CAPÍTULO TREINTA Y DOS

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Eran casi las siete de la mañana, tenía que volver a casa. Estaba muy borracha y apenas podía sostenerme, pero logré abrir la puerta. Había hecho mucho ruido intentando meter la llave y abrir la puerta, solo esperaba que mi madre no me hubiera oído.

Abrí la puerta de casa y allí estaba mi madre, sentada en el sofá esperándome. Ella perfectamente sabía que me había ido.

Me empezó a gritar, era normal. Ya era la segunda vez que me escapaba de casa, pero además esa vez había salido de fiesta y no había vuelto a casa en buenas condiciones.

"Lo siento mamá, estoy muy cansada, hablamos mañana." Le dije intentando aguantarme de las paredes para no caerme.

Ella siguió hablando, pero para mí todo estaba borroso. Yo solo intentaba esforzarme para poder subir las escaleras e ir a mi habitación. Llegué a mi habitación, me quité los zapatos y me cambié. No tenía fuerza, energía ni ganas de desmaquillarme.

Me tumbé en la cama y escuché a mi madre. Todavía estaba en el sofá, estaba llorando. No sé cuánto tiempo pasó hasta que me dormí, pero no fue mucho tiempo, y todo el tiempo escuché a mi madre llorando.

[...]

Cuando me levanté fui rápido a desmaquillarme, no quería ya dar mala impresión cuando me veía después de lo que había pasado.

Bajé al comedor y mi madre estaba bebiendo un café. Tenía la cabeza apoyada a la cabeza, parecía que ella tuviese más resaca de la que yo tenía.

"Buenos días, mamá." Le dije para no empezar la conversación mal.

"Buenos días." Me dijo cansada, sin mover la mano de su cabeza.

Bebió su taza mientras miraba al otro lado de la cocina, esperando a que yo dijera la primera palabra.

Me destrozo ver a mi madre como estaba. Ella estaba destrozada, y todo había sido mi culpa. Desde que estaba con Blake ya no hablaba con ella y eso no era justo. Ella sabía que a mí me gustaba y que estaba enamorada, ¿por qué no le conté nada? ¿Por qué deje que una tontería nos separara tanto?

Tampoco era como si me hubiese drogado toda esa semana. Estaba enamorada y estaba, pues, haciendo cosas normales de mi edad, estando enamorada. No había hecho nada ilegal y no era justo para mi madre, ella no había hecho nada malo para que yo la tratara de esas formas. Mi madre era y sigue siendo mi persona especial, no podía perderla por no estar bien con otras personas.

Me sentía muy mal, y no quería seguir así.

Me senté con ella y le dije que tenía que hablar con ella, y esta vez quería decirle la verdad. Empecé pidiendo perdón, por cómo había estado con ella, como la había tratado, por mi comportamiento y por Emma.

Le conté absolutamente todo. Le expliqué cada cosa que había pasado en el hotel, con Blake y con Luke. Le conté lo de las burbujas, cuando llegamos tarde, lo guapo que era, la noche en que fuimos a la sala de juegos... Le conté la verdadera historia de la pulsera que llevaba y le enseñé el collar y el peluche que estaba en mi cama. Le conté que estaba enamorada, cosa que ella ya sabía, pero que ese momento era de verdad. Y los dos lo estábamos, ya no era una cosa de yo sola.

Esa conversación me hizo sentir como estábamos antes. Con toda la ilusión del mundo le explicaba cada detalle, y ella prestaba atención a cada cosa que le decía.

También le conté sobre la noche del cine y la fiesta de la noche anterior.

Ella no se tomó nada mal, ya estábamos bien y con eso tuve suerte. Solo con contarle la verdad ya se veía que había cambiado, volvíamos a estar bien, las dos.

Ella no pensó que Blake iba a ser tan mala influencia. Nos reímos un rato de eso.

"Cuidado con ese cariño porque es un chico malo." Me dijo riéndose.

Ella estaba bien con todo eso, no tenía ningún problema. Al contrario, ella estaba contenta por mí. Hacía ya seis años que todo el día escuchaba de Blake, que Blake esto, que Blake aquello. Ella se alegraba por mí.

Solo quería que le contara las cosas. Que le pidiera cuando quería salir y donde quería salir. Ella quería saber si estaba mal o me pasaba cualquier cosa.

Tuvimos una larga conversación que terminó hablando sobre las drogas y esas cosas. Me avisó de cosas que me podrían pasar, y de que no me acercara demasiado a gente así.

"Ya lo sé mamá, tranquila." Le dije.

No era la primera vez que me hablaba del tema, yo ya lo sabía. No era una niña de tres años y tampoco era la primera vez que iba a descubrir el mundo.

"Y que, ¿ya lo habéis hecho?" Me preguntó muy segura.

"¡Mamá!" Le dije poniéndome muy roja.

Ojalá, pensaba.

Me empezó a volver a hablar del tema, de que cuando pasara usara protección, bla-bla-bla. La misma historia de siempre.

"Pero mama que no me estoy casando ni nada, ya lo sé todo esto tranquila."

No paraba de avisarme y explicarme cosas que ya sabía. Pero ella tenía miedo y lo hacía por mí, y lo entendía perfectamente. Ella también había tenido mi edad y solo quería que no me pasara nada. Era mi madre y solo quería protegerme.

Sobre el tema de Luke, también le había contado todo. Por fin podía contarle. Le conté lo que me había dicho, la discusión que habíamos tenido y lo distanciados que habíamos estado.

"Obviamente que está celoso, pero no lo ves." No paraba de decirme.

Y la verdad es que no, no le veía.

"Pero hija, no podéis estar así después de tantos años. Os conocéis desde que tenéis tres años y lleváis toda la vida siendo mejores amigos. No puede ser que todo esto acabe así por esta tontería." Ella tenía toda la razón. "No puedes dejar esto así, tienes que ir a hablarle y arreglar las cosas."

Ella tenía razón, tenía que ir a hablar con él.

ENAMORADA DEL VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora