CAPÍTULO CUARENTA

926 25 7
                                    

Una semana después tuvimos su funeral. Habían pasado unos días duros y lo habíamos pasado todos muy mal. También había conectado mucho con su familia. Había pasado algún día con ellos, como si fuese su hija.

Mi madre me ayudaba para levantarme de la cama y comer. No quería hacer nada, solo quería llorar y dormir. No podía ni salir de la cama, siempre abrazando al peluche rosa que me había ganado.

Mientras me vestía me rompí a llorar cuando me puse los últimos accesorios antes de irme. La cadena con su inicial y la pulsera de flores. Se me rompió el corazón al ponerlos porque me recordaban a él. Todas las cosas me recordaban y me hacían pensar en él. Aunque fuesen dos pequeños detalles, tenían mucho valor para mí, me acordaba de los buenos tiempos que había pasado con él, aunque no habían sido muchos. Habíamos estado juntos casi dos meses. No había pasado mucho tiempo, pero en ese momento que pasamos juntos pasaron muchas cosas. En ese periodo de tiempo nos quisimos y nos cuidábamos, y cada día un poquito más.

Blake había sido mi único y primer amor, y había sido muy bonito. Había pasado años solo fijándome en él, todo era Blake y solo Blake. Nunca me fijaba en otras personas, porque desde el principio quería que fuese él. Quería que fuese la persona especial, mi persona especial, con quien pasaría momentos y recuerdos inolvidables. Con quien quería pasar todo el tiempo posible, pero así no pudo ser.

Yo seguía sintiéndome culpable, porque era la verdad, era la culpable. La razón por la que había cogido su coche desde un principio había sido yo. A mí ya me daba igual si había sido Luke el que me había besado o no. Había sido yo quien lo había enfadado. Ese sentimiento de culpa no se me quitaba, y lo sigo llevando conmigo a día de hoy. Nadie sabía por qué había cogido el coche, pero nadie tampoco le dio importancia. Era normal que nadie se preguntara porque había cogido su coche, siempre iba en coche. Eso para nadie fue un problema. Solo para Luke y yo, los dos sabíamos perfectamente por qué había cogido su coche. Teníamos que guardarlo como secreto, más que nada porque tampoco servía de nada contarle a alguien. Pasara lo que pasara, íbamos a seguir sintiéndonos responsables por su fallecimiento. Si le hubiéramos dicho a su madre, no sabíamos cómo hubiese reaccionado, y no queríamos que en el fondo nos odiase ni tuviese nada en nuestra contra. Nosotros ya nos odiábamos a nosotros mismos, no necesitábamos a nadie más que lo hiciera.

En el funeral, hubo muchas personas. Todo fue muy bonito. Había todo el equipo de fútbol allí, algunos conocidos, familia, amigos... También estaba Mia, pero me dio igual. En realidad me alegraba que estuviera allí. Me alegré de ver a toda la gente que lo quería y le importaba.

La mayoría del equipo de fútbol me abrazó, algunos ya lo sabían y otros se enteraron en aquel momento.

Hubo una gran ceremonia y varios discursos. Sus padres y yo no quisimos hacer ningún discurso, no podíamos hablar. Escuchando la reflexión que hacían sus amigos, sonreímos, reímos y también lloramos mucho. Cada persona que hablaba decía alguna anécdota que tenía con él graciosa, algo que nos pareció muy bonito. Los jugadores del fútbol habían rediseñado la camiseta del equipo de fútbol. Todos llevaban el número 11 en sus camisetas con sus nombres, que llevaron en el funeral. El número 11 era el número que llevaba en su equipo, que también es mi número favorito. Josh me dio una camiseta igual a la que ellos llevaban que habían hecho por mí.

Después de la ceremonia y la gente que había querido hablar, la gente iba hablando entre ellos. Hablaban con su familia, todos sentían la pérdida. Yo estaba al lado de su madre todo el rato, no nos despegamos en todo ese día. Nos sentíamos protegidas juntas. Venía a hablarnos gente y a abrazarnos, cuando de golpe alguien me tocó la espalda para que me girara.

"¿Eras su novia, verdad?" Me pregunto Mia con lágrimas cayendo.

"Sí." Le contesté sin saber qué responder ni por qué había venido a hablar conmigo.

Sabía que ella me odiaba, me había visto con él en la fiesta de Josh. Sabía perfectamente quién era.

Sonrió y me abrazó muy fuerte. No me lo esperaba, nunca había pensado que Mia Fox tuviera el corazón de abrazarme. Pero a mí me dio igual que fuese su ex o que me hubiese criticado en algún momento. Al fondo las dos éramos iguales, las dos conocíamos al verdadero Blake y su lado cariñoso que se preocupaba por la gente que de verdad quería. A ninguna de las dos nos importaba el odio que sentíamos, estábamos unidas por él.

Por más que intentaba no podía parar de llorar y pensar. Todo había sido mi culpa, y no podía parar de pensar en ello. La culpa me consumía hasta el punto en que me destroce por completo. Lo pasé muy mal, de verdad lo quería.

Al menos tenía a mi mejor amigo. No nos culpamos por nada y olvidamos rápido lo que había pasado. Luke ya había pensado las cosas y se había arrepentido por lo que había hecho. Nunca más me volvió a decir que me quería, ni lo demostró en ningún momento. Seguimos estando como habíamos estado siempre, aunque creo que más unidos y todo. Había perdido a su hermano, y eso le hizo mucho daño. Nos necesitábamos el uno al otro, no podíamos volver a distanciarnos en aquel momento.

No podía parar de pensar en él y todo lo que había hecho por mí. Había cambiado, yo lo había cambiado a ser mejor persona. No le había podido decir cuánto lo quería, pero él a mí sí. Las últimas palabras que me habían dicho habían sido "te quiero", y no iba a olvidar esas palabras nunca.

El ataúd estaba abierto, las personas que querían ir a despedirse podían. Poco a poco quien quería ir subía al pequeño escenario que había allí y le decía sus últimas palabras. Yo también quería. Sabía que me iba a costar, pero quería verlo por última vez. Le di un último beso en los labios y le susurré al oído.

"Yo también te quiero."

ENAMORADA DEL VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora