VIII

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Bernardette va a toda velocidad en dirección a su hogar, no entiende porqué siempre acaba huyendo del joven ¿Cómo es posible que él sepa tanto de ella y por su parte ella no conoce nada de él? ¿Por qué quiere saber más de él?

Al llegar a las puertas de la mansión ve un carruaje elegante esperando, seguramente debe ser de alguna visita de sus padres.
Sabe que si aparece así estará en problemas. En su círculo social tienen bien establecidas las reglas que una joven dama debe de seguir, ser siempre servicial, nunca hacer escándalo, estar todo el tiempo bien peinada y vestida, sonreír a cada persona que se acerque, nunca responder negativamente a los mandatos de un hombre, bordar,cantar, leer o tocar el piano son los únicos pasatiempos aceptados para ellas, estar siempre en casa y salir solo acompañada por una chaperona.

Por supuesto Bernardette casi nunca seguía al pie de la letra todas las exigencias, siempre encontraba la manera de hacer las cosas a su modo y así es como logró tener un caballo y aprender a montar desde los 9 años, desde luego Ophelié no estaba tan contenta de que su padre hubiera cedido a los ruegos de su hija.
Pierre es un hombre bastante duro y serio pero cuando se trata de sus hijas el corazón se ablanda y solo es necesario un poco de cariños y sobornos para que acceda a cumplir los caprichos de las 3, nada nuevo cuando hablamos de Elise y Lorette que comúnmente sus exigencias constan de vestidos nuevos cada semana, viajes a Londres, joyas importadas y fiestas.
Pero no Bernardette, que siempre pone en aprietos a Pierre al intentar darle gusto, ir a la escuela para hombres (no lo logró, el acuerdo máximo fue tener una tutora para aprender lo básico), usar ropa cómoda y pantalones (tampoco lo logró, solo consiguió eliminar el uso obligatorio de corsets), un caballo para montar (consiguió el animal pero el acuerdo era montar solo dentro de la mansión, después de algunos años aprendió a escapar y hasta ahora es algo que no han podido quitarle), evitar toda fiesta y reunión en sociedad para conseguir marido ( sigue intentando convencer a su padre pero definitivamente Ophelié no va a ceder en esto nunca).

Esta rodeando la mansión tratando de no hacer ruido para no advertir a nadie adentro que está ahí.
Al llegar a la puerta de la cocina se topa de frente con Rosella nana de las 3 chicas — ¡Bernardette! ¿Dónde te habías metido? — pregunta tomándola del brazo mientras la saca de la cocina —Dando un pequeño paseo por el bosque— contesta divertida mientras le sigue el camino —Tus padres te van a matar, en el salón está el ministro Granger con su hijo, llevan horas esperando que aparezcas— está dándole los pormenores de lo que sucedió en su ausencia mientras se dirigen a su habitación —¡No me interesa! Ya le había dicho a mamá que no quiero conocer a ese tipo, no voy a bajar— está de brazos cruzados sentada en su cama viendo como Rosella saca un vestido elegante color rosa del armario— No tienes opción, si no bajas en 10 minutos nos mataran a las dos y yo soy muy joven para morir— Bernardette rueda los ojos y se levanta sin muchas ganas, estima demasiado a Rosella que es su mejor amiga además de Sylvie, no podría perdonarse que por su culpa Rosella tuviera consecuencias en su trabajo.

Después de unos minutos está lista, no queda rastro de la chica de hace unas horas. Su cabello está peinado meticulosamente en una media coleta con rizos y adornada con un listón a tono del vestido, Rosella la ha maquillado con tonos neutros y sus labios llevan un color rojizo natural, sus ojos resaltan a través de las sombras y pestañas rizadas.
Bernardette es una chica hermosa nadie tiene dudas de eso y si no fuera por su actitud seguramente ya estaría casada desde hace tiempo, desde que era una niña todos a su alrededor suponían que sería la chica más solicitada en cuanto tuviera edad casadera.

Está parada detras de la gran puerta de madera que divide el pasillo de entrada y el gran salón, puede escuchar del otro lado las voces de todos, su padre habla de nuevos negocios en Londres, inversiones y sociedades conformadas con el ministro, sus hermanas están tocando el piano y su madre pregunta al joven cuáles son sus pasatiempos, Bernardette sabe que está entrevistandolo prácticamente para aceptarlo como yerno.
—¿Que haces aquí? ¡Ya deberías estar adentro!— Rosella la empuja contra la puerta y esta se abre estrepitosamente llamando la atención de todos los presentes que voltean a verla fijamente.
—Buenas noches— Saluda Bernardette mientras entra a paso veloz al salón y se sienta al costado de su madre.
—Por fin llegas hija— dice Pierre con una sonrisa —Una disculpa, perdí el tiempo en la tienda de vestidos— está mintiendo obviamente, su madre la ve fijamente dejando claro que no se traga sus inventos.
—Granger ha venido a cenar con nosotros y vino acompañado de su hijo Mathieu— su madre los presenta y Bernardette saluda con una sonrisa, Mathieu se levanta de su asiento y toma cálidamente la mano de Bernardette saludándola con un beso húmedo, el chico es atractivo, eso no se puede negar, Bernardette no es ciega y sabe reconocerlo, pero eso no es suficiente para ganar su interés, con un movimiento brusco retira su mano y limpia el dorso con su vestido.
Mathieu se da cuenta de la acción y solo puede sonreír ante la actitud de la chica.

Toma asiento de nuevo y su madre no puede hacer otra cosa más que hablar de lo exitoso y buena persona que es.
Mathieu es parte del ejército de Francia, pronto subirá de puesto a general y estará a cargo de las tropas de París, lo que le da poder y liderazgo en la sociedad parisina, además de un gran sueldo, suficiente para mantener el estilo de vida que Bernardette ha llevado desde que nació, prácticamente es el partido perfecto y todos están de acuerdo excepto ella.
No hay poder humano que la convenza de casarse con él o con cualquier hombre.

Mientras la cena está lista continúan con la conversación centrada en Mathieu y sus múltiples batallas ganadas y la lealtad al rey que tiene. Ophelié se deshace en halagos para él tratando de convencer a Bernardette de aceptar el cortejo evidente de su parte.
Cosa que no funciona para nada, Bernardette está aburrida de escuchar las palabras de su madre y su mente ha empezado a divagar hasta llegar al momento en el bosque, la escena pasa por su mente, repasando el rostro de Enjorlas, con sus cejas pobladas, unos ojos enormes color café y pestañas rizadas, su nariz prominente y unos labios rojos y carnosos.
Sus pensamientos se mueven al primer encuentro que tuvieron en el baile y las sensaciones que Bernardette no había experimentado antes, esa noche después del baile con Enjorlas no supo que hacer más que salir huyendo del lugar.
Sylvie la siguió inmediatamente, quería saber cada detalle de lo que había pasado en la pista, pero Bernardette no sabía que decir.
—Cuentame que pasó ahí ¡Es la primera vez que te veo bailar con un hombre!— Sylvie estaba dispuesta a sacarle toda la información —No pasó nada, solo fue un tonto baile— ambas estaban sentadas al pie de la fuente en el patio trasero de la mansión —No parecía ser un tonto baile, yo lo vi y no podían quitarse la mirada— Está emocionada de la posibilidad de que su amiga esté enamorada, desde que se conocen Sylvie ha soñado con vivir una historia de amor romántica como en los libros, para su mala suerte el mundo de las citas no ha sido exitoso para ella, al ser una de las pocas personas además de su familia que tiene cabello rojo, piel extremadamente blanca y pecas por todo el rostro, la hace un ser extraño para los demás habitantes de la ciudad, lo que se traduce en pocos hombres interesados en ella y los que se acercan es más por curiosidad que otra cosa.
Además de que en realidad ella no pertenece a una familia de alcurnia cómo su mejor amiga, es más bien de clase media pero eso no fue impedimento para que Bernardette la adoptara cómo mejor amiga desde el día que se encontraron en un jardín cuando eran niñas, desde entonces Sylvie ha estado en cada uno de los bailes de la familia Montparnasse, dando ánimos y apoyo a Bernardette para sobrellevar todo el asunto.

—Eso no es verdad, solo intentaba descubrir quién estaba detrás del antifaz— Bernardette está intentado negar lo evidente —Pues él te veía con mucha insistencia, estoy segura de que le atraes—Puede tomar asiento con todos los demás que han intentado cortejarme, porque nunca pasará nada más— Está jugando pensativa con el agua fría de la fuente —Ya dime qué pasó, si sabes que soy tu mejor amiga ¿No? Puedes contarme todo y yo jamás te voy a juzgar— Sylvie a tomado ambas manos de Bernardette para darle soporte y confianza de que exprese lo que piensa —No sé, eso es lo que pasa, no sé que sucedió allá adentro, nunca había sentido algo así y me da miedo ¿Feliz?— la ve a los ojos —Mi corazón latía rápido, sentía que no podía respirar bien y su mano en mi cintura me causó escalofríos, me hacía sentir cómoda el calor que salía de su cuerpo, no podía concentrarme en nada más que en él y el baile fue demasiado corto, cuando todo termino quería quedarme ahí ¿Sylvie, me voy a morir? Estoy segura que estos son síntomas de una enfermedad mortal— la incertidumbre se ve en su rostro y Sylvie observa divertida— No seas tonta, no te vas a morir, lo que sentiste fue amor— le dice emocionada -—Eso es imposible— Bernardette se levanta de la fuente y comienza a caminar —Yo no puedo estar enamorada y mucho menos de un tipo que no he visto nunca.

—¡Bernardette!— grita su madre sacándola de sus pensamientos —es hora de la cena vamos— la chica ha vuelto a la realidad y todos están parados esperando que los siga hacia el comedor.

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Hasta la muerte- Enjolras (Joseph Quinn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora