🎀Capítulo 21🎀

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Savona, Italia

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Savona, Italia

Monastero di Millesimo

Ristorante Il Monastero

Amorina fue ayudada por Massimiliano para bajar del auto y ella se quedó sorprendida por la bonita fachada del lugar.

—¿Cómo encontraste este lugar? Es precioso.

—Lo conozco por mis padres, solían venir a este lugar —le dijo tomando su mano para caminar hacia el restaurante.

—¿Le preguntaste a tu mamá?

—Sí —rio y entraron al lugar para ser recibidos por el encargado.

El señor los condujo hacia la mesa que estaba reservada y se sentaron para esperar a que los atendieran. Transcurrido el tiempo en donde cenaron y comieron el postre, hicieron una pequeña sobremesa y fue ahí cuando Massimiliano le propuso un compromiso.

—¿Un compromiso? ¿Lo decís en serio? —Abrió más los ojos.

—Sí, muy en serio, no veo por qué esperar. Tenemos una textilería juntos, nos llevamos muy bien, gustamos el uno del otro e incluso estamos saliendo a pesar de que nadie excepto mis padres, Marsella y Beatrice lo saben.

—Mi familia sabe algo porque a veces me comunico con ellos y no dudo que los demás alrededor nuestro lo intuyen también.

—Entonces, sabiendo todo eso, no creo que sería un problema comprometernos. ¿O tienes miedo? —le preguntó con gracia en su voz.

—Miedo no tengo, solo me pareció rápido, pero entiendo que es verdad lo que acabas de decirme. Mi problema es otro, no mi familia, ni la tuya.

—Sé a lo que te refieres, pero no podemos estar esperando a que se vaya para hacer lo que queremos, Amorina.

—Lo entiendo, pero sabes bien cómo es la baronesa.

—Lo sé, pero no quiero esperar a que desista y se vaya, ¿y si nunca se va? ¿Y si decide instalarse aquí? ¿Tenemos que esperar a que se le ocurra volver a su país? ¿No crees que es un disparate estar esperando para que se vaya? Podemos terminar esperando por años. ¿A no ser que quieras comprometerte en secreto y casarte de igual modo?

—No, la verdad que así no me gustaría —negó con la cabeza.

—Entonces se va a tener que aguantar lo que decidamos hacer, ella me tiene sin cuidado y tú deberías hacer lo mismo.

—Entiendo tu punto, pero de todas maneras me gustaría esperar un poco más.

—Amorina, ¿le tienes miedo?

—Son de esa clase de mujeres que les tenés respeto para no meterte con ella. Eso es todo.

—Ya veo —asintió con la cabeza el marqués—. Amor, está nevando otra vez —miró por la ventana—, ¿qué te parece si regresamos?

Las Camelias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora