perfecto para conquistar a una dulce chica.
—¡Vamos Enjorlas, no me interesa que cosas tengas que hacer!— está gritando al pie de las escaleras —La cita con el sastre ya está echa y no pienso desairarlo te espero en el carruaje y más vale que salgas— le está hablando un poco más autoritaria que de costumbre.
Enjorlas escucha desde su habitación aversivo, creyó que podría evitar ir con el sastre a buscar el traje nuevo que pidió su madre para el baile, pero la mentira de la reunión en la Sorbona para estudiar no funcionó. No tiene más opción que apresurarse y salir a encontrar a su madre —Dios se apiade de ti hijo— dice su padre al verlo pasar frente al estudio refunfuñando —Necesito que me salves— Enjorlas regresa su camino y bromea con su padre —no puedo creer que me esté obligando a ir al sastre solo por un baile— se sienta en la silla que está frente al escritorio —Es un baile importante hijo, debes dar una buena impresión para contactar a las personas correctas— levanta la mirada de los documentos que está llenando.
—¡Enjorlas!— grita su madre y sobresalta a los dos hombres borrando inmediatamente su sonrisa —Es mejor que te apresures o tú madre subirá por ti— dice Léopold a su hijo al mismo tiempo que regresa la mirada a lo que estaba haciendo.
Enjorlas baja los escalones arrastrando los pies, entre más pueda alargar la experiencia mejor, su madre lo espera desesperada en la puerta —Apresurate que vamos tarde— sale para subir al carruaje.En el camino su madre iba hablando de lo bonito que era el traje, lo bien que le quedaría y lo guapo que se vería usándolo, Enjorlas no ponía atención, ya había aprendido a ignorar las palabras de su madre cuando hablaba de chicas, matrimonio, familia y nietos. Estaba repasando en su mente los nombres de los hombres a los que tenía que poner atención y con los cuales debía entablar una conversación para intentar sacar información de los próximos movimientos del parlamento.
—Por lo menos promete que lo intentarás— la voz de su madre vuelve a entrar en su cabeza pero no entiende de que está hablando —¿Qué?— le pregunta confundido —Bailar con una dama Enjorlas— ¡Ah! Si está bien lo intentaré— responde lo que su madre quiere oír, es eso o aguantar más tiempo de sus sermones que incluyen las razones por las que es importante formar una familia y tener hijos.El sastre tiene listo el traje y le pide a Enjorlas que pase a cambiarse para hacer modificaciones en caso de ser necesarias.
Con ayuda del Sr. Octave va poniendo cada elemento del atuendo, camisa blanca, chaleco color beige, corbata del mismo tono, un pantalón corte recto color café y para finalizar un saco a juego con el pantalón. Tenía que aceptarlo, su madre había escogido un modelo favorecedor, nadie sospecharía en el baile que no pertenece al círculo de invitados —Sal hijo, quiero ver cómo te queda— grita desde la salita de espera impaciente por ver a su retoño.
Enjorlas sale del probador totalmente confiado, camina más erguido y orgulloso, sabe que se ve más atractivo que de costumbre. A pesar de no tener interés en una relación amorosa era consciente del efecto que causaba en las mujeres y podía reconocer que si no tuviera otras cosas más importantes en mente haría uso de su atractivo para divertirse con ellas.
—Tengo el hijo más guapo de la ciudad— dice orgullosa —gracias Sr. Octave el traje es perfecto— como siempre es un placer atenderlos— responde amable— ese traje sería digno de un baile— dice sin saber que es el verdadero propósito, Clémence ha cumplido su promesa y no ha dicho nada de la invitación, pidió el traje como regalo de graduación para Enjorlas.
—Es lo que le digo a Enjorlas, pero nunca quiere asistir a ninguno— está sacando las monedas para pagar.
Después de empacar perfectamente el traje en una caja blanca y elegante vuelven a casa.El baile es esta noche y Enjorlas debe prepararse, se ha reunido con sus compañeros en la misma taberna de siempre, la mesa del rincón esta reservada para los jóvenes pues el dueño los conoce bien y simpatiza con la causa, es un lugar seguro para hablar y planear la insurrección.
A ellos se han unido dos hombres más, vienen a dar información sobre los invitados más importantes, algunos son miembros del parlamento y muy cercanos al rey. Saber que movimientos tienen planeados ayudará a organizar mejor el día que deberá empezar todo. Tienen que aprovechar alguna distracción o evento importante para poder tomar las calles sin prevenir al ejército.
—¿Estás seguro que quieres ir a ese baile?— pregunta Grantaire —Te estás arriesgando mucho ¿Que pasará si descubren que eres infiltrado? —Deja de preocuparte, esto será parte de la historia y si es necesario lucharé hasta la muerte— Enjorlas suele desesperarse con Grantaire, que tiene muchas dudas aún y puede ser un poco cobarde, aún así intenta incluirlo y darle valor para participar en las actividades.
—Entonces Enjorlas, este es el plan— dice el hombre a su derecha —Entrarás al baile como cualquier invitado, procura acercarte a los miembros del parlamento, generales confianza en ti para que puedan hablar aún en tu presencia— Enjorlas escucha con atención —Tienes que hacer todo lo necesario y no distraerte con el ambiente —Los bailes de la familia Montparnasse suelen ser muy llamativos y es fácil dejarse llevar- lo interrumpe el otro chico que lo acompaña —Tranquilos— se defiende Enjorlas —No me dejó llevar tan fácil y ese tipo de eventos no me llaman la atención para nada, no puede haber algo que sea tan llamativo como para distraerme de mi encomienda- está hablando con una seriedad imponente —Estoy seguro que Enjorlas hará el trabajo mejor de lo que piensan— dice Courfeyrac defendiendo a su amigo.—Si es todo lo que dirán entoces es hora de marcharme— está parado al final de la mesa— el baile comienza a las 7:00 y debo ir a prepararme— mucha suerte amigo— dice Marius para despedirse.
Enjorlas sale decidido de la taberna, sabe perfectamente lo que tiene que hacer y el plan está en su cabeza, no hay manera de que las cosas salgan mal.Una vez en casa su madre lo ayuda a prepararse, el traje está perfectamente planchado, usa un reloj dorado bastante elegante y su cabello está peinado hacia atrás, tiene un mechón en la frente que se resiste a tomar su lugar y rendido lo deja ser libre, como quiera no le interesa mucho como se ve.
Sus botines cafés están lustrados y llevan cordones nuevos, su madre pensó en todo —Es suficiente mamá- se aparta de sus manos inquietas que tratan de poner el cabello en su lugar —Sólo déjame acomodar ese rizo hijo— va caminando detrás de él por su habitación —Desde que eras un bebé has tenido ese pequeño mechón en la frente— se está poniendo sentimental —cada vez que quiero peinarlo vuelve a tu frente— tal vez sea esa la señal para que lo dejes ahí - aleja la mano de Clémence de su frente - ¿Dónde está el antifaz?— sale de la habitación apresurado viendo el reloj 6:45pm, baja las escaleras apresurado y su madre va detrás de él siguiendo sus pasos.
El carruaje está al pie de la entrada esperando —Ven que te acomodo el antifaz- dice su madre en la puerta antes de que se marche. Coloca el antifaz en su rostro y lo acomoda junto con la corbata y cuello de su camisa.
—Bien tengo que irme o se me hará tarde— da la vuelta y camina hacia el carruaje —Diviértete hijo, recuerda que prometiste bailar con al menos una chica— dice Clémence desde la puerta y Enjorlas solo cierra la puerta del carruaje sin decir una palabra.
—Estoy segura que esta noche conocerá a la chica ideal- dice la mujer a su esposo— Probablemente mi amor, yo te conocí en un baile también— dice Léopold con un beso tierno a su esposa.
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Hasta la muerte- Enjolras (Joseph Quinn)
Fanfiction𝓙𝓮 𝓷𝓮 𝓿𝓲𝓿𝓻𝓪𝓲𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓹𝓸𝓾𝓻 𝓽𝓸𝓲 1832 Paris Francia Sus ideales parecían bastante claros. No había manera de que se desviara del objetivo: La revolución y la igualdad de derechos para cada habitante de Francia. ¿O sí?