XII

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—¿Va a responder o no?— Dice Bernardette sosteniendo el cuchillo por delante de ella acercándose a Enjolras que solo está parado inmóvil sin decir una palabra.

Bernardette está frente a él con solo unos centímetros de distancia, su mano izquierda ha tomado la solapa del saco de Enjolras y con su mano derecha amenaza a la garganta tocando apenas la piel del cuello con la punta del cuchillo.
Ambos están viendose a los ojos, con sus pechos respirando agitados.

—Bueno, si no piensa hablar me temo que deberé llamar a los guardias— Bernardette baja la guardia y da media vuelta para dirigirse a la puerta, Enjolras aprovecha la oportunidad y reacciona rápidamente para anteponerse entre la joven y el picaporte.

—Creo que lo mejor sería no llamar la atención de nadie— dice un Enjolras sereno.

—¡Está loco! No puedo creer que venga a irrumpir en mi propia casa y pretenda que no lo entregue a las autoridades— Bernardette está subiendo la voz lo que hace que el escándalo se escuche a través del pasillo alertando a Fabron que ya ha encontrado el estudio.

La joven intenta con todas sus fuerzas mover el cuerpo grande y pesado de Enjolras para poder abrir la puerta pero evidentemente no logra moverlo ni un centímetro.

—Si no se quita ahora mismo de ahí voy a gritar tan fuerte que en dos segundos todos los guardias de esta casa estarán detrás de esa puerta— habla confiada a pesar de tener un poco de miedo, el cuchillo sigue en su mano derecha.

Ha dado unos segundos de oportunidad para que Enjolras se mueva de dónde está y al ver qué no obtuvo la respuesta esperada la joven toma aire suficiente para gritar, al darse cuenta de lo que está por pasar Enjolras se apresura a tapar su boca y con el peso de su cuerpo mueve fácilmente a Bernardette hasta acorralarla en una de las paredes de la habitación.

Con un movimiento rápido Enjolras le arrebata el cuchillo de la mano y ahora es él quien está de frente a una mujer asustada, temblorosa e inmóvil con la punta filosa y helada del cuchillo apuntando directamente en la piel de su pecho.

—Escuche bien lo que le voy a decir, no estoy aquí para hacerle daño, tengo una razón muy importante para estar aquí esta noche y ninguna tiene que ver con usted— la mirada de Bernardette ha cambiado de miedo a confusion —No soy el único hombre que está en su propiedad y no quiero que alguien más le haga daño, así que lo mejor es que guarde silencio, se quede aquí y nos deje hacer nuestro trabajo.
Ahora voy a quitar mi mano de su boca y usted va a guardar silencio, va a seguir haciendo lo que sea que se supone haría en una noche como esta y yo me retiraré como si esto nunca hubiera pasado ¿De acuerdo?— Bernardette asiente con la cabeza y Enjolras retira su mano con delicadeza.
En cuanto se ha visto librada del agarre del joven ha corrido hacia la puerta y con un grito sonoro ha llamado a Rosella.

Enjolras lleno de miedo se ha alterado por el peligro que implica toda la situación y la posibilidad de ser atrapados por su impulso de quedarse a conocer algo más de la chica que ha movido todo en su vida.

—¿Que ha echo?— responde asustado

Bernardette ha caído en cuenta de lo que acaba de hacer, ve el miedo en los ojos de Enjolras y por un momento siente compasión y arrepentimiento.
Pero es demasiado tarde, detrás de la puerta se escuchan los pasos pesados de un guardia y la voz de Rosella llamando a su niña.
Enjolras está buscando una manera de huir o esconderse, Bernardette intenta cerrar la puerta pero sabe que eso no los va a detener.
Al escuchar el picaporte girar por fuera toma un impulso y sin pensarlo mucho toma a Enjolras del saco y con rapidez al mismo tiempo que la puerta se va abriendo estampa un beso en los labios del joven que queda atónito ante tal acción.
Después de unos segundos con los labios suaves de Bernardette en los suyos decide responder al beso y así por un momento sus labios se mueven en sincronía como si se conocieran desde siempre, los movimientos son suaves y placenteros, sus manos parecen tener vida propia y toman con fuerza la cintura de Bernardette atrayendo su cuerpo todavía más cerca del suyo.

—¡Bernardette!— grita sorprendida Rosella acompañada de un guardia confundido que no entiende que es lo que está pasando.

Con una cara de fastidio y poniendo los ojos en blanco el guardia da media vuelta y se retira al saber que todo el alboroto no fue más que una travesura de la joven rebelde y en lo cual no tiene jurisdicción.
Prefiere alejarse de todo ese escándalo y volver a su trabajo.

Enjolras y Bernardette se separan rápidamente asustados por el grito de Rosella y tal cual como unos chiquillos regañados están parados frente a la nana con las miradas al piso y las manos nerviosas detrás de la espalda.

—Bernardette tu sabes que yo te quiero mucho y siempre te apoyo en todas tus ideas ¿Pero esto? Meter un hombre desconocido a tu habitación por la noche es demasiado— Rosella está regañando a ambos jóvenes de espaldas a la puerta.

De pronto Fabron aparece por el pasillo sorprendido y Enjolras con la mirada le indica que salga de ahí lo más rápido que pueda, Bernardette ve a Fabron del otro lado dándose cuenta de que lo que dijo hace unos minutos Enjorlas era verdad, no es el único en la casa y están ahí por motivos desconocidos.
Muy en el fondo creía ferviente que el motivo de la visita de Enjolras era ella y al darse cuenta lo equivocada que estaba sintió un atisbo de decepción.

—Lo mejor es que este joven se vaya antes de que tus padres vuelvan y nos cuelguen de un árbol a ti y a mi, y usted— dirige su mirada a Enjolras —si está interesado en esta jovencita le recomiendo que haga las cosas como se debe y no ande escondiéndose por los rincones, Bernardette es una chica decente y no merece que la meta en problemas solo por unos momentos de diversión—

—Permítame disculparme señorita— habla por fin Enjolras —tiene razón, Bernardette vale la pena y no merece que la meta en este tipo de problemas, le aseguro que no me volverá a ver por aquí, lo que menos quiero es afectarla a ella en su vida—

Bernardette voltea a verlo sorprendida por las palabras que acaba de escuchar y por la decepción de escuchar que no volverá.

Enjolras se dirige a la puerta acompañado de Rosella, voltea la mirada para despedirse de Bernardette con un movimiento suave de cabeza y la joven queda sola por primera vez en medio de la habitación mientras ve como ambos se alejan por el pasillo.

La nana dirige a Enjolras por el camino hacia la puerta trasera donde entran y salen empleados y proveedores.

—Luche por ella— dice Rosella para romper el hielo.

—¿Cómo dijo?— responde Enjolras extrañado por lo que acaba de escuchar.

—Bernardette es una buena chica, su corazón es noble y nunca la había visto entusiasmada por un hombre, ella lo escogió y si lo hizo fue porque vió algo en usted que no ha logrado ver en nadie más— Rosella está parada al pie de la puerta viendo a Enjolras a los ojos.

—Gracias por el consejo— responde con una sonrisa para cruzar por fin la puerta y abandonar el lugar.

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Hasta la muerte- Enjolras (Joseph Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora