CAPÍTULO TREINTA

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Era el segundo día en que estaba mi prima Emma en mi casa, y también el último. Se iba esa noche, justo después de cenar. O en teoría era cuando se tenía que ir.

Me levanté casi a las doce del mediodía. Cuando me levanté y fui a la cocina y ya estaban las dos allí. Ellas ya hacía horas que habían desayunado, se habían vestido, incluso habían tenido tiempo de contarse toda la vida, aunque ya se las supiesen. No estaban muy contentas, habían estado las dos hablando de mí y se notaba mucho.

"Buenos días, dormilona." Dijo mi prima intentando no rayarse.

No le contesté. Tenía cara de sueño y no sabía ni porque me había levantado de la cama, no quería estar allí, despierta.

"Emma y yo hemos quedado que en una hora o dos se va a ir." Dijo mi madre. "Ha venido a verte, pero parece que te dé igual que esté aquí o no. Como ve que te da igual se va a ir."

Estaba comiendo unas galletas, dándole la espalda a las dos mientras me hablaban. Me daba igual, pero tenía que contestar.

"Vale." Dije supertranquila subiendo las escaleras con una galleta en la boca.

"¿Cómo que vale?" Se enfadó mi madre.

Se acercó a las escaleras.

"No hace falta, no vale la pena." Le cortó mi prima cogiéndole del brazo para que no subiera.

Continué subiendo las escaleras hasta llegar a mi habitación. Mi madre continuó hablando, pero no la escuché. No estaba para nada contenta. Cerré la puerta de mi habitación, no quería escuchar a mi madre criticarme, cogí mi móvil y volví a tumbarme en la cama.

No le hacía gracia que me diese igual, pero a mí no me cambiaba nada si se iba en ese momento o esa noche, no tenía ganas de estar con ellas y ya está. Yo prefería estar en mi cama, en el móvil y haciendo el vago. Eran vacaciones de verano, tenía tres meses para hablar con ella y hacer otras cosas.

No era que no me cayera bien mi prima ni nada de eso, solo que en ese momento no tenía ganas de estar con ella. Solo quería estar sola, que las dos me dejaran en paz y que no se quejaran de cada cosa que hiciera.

Después de un rato las escuché hablando, mi prima Emma de verdad se iba. Emma entró a mi habitación para hacer su maleta.

"Lo siento, tengo que hacerme la maleta." Dijo entrando en mi habitación.

"Tranquila, ya estaba bajando a la cocina a buscar algo." Contesté.

Ella estaba haciendo su maleta en mi habitación cuando bajé a la cocina para dejarla tranquila un rato mientras terminaba de recoger y guardar sus cosas. No tenía muchas ganas de que empezara una conversación, por eso me fui.

"Mamá, ¿puedo quedar con unos amigos un rato?" Le pregunté a mi madre mientras abría la puerta de la nevera.

Cuando decía amigos, obviamente me refería a Blake. Casi se me había escapado su nombre, pero me había salvado.

"¿Tú crees que debería dejarte salir ahora, después de todo? Ahora se va a ir tu prima, ve a despedirte de ella al menos." Me contestó mi madre.

Yo no quería despedirme de mi prima, solo quería que se fuera. Yo quería ir a ver a Blake, quería salir de casa.

"¿Pero mamá, por qué no? ¿Por qué nunca me dejas?" Le pregunté enfadada.

"Hija, te he dicho que no. No quiero saber más."

Subí a mi habitación enfadada. Emma estaba cerrando su maleta. Salté en mi cama y cogí mi móvil, me puse debajo de la manta y me enfadé.

Emma lo vio por mi forma de entrar en la habitación que estaba enfadada. En realidad, desde que había llegado el día antes que yo ya estaba así. A ella le sabía mal que yo estuviera así, pero ella no podía hacer nada.

Se sentó a mi lado en la cama.

"Dentro de poco me voy, por si quieres hablar o contarme alguna cosa." Me dijo viendo que necesitaba hablar.

"Tranquila, no te preocupes." Le contesté sin bajar la mirada del móvil.

"Bueno, vale." Dijo levantándose.

Le hacía pena, ella me quería ayudar. Además, había venido a verme y yo la había tratado de esa forma.

Cogió su maleta y bajó al comedor con mi madre. Las escuché hablar un rato, pero no sé de qué.

Escuché pasos que subían a mi habitación, eran las dos. Mi prima se iba a ir. Yo no quería hablarles, deje el móvil sin hacer ruido y me hice la dormida.

"Hija, que tu prima se va." Dijo mi madre abriendo la puerta de la habitación.

Al verme dormida empezaron a susurrar.

"Espera que la levanto, que se despida de ti al menos." Le dijo a mi prima acercándose a mi cama.

"Tranquila, que no pasa nada, déjala dormir." Le dijo mi prima. "No hace falta, que no pasa nada de verdad. Si necesita dormir que duerma."

Era tan buena mi prima. En realidad no la merecía. Ella perfectamente sabía que lo estaba fingiendo, hacía unos minutos que habíamos hablado y ella no era tonta, no era tan mayor que yo.

Mi madre se decepcionó. Cerraron mi puerta y me dejaron dormir.

Escuché la puerta de casa abrirse, Emma se iba. Me puse a la mitad de las escaleras para observarlas de allí sin que me vieran. Mi madre le dio un beso y la acompañó a poner su maleta en el maletero de su coche.

"Buen viaje, que te vaya bien cielo." Se despidió mi madre.

"Gracias." Le respondió.

"Llámame cuando llegues a casa, para que sepa que estás bien."

"Lo haré, gracias."

Y mi prima se fue.

Mi madre cerró la puerta y ya no sabía qué hacer con su vida. Se le veía vacía, como si algo le faltara. Miro el comedor y el salón, estaba vacío y ella no sabía qué hacer. La miré un rato mientras se sentaba y encendía la tele.

"Ay, ¿Emma ya se ha ido?" Le pregunté bajando las escaleras, fingiendo la voz como si acabara de hacer una siesta de cuatro horas.

"Sí, no hace mucho." Me respondió.

No sabía que contestarle, di la vuelta y volví a mi habitación. Volví a mi cama con el móvil, como siempre hacía, nunca me cansaba.

[...]

Ya por la noche no quería dormir. No estaba cansada y tampoco tenía ganas.

Blake <3: Tengo una cosa que pedirte y quiero que vengas.

¿Qué? ¿Qué quería? ¿Y dónde quería que fuera?

ENAMORADA DEL VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora